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1295© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos AORTA NORMAL, 1295 Anatomía y fisiología, 1295 Evaluación de la aorta, 1295 ANEURISMAS AÓRTICOS, 1296 Aneurismas de la aorta abdominal, 1296 Aneurismas de la aorta torácica, 1300 DISECCIÓN DE LA AORTA, 1307 Manifestaciones clínicas, 1310 Técnicas diagnósticas, 1312 Algoritmos de evaluación y tratamiento, 1314 Tratamiento a largo plazo y seguimiento, 1318 VARIANTES DE LA DISECCIÓN DE LA AORTA, 1321 Hematoma intramural aórtico, 1321 Úlcera aórtica penetrante ateroesclerótica, 1322 SÍNDROMES DE AORTOARTERITIS, 1323 Infecciones bacterianas de la aorta, 1323 TUMORES PRIMARIOS DE LA AORTA, 1324 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1324 BIBLIOGRAFÍA, 1324 DIRECTRICES, 1325 63 Enfermedades de la aorta ALAN C. BRAVERMAN Y MARC SCHERMERHORN AORTA NORMAL Anatomía y fisiología La aorta, la arteria más grande del organismo, tiene un componente torácico y otro abdominal (fig. 63-1). La aorta torácica se divide en los segmentos ascendente, cayado y descendente, y la aorta abdominal, en la porción suprarrenal e infrarrenal. La aorta ascendente tiene dos partes distintas. El cayado de la aorta comienza en la válvula aórtica y se extiende hasta la unión sinotubular. El cayado de la aorta da soporte a las bases de las valvas de la válvula aórtica, que protruyen en los senos de Valsalva durante la sístole. Las arterias coronarias derecha e izquierda nacen de los senos de Valsalva. La porción superior de la aorta ascendente comienza en la unión sinotubular y se eleva hasta unirse al cayado. La porción proximal de la aorta ascendente se encuentra en la cavidad pericárdica, anterior a la bifurcación de la arteria pulmonar. El arco aórtico da lugar a las arterias innominada, carótida común izquierda y subclavia izquierda. La aorta torácica descendente da comienzo distalmente a la arteria subclavia izquierda. El ligamento arterioso marca el punto en el cual el cayado se une a la aorta descendente, denominado istmo de la aorta. El istmo de la aorta es vulnerable al traumatismo por fuerzas de desaceleración porque esta zona marca la transición entre la aorta ascendente y el cayado móviles, y la aorta descendente, anclada relativamente en la caja torácica. La aorta descendente da origen a las arterias intercostales posteriores emparejadas en múltiples niveles de la columna. Distalmente la aorta torácica atraviesa el diafragma, convirtiéndose en la aorta abdominal. De la aorta abdominal nace la arteria celíaca y la arteria mesentérica superior anteriormente, seguidas de los orígenes típicamente posterolaterales de las arterias renales izquierda y derecha anterolateral. Esta parte de la aorta se denomina segmento suprarrenal o visceral. La aorta infrarrenal dis- curre por delante de la columna lumbar, donde nacen ramas pares de la arteria lumbar posteriormente. La aorta termina bifurcándose en las arterias ilíacas comunes. Estructura microscópica. La pared de la aorta se compone de tres capas, íntima, túnica media y túnica adventicia (fig. 63-2) (v. capítulo 44). La lámina elástica interna separa la íntima, revestida por células epiteliales, de la media. La media tiene capas concéntricas de fibras elásticas alternando con células de músculo liso (CML) vascular. Cada capa de elastina y CML constituye una «unidad laminar». La media da a la aorta su resistencia circunferencial (elasticidad), que soporta la tensión hemodinámica. La lámina elástica externa delinea la porción abluminal de la media respecto a la adventicia. La adventicia contiene fibras de colágeno, fibroblastos, nervios y vasos propios (vasa vasorum). Las fibras de colágeno de la adventicia determinan en última instancia la fuerza de tensión de la pared aórtica. La aorta ascendente contiene aproximadamente 55-60 láminas elásticas, con un descenso gradual del número de estas en dirección descendente hasta contar con unas 26 en la bifurcación. El oxígeno y los nutrientes llegan a la pared aórtica por difusión simple desde la luz, al menos en los segmentos de la aorta que contienen hasta 39 láminas elásticas aproximadamente. En los segmentos proximales de la aorta, los vasos propios aportan nutrientes adicionales al tercio externo de la media de la aorta torácica. La aorta infrarrenal normalmente carece de suministro vascular independiente. La distensibilidad de la pared aórtica en condiciones normales resulta de la extensión reversible de las unidades de láminas elásticas en la media. Con niveles de distensión mecánica que superan la capacidad de extensión de las fibras elásticas de la media la fuerza de tensión aórtica pasa a depender de la red de fibras colágenas de la media y adventicia. Aunque no es funcionalmente significativo en circunstancias normales ni en la hipertensión sistémica, la dependencia del colágeno de la adventicia para acomodar una mayor fuerza hemodinámica contribuye a los aneurismas de la aorta abdominal (AAA), en los cuales la tensión de la pared en el segmento dilatado puede superar en varios órdenes de magnitud a la presente en una aorta normal. En los AAA, las fibras de colágeno se reorganizan para acomodar grados mayores de fuerza de tensión. Fisiología La aorta como conducto elástico transmite la presión arterial (PA) pul- sátil a todos los puntos del árbol arterial. Las propiedades biomecánicas de la aorta, incluida su resistencia a la deformación cíclica, derivan de la elastina y el colágeno de la media y adventicia. La relación entre presión y diámetro de la pared aórtica es no lineal; se pone de manifiesto un componente más distensible con presiones más bajas y un componente más rígido con presiones más altas, y la transición de distensible a rígido tiene lugar con presiones superiores a 80 mmHg. La curva de presión-diámetro de la aorta va siendo menos pronuncia- da según avanza la edad (es decir, la aorta se hace más rígida y aumenta su diámetro). El diámetro aórtico suele ser menor de 40 mm en la raíz y más pequeño distalmente. Los diámetros de la aorta dependen de la edad, el sexo, el tamaño corporal y la PA, y aumentan en tamaño en 0,9 mm en los hombres y 0,7 mm en las mujeres por década.1 Evaluación de la aorta En algunos individuos no obesos es posible palpar la aorta en la región abdominal media. La bifurcación tiene lugar típicamente a nivel del ombligo y del cuerpo de la cuarta vértebra lumbar (L4). La radiografía simple no es sensible para evaluar la aorta torácica y abdominal, pero se obtienen muchos más detalles diagnósticos de la aorta con eco- grafía (incluido el ecocardiograma), tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) y, con menos frecuencia, aortografía. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1296 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII ANEURISMAS AÓRTICOS El término aneurisma aórtico hace referencia a un segmento pato- lógico de dilatación de la aorta que se expande y puede romperse con el tiempo. Un criterio de dilatación aórtica anómala es un aumento de diámetro de al menos un 50% de lo esperado para el mismo seg- mento aórtico en personas de la misma edad y el mismo sexo no afec- tadas.2 Los aneurismas aórticos quedan descritos por su tamaño, su localización, su morfología y su causa. Pueden ser fusiformes o bien saculares. Los aneurismas fusiformes, el tipo más frecuente, están di- latados simétricamente con afectación de toda la circunferencia aór- tica. Los aneurismas saculares muestran, en cambio, una protuberancia focal. Estas lesiones representan los aneurismas «auténticos», con una pared aórtica intacta, aunque dilatada que contiene todas las ca- pas. Por el contrario, en los seudoaneurismas (aneurismas«falsos») ha tenido lugar una hemorragia en la pared aórtica y ha resultado en un hematoma periaórtico contenido en continuidad con la luz del vaso. Los seudoaneurismas pueden resultar de traumatismos o ro- turas contenidas de un aneurisma, disecciones o úlceras aórticas pe- netrantes. Aneurismas de la aorta abdominal Los AAA se definen como aorta abdominal mayor de 3 cm de diámetro.3 Aparecen en el 3-9% de los hombres mayores de 50 años y son el tipo más frecuente de aneurismas aórticos. La mayoría de los AAA (> 80%) nacen de la aorta infrarrenal (fig. e63-1), pero hasta el 10% afectan a la aorta pararrenal o visceral y pueden extenderse al segmento toracoabdominal. Los AAA son unas cinco veces más prevalentes en hombres que en mujeres y se asocian enormemente con la edad: la mayoría tiene lugar en mayores de 60 años.4 Los AAA también se asocian sobremanera con fumar cigarrillos; los fumadores actuales y previos tienen cinco veces más riesgo que los no fumadores. Otros factores de riesgo son enfisema, hipertensión e hiperlipidemia. Hasta el 20% de los pacientes con AAA refieren antecedentes familiares de AAA, lo que apunta a un componente hereditario. Patogenia La formación de AAA se asocia con inflamación crónica de la pared aórtica, expresión local de proteinasas aumentada, y degradación de las proteínas del tejido conjuntivo estructural (fig. 63-3). La dilatación y la rotura aneurismática provocan el fallo mecánico de la elastina de la media y el colágeno de la adventicia. A menudo hay célu- las inflamatorias infiltrando la pared aórtica. Los pacientes con «AAA inflamatorios» pueden mostrar que este proceso se ha extendido a los tejidos retroperitoneales periaórticos. Las enzimas destructoras de la matriz, liberadas por las células inflamatorias, provocan la degeneración de la media y participan en la dilatación y rotura.5 Es posible que las células inflamatorias lleguen a la media en respuesta a señales elaboradas por CML de esta capa como resultado de la tensión hemodinámica, isquemia, procesos autoinmunes o extensión de la ateroesclerosis de la íntima. Las citocinas proinflamatorias quizás estén implicadas. Aunque se ha propuesto una reacción a antígenos extraños y a infecciones microbianas en el desarrollo de AAA, los indicios muestran que la inflamación crónica del tejido aneurismático también presenta características propias de una respuesta autoinmune. La destrucción de la elastina de la media y un notable descenso de la concentración de elastina caracterizan los AAA. Los estudios experimentales han puesto de manifiesto que el daño de las láminas elásticas conduce a la dilatación aneurismática, y es posible que las proteinasas elastolíticas tengan una misión clave. La fuerza de tensión de la pared aórtica resulta principalmente del colágeno intersticial y los AAA se asocian por lo general con mayor contenido de colágeno. Enzimas como las metalo- FIGURA 63-1 Segmentos anatómicos de la aorta. APD, arteria pulmonar derecha. (Tomado de Erbel R, Aboyans V, Boileau C, et al. 2014 ESC guidelines on the diagnosis and treatment of aortic diseases: document covering acute and chronic aortic diseases of the thoracic and abdominal aorta of the adult. The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Aortic Diseases of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J 2014;35:2873-926.) FIGURA 63-2 Histología y anatomía patológica aórtica asociadas con aneurisma de la aorta torácica (AAT) que afecta a la aorta ascendente. Todos los paneles están orientados del mismo modo, con la adventicia parte superior y la íntima en la parte inferior. La tinción con hematoxilina y eosina (H-E) de cortes de aorta de un control (A) y un paciente (B) con AAT demuestra degeneración de la media con fragmentación de las fibras elásticas, acumulación de proteoglucanos y regiones de pérdida de células de músculo liso. La tinción de Movat de cortes de aorta procedentes de un control (C) y un paciente con un aneurisma (D) muestra fragmentación de las fibras elásticas (teñidas de negro), pérdida de células de músculo liso (células teñidas de rojo y núcleos teñidos de violeta) y acumulación de proteoglucanos (teñidos de azul) en la capa media. Aumento 40×; las barras de escala representan 500 µg. (Modificado de Milewicz DM et al. Genetic basis of thoracic aortic aneurysms and dissections: focus on smooth muscle cell contractile dysfunction. Ann Rev Genomics Hum Genet 2008;9:283-02; y Hiratzka LF et al. 2010 ACCF/AHA/AATS/ACR/ ASA/SCA/SCAI/SIR/STS/SVM guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease. J Am Coll Cardiol 2010;55:e27-129.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1297 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . proteinasas de la matriz (MMP) y las catepsinas elastolíticas son capaces de degradar los componentes de la matriz extracelular (MEC) arterial y contribuir al crecimiento y rotura del aneurisma.5 El tratamiento de animales con tetraciclinas y otros inhibidores de las MMP suprime el desarrollo de aneurismas experimentales.5 La evolución natural de los AAA supone un equilibrio entre procesos degradantes y reparadores. Como las CML vascular producen normal- mente elastina y colágeno en el desarrollo aórtico y las CML predominan en la media elástica, es posible que participen en la reparación de tejido conjuntivo de los AAA. Los AAA se caracterizan por depleción de las CML de la media. Los mecanismos subyacentes a la pérdida de CML en los AAA incluyen la apoptosis, que puede ser desencadenada por isquemia de la media, moléculas señalizadores o respuestas inmunitarias celulares. En ausencia de vasos propios, el suministro de nutrientes a la media de la aorta distal depende de la difusión desde la luz, que en ocasiones resulta comprometida por el engrosamiento de la íntima y las placas ateroescleróticas. Manifestaciones clínicas Los AAA se desarrollan de forma insidiosa a lo largo de varios años y rara vez causan síntomas en ausencia de tromboembolia distal, crecimiento rápido o rotura. Aunque los AAA grandes tienen un riesgo sustancial de romperse, la inmensa mayoría de los AAA son pequeños. La mayor parte de ellos se detectan en estudios de detección sistemática o como hallazgo accidental en pruebas de imagen realizadas por otro motivo. La exploración física no es sensible a la detección de AAA, pero en ocasiones la palpación abdominal revela una masa epigástrica o periumbilical pulsátil. Solo el 30-40% de los AAA se aprecian en la exploración física, aunque los aneurismas mayores de 5 cm se detectan en cerca del 75% de los pacientes, según la constitución.4 Los trombos murales asociados a los AAA pueden causar tromboembolias, que se producen en el 2-5% de los pacientes. Existen AAA hasta en el 85% de los pacientes con aneurisma de la arteria femoral y el 60% de aquellos con aneurismas de la arteria poplítea.4 Es posible que los pacientes con AAA tengan un aneurisma de la aorta torácica (AAT) coexistente (25%) y una prevalencia mayor de aneurismas ilíacos y poplíteos.1 Pruebas de imagen diagnósticas La ecografía abdominal detecta los AAA con gran precisión y se prefiere a la TC en la detección sistemática de AAA porque la ecografía es barata, no invasiva y evita la radiación y los medios de contraste.4 Como las mediciones ecográficas del diámetro de los AAA son menos exactas que las obtenidas con TC o RM, muchos utilizan la ecografía para el seguimiento de los AAA pequeños y TC o RM en los AAA de más tamaño. La TC abdominal es precisa en la detección de AAA y medición del diámetro aneurismático. Cuandose combina con realce por contraste radiográfico, técnicas de cortes finos y reconstrucciones tridimensionales con medidas obtenidas perpendicularmente a la línea central de la aorta, la angiografía por TC (ATC) es más precisa que la ecografía. La ATC resulta especialmente útil para poner de manifiesto la relación del AAA con las arterias renales, viscerales e ilíacas, y los patrones de trombos murales, calcificaciones o ateroesclerosis oclusiva concomitante que podrían afectar a la reparación del AAA. Las reconstrucciones tridimensionales potencian la visualización del AAA antes de la reparación endovas- FIGURA 63-3 Fisiopatología y dianas terapéuticas del aneurisma de la aorta abdominal (AAA). La dilatación progresiva de la pared aórtica se asocia con el reclutamiento de leucocitos, activación de macrófagos y producción de citocinas proinflamatorias. Con los años, se producen apoptosis y senescencia celular de las células del músculo liso junto con infiltración de linfocitos, mastocitos y neutrófilos. Los macrófagos y las células de músculo liso vascular (CMLV) también producen proenzimas de proteasas, que son activadas en el espacio extracelular y degradan proteínas de la matriz extracelular (elastina y colágenos intersticiales). Se supone que los fibroblastos de la adventicia promueven la reparación estructural, pero el colágeno intersticial se desorganiza. La leyenda de la tabla ilustra los tipos celulares principales implicados en la patogenia de los AAA, así como algunos ejemplos de futuras dianas terapéuticas que participan en la patogenia de los AAA. AT1R, receptor de la angiotensina de tipo 1; ECA, enzima conversora de la angiotensina; IFN, interferón; IL, interleucina; MCP, proteína quimioatrayente de monocitos; miR, micro-ARN; MMP, metaloproteinasa de la matriz; SRA, sistema renina-angiotensina; TGF, factor de crecimiento transformante; TNF, factor de necrosis tumoral. (Tomado de Davis FM, Rateri DL, Daugherty A. Mechanisms of aortic aneurysm formation: translating preclinical studies into clinical therapies. Heart 2014;100:1498-505.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1298 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII cular del aneurisma (REVA) (v. fig. e63-1). La TC también es capaz de valorar variantes de los AAA, como AAA inflamatorios y aneurismas micóticos. La angiografía por resonancia magnética (ARM) también posee una precisión elevada para detectar AAA, medir el diámetro del aneurisma y planificar el tratamiento. La ARM evita la exposición a la radiación y los contrastes yodados. La ATC ha desbancado a la aortografía en la evaluación y el tratamiento de los AAA. En pacientes que van a someterse a la REVA la aortografía es el paso inicial en la intervención quirúrgica. También se utiliza en intervenciones posteriores a la REVA, como embolización de ramas de la arteria lumbar o ilíaca. Detección sistemática La detección sistemática de AAA con ecografía, junto con la reparación de los AAA con un tamaño superior al umbral, ha reducido las muertes asociadas a AAA.3,4 La incidencia de AAA identificados en la detección sistemática oscila entre 1 caso por cada 1.000 adultos menores de 60 años y 7 casos por cada 1.000 personas de edad en torno a 65 años, pero puede llegar al 10% en aquellos con factores de riesgo como la edad avanzada, el sexo masculino, fumar, los antecedentes familiares, los antecedentes de otros aneurismas, la hipertensión y la ateroesclerosis. La detección sistemática de aneurismas se asocia con una reducción del 50% en la rotura y un descenso del 50% en la mortalidad relacionada con aneurismas.3,4 A pesar de la rentabilidad de la detección sistemática de AAA en hombres de 65 a 74 años de edad, las pruebas de cribado universales de AAA en mujeres siguen suscitando controversias3 y no han demostrado un beneficio de supervivencia.4 Los AAA aparecen unos 10 años más tarde en mujeres que en los hombres, y las tasas de rotura y mortalidad por la rotura son más altas en mujeres. La Preventive Services Task Force (PSTF) de EE. UU. recomendó una única detección sistemática de AAA mediante ecografía en hombres de 65 a 75 años con antecedentes de hábito tabáquico.3,4 La Society for Vascular Surgery (SVS) recomienda una sola detección sistemática de AAA en todos los hombres y mujeres de 65 o más años con antecedentes de consumo de tabaco o antecedentes familiares de AAA. Genética/genética molecular Varios trastornos genéticos se asocian con aneurismas de la aorta torácica (AAT), como los síndromes de Marfan, Loeys-Dietz y Ehlers- Danlos vascular, pero menos frecuentemente con AAA. Hasta el 20% de los pacientes con un AAA infrarrenal tienen antecedentes familiares de AAA, lo que apunta a un componente hereditario. Ciertas variantes genéticas, como DAB2IP, LRP1, CDKN2B-AS1, CNTN3, LAP, IL6R y el locus SORT1 se asocian con AAA.6 Evolución natural Los AAA crecen gradualmente a lo largo de los años con una velocidad promedio para los AAA de 3 a 5,5 cm de diámetro de 0,2-0,3 cm/año, aumentando en paralelo al diámetro de la aorta.3 No todos los AAA siguen una velocidad lineal o constante de expansión. Aunque el diámetro del aneurisma es el factor más importante para predecir la rotura, es posible que el tamaño por sí solo no prediga el riesgo de rotura. La tensión y rigidez de la pared y el estrés máximo de la pared podrían contribuir también. Algunos han propuesto que el diámetro de la aorta relativo a la superficie corporal (índice del tamaño aórtico) tal vez sea un factor predictivo mejor en las mujeres que el diámetro absoluto.7 El riesgo de rotura estimado a 1 año es del 10-20% para los AAA de 6-7 cm de diámetro, del 20-40% en los AAA de 7 a 8 cm y del 30-50% si el AAA supera los 8 cm. El riesgo de rotura a los 5 años es aproximadamente del 5% para los AAA de 3 a 4 cm de diámetro, del 10-20% en los 4 a 5,5 cm, del 30-40% si el AAA tiene de 5,5 a 6 cm y superior al 80% en los AAA mayores de 7 cm.4 Aneurisma de la aorta abdominal roto Los síntomas atribuibles directamente a los AAA suelen relacionarse con la rotura del aneurisma o crecimiento rápido y rotura inminente. La rotura de AAA en la cavidad peritoneal resulta en hemorragia aguda, dolor abdominal intenso e hipotensión causada por la pérdida de sangre (v. fig. e63-1). La rotura en el retroperitoneo puede dar lugar a un hematoma periaórtico contenido temporalmente, con dolor intenso abdominal o de espalda que en ocasiones se irradia al flanco o ingle. A veces existe una masa pulsátil y dolorosa abdominal o del flanco, junto con hipotensión y/o síncope. Cerca del 30-50% de los pacientes con AAA rotos mueren antes del ingreso, y otro 30-40% fallecen tras llegar al hospital pero antes del tratamiento.4 La tasa de mortalidad operatoria para la reparación con cirugía abierta (RCA) tras la rotura de un AAA es del 40-50%, pero quizás sea menor con REVA.3,4 En los pacientes estables con AAA sintomático pero aparentemente no roto, hay que realizar una TC para determinar si ha tenido lugar la rotura. Como la reparación urgente conlleva una tasa de mortalidad mucho más alta, en ausencia de rotura resultaría prudente en ciertos casos retrasar la reparación quirúrgica de 4 a 24 h para optimizar la situación bajo vigilancia estrecha.4 Tratamiento Vigilancia y tratamiento médico Los pacientes con AAA pequeños pueden observarse con seguridad mediante seguimiento con pruebas de imagen. Por lo general, hay que considerar la reparación en aneurismas asintomáticos de diámetro superior a 5-5,5 cm.3,4 Los aneurismas sintomáticos y aquellos de crecimiento rápido (> 1 cm/año) requieren un planteamiento más urgente. En pacientescon AAA mayores de 4,5 cm se prefiere la TC antes que la ecografía para medir con más precisión el tamaño del AAA. La vigilancia de los aneurismas hasta que el diámetro supere los 5,5 cm arroja una tasa baja de rotura (aproximadamente 1% anual).4 La SVS indica la siguiente estrategia de seguimiento con pruebas de imagen para los AAA de distintos tamaños: 2,5-2,9 cm, cada 7 años; 3-3,9 cm, cada 3 años; 4-4,9 cm, cada 12 meses; y 5-5,4 cm, cada 6 meses. No hay certezas sobre el tratamiento definitivo de los AAA entre 4,5 y 5,4 cm, y las recomendaciones deben ser individualizadas. Los pacientes sanos de menos edad –especialmente mujeres– con AAA de 5 a 5,4 cm podrían beneficiarse de una reparación precoz.4 Se recomiendan varios pasos en los pacientes con AAA para ayudar a minimizar el riesgo de crecimiento del aneurisma. Dejar de fumar es importante porque el consumo mantenido de tabaco está ligado a tasas mayores de crecimiento y rotura de los AAA. Los pacientes con AAA y enfermedad ateroesclerótica concomitante probablemente se beneficiarán del tratamiento con estatinas, que quizás ralentizarán también el crecimiento de los AAA.5 Los pacientes con AAA pequeños deberían hacer ejercicio regular porque la actividad física moderada no afecta negativamente al riesgo de rotura y es posible que limite el crecimiento de los AAA. TRATAMIENTO EXPERIMENTAL. El uso potencial de tratamientos farmacológicos para suprimir la tasa de crecimiento de los AAA suscita un gran interés.5 Uno de los primeros abordajes propuestos fue el uso de compuestos antagonistas del receptor β-adrenérgico (β-bloqueantes) para disminuir la tensión aórtica. Aunque han sido útiles en modelos animales de AAA, los estudios clínicos no demostraron la utilidad del propranolol en pacientes con AAA pequeños.4 La supresión de las proteinasas implicadas en la degradación de la MEC es otro abordaje.5 Se necesitan más investigaciones para determinar si los inhibidores de las MMP como la doxiciclina reducen la velocidad de crecimiento de AAA en humanos. Los estudios clínicos no han demostrado ninguna utilidad de los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (ECA) para ralentizar el crecimiento de los AAA pequeños.8 Cirugía La decisión de someterse a la reparación programada de un AAA asinto- mático depende de la expectativa de vida y el riesgo estimado de rotura, sopesado frente a los riesgos calculados inherentes a la reparación del AAA. Los pacientes con AAA suelen tener enfermedad arterial coronaria (EAC) subyacente, y como el infarto de miocardio (IM) postoperatorio aumenta la morbimortalidad perioperatoria posterior, la atención se diri- ge a la EAC antes de la reparación programada del AAA. Las directrices actuales señalan que, en ausencia de enfermedad cardíaca activa, otras pruebas no invasivas solo están indicadas si modifican el tratamiento. Algunos pacientes se benefician de la evaluación preoperatoria de una posible isquemia coronaria y su tratamiento (v. capítulo 11). El tratamiento médico perioperatorio dirigido a reducir el riesgo cardíaco en pacientes que vayan a someterse a la reparación quirúrgica de AAA puede consistir en el mantenimiento de β -bloqueantes, estatinas y/o ácido acetilsalicílico. Los AAA se tratan quirúrgicamente mediante RCA o REVA. La selección del abordaje depende de la anatomía individual y factores secundarios como la edad del paciente y los riesgos estimados asociados a la anestesia y cirugía; actualmente la técnica elegida en la mayoría de los pacientes es la REVA.3,4 TÉCNICAS Y RESULTADOS. Para la RCA de AAA infrarrenales se accede a la aorta abdominal a través de un abordaje transperitoneal o retroperitoneal izquierdo usando un injerto protésico en tubo o bifurcado. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1299 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . La tasa de mortalidad operatoria de la RCA oscila entre el 1 y el 4% en notificaciones de centros de excelencia individuales, y las tasas de mortalidad en grandes bases de datos van del 4 al 8%.4 Las tasas de complicaciones operatorias están en torno al 10-30%, con morbilidad relacionada con complicaciones cardíacas, pulmonares y renales, así como isquemia del colon. Puesto que los resultados de la RCA se relacionan con el volumen de hospitales y cirujanos, lo ideal es que la RCA de AAA se realice en centros con tasas de mortalidad operatoria demostrables inferiores al 5%. Aparecen complicaciones tardías hasta en el 15-30% de los pacientes en el seguimiento a largo plazo tras RCA de AAA. Esas complicaciones incluyen problemas relacionados con la incisión abdominal (como hernias y obstrucción intestinal), aneurismas perianas- tomóticos (p. ej., aneurismas falsos secundarios a la disrupción de la línea de sutura y aneurismas auténticos debidos a degeneración aórtica proximal), infección del injerto, fístula injertoentérica y oclusiones de los injertos de las extremidades con isquemia de las extremidades inferiores. La formación tardía de aneurismas en zonas de anastomosis tras una RCA es infrecuente y afecta al 1, 5 y 20% de los pacientes a los 5, 10 y 20 años de la cirugía, respectivamente.4 Tras la reparación abierta del AAA los pacientes deben someterse por lo general a un seguimiento clínico con TC cada 5 años. REPARACIÓN ENDOVASCULAR DE LOS ANEURIS- MAS AÓRTICOS ABDOMINALES. En pacientes con una anatomía idónea la REVA ofrece una alternativa menos invasiva que la RCA. La REVA requiere zonas de unión proximales y distales no aneurismáticas apropiadas.4 Los ensayos aleatorizados controlados que comparan REVA con RCA para los AAA infrarrenales asintomáticos han puesto de manifiesto una mortalidad a los 30 días más baja con REVA que con RCA.3,9 Sin embargo, en el grupo de REVA había un número significativamente mayor de intervenciones repetidas.9,10 En un análisis de 79.932 pacientes de Medicare la REVA logró un beneficio precoz similar en la mortalidad perioperatoria (1,6 frente al 5,2%) y las complicaciones, lo que demuestra que los datos de ensayos aleatorizados con- trolados son generalizables.9 En el seguimiento a largo plazo (8 años), no obstante, la mortalidad relacionada con AAA o por todas las causas no era significativamente diferente entre REVA y RCA.9 Los pacientes con REVA tenían más reintervenciones relacionadas con el aneurisma.9 Los estudios observacionales señalan un beneficio de mortalidad de la REVA respecto a la RCA en los AAA rotos10 (v. fig. e63-1). El estudio IMPROVE asignó aleatoriamente AAA rotos a una estrategia de primero REVA comparado con RCA y demostró la ausencia de mejoría en la mortalidad a 30 días.10 Aunque los ensayos aleatorizados controlados aún no han puesto de manifiesto beneficios de supervivencia de la REVA para los AAA rotos, las directrices recomiendan el tratamiento de los AAA rotos en centros con un protocolo de evaluación y tratamiento rápido, preferiblemente con REVA para los pacientes apropiados. La selección correcta de los pacientes permite tasas bajas de mortalidad (1-2%) y complicaciones (10-15%) perioperatorias con la REVA para la reparación programada de AAA.4 En el momento actual las opciones de REVA y RCA se consideran en pacientes «médicamente apropiados» con una anatomía idónea. La mayoría de los pacientes eligen la REVA por sus ventajas perioperatorias iniciales y la naturaleza «menos invasiva» de la técnica. A los 6 y los 8 años de seguimiento en los estudios DREAM y EVAR-1 la REVA tenía más complicaciones tardías y reintervenciones secundarias, y la reducción inicial de la mortalidad con REVA no se manteníaunos pocos años después.4,9,10 Aparecen «endofugas» (flujo de sangre persistente en el saco aneuris- mático por fuera del endoinjerto) en casi el 25% de los pacientes a lo largo del seguimiento, y pueden causar roturas aórticas después de la REVA.4 Las endofugas de tipo I, resultantes de la pérdida del sellado completo en el extremo proximal (tipo Ia) o distal (tipo Ib) del injerto-dispositivo endovascular, conducen a una mayor presión en el saco aneurismático y se asocian con un riesgo aumentado de rotura3 (fig. 63-4). Las endofugas de tipo II, las más frecuentes, se deben al llenado retrógrado del saco aneuris- mático por la arteria lumbar o la mesentérica inferior. Las endofugas de tipo III están causadas por la separación de los componentes o dis- rupción del tejido del endoinjerto y requieren tratamiento, habitualmente recubrirlas con un injerto-dispositivo endovascular. Las endofugas de tipo IV están relacionadas con filtraciones de sangre a través del material poroso del injerto y son autolimitadas. La endotensión, un AAA creciente tras la REVA sin endofuga demostrada y con un diámetro aumentado a más de 10 mm, suele precisar reparación. También pueden aparecer com- plicaciones tardías de la REVA (migración del endoinjerto, trombosis de la extremidad), complicaciones relacionadas con el implante e infección del injerto. El control de la duración de los resultados clínicos exige vigilancia radiográfica a largo plazo. Habitualmente se realiza ATC con contraste tras 1 mes y anualmente después del implante del dispositivo.3 La presencia de endofugas posiblemente obligue a una vigilancia más frecuente. Se usa ecografía dúplex en color en ocasiones en pacientes con hallazgos de imagen estables después de 1 año. En situaciones que limiten el uso del contraste la ecografía dúplex puede combinarse con TC sin contraste. El uso generalizado de la REVA ha puesto de manifiesto una reducción en la morbimortalidad temprana de los pacientes con AAA, especialmente ancianos. Esta ventaja no se mantiene en el seguimiento a largo plazo, sin embargo.9 Lo ideal es que la REVA se realice en centros con una mortalidad intrahospitalaria muy baja (< 3%) y una tasa de conversión primaria a RCA inferior al 2% para la reparación programada.4 El desarrollo de endoinjertos fenestrados y ramificados está ampliando FIGURA 63-4 Clasificación de las endofugas. Tipo I. Fuga en la zona de unión del injerto por encima, por debajo o entre los componentes del injerto (Ia: zona de unión proximal; Ib: zona de unión distal; Ic: oclusor ilíaco). Tipo II. Fugas de rama sin fugas en la zona de unión. Llenado retrógrado del saco aneurismático a través de una sola rama (IIa) o de múltiples ramas (IIb). Tipo III. Fuga a través de un defecto mecánico del injerto, fallo mecánico del injerto-dispositivo endovascular por separación de la unión de los componentes modulares (IIIa) o fracturas o agujeros del tejido en el endoinjerto (IIIb). Tipo IV. Fuga a través del tejido del injerto como resultado de la porosidad del mismo. Tipo V. Expansión mantenida del saco aneurismático sin fuga demostrable en la prueba de imagen (endotensión, controvertido). La endofuga primaria está presente desde el momento de la inserción del injerto. La endofuga secundaria aparece después de un angiograma por tomografía computarizada negativo previo. (Modificado de White GH, May J, Petrasek P. Specific complications of endovascular aortic repair. Semin Interv Cardiol 2000;5:35-46.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1300 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII la REVA a aneurismas cada vez más complejos que se extienden más proximalmente hasta afectar a los vasos renales y mesentéricos. Aneurismas de la aorta torácica Los AAT tienen una incidencia estimada de al menos 5-10 casos por cada 100.000 años-persona .11 La causa, evolución natural y tratamiento varían según la localización del AAT. Los aneurismas de la raíz o la aorta ascendente son los más frecuentes (aproximadamente 60%) seguidos de aquellos de la aorta descendente (aproximadamente 35%) y el cayado (< 10%).2 Un aneurisma aórtico toracoabdominal es el aneurisma de la aorta descendente torácica que se extiende distalmente hasta afectar a la aorta abdominal. Causas y patogenia Las causas de los AAT son trastornos heredables, trastornos genéticos (congénitos) y enfermedades degenerativas (conocidas anteriormente como «ateroescleróticas»), inflamatorias, infecciosas y mecánicas. Muchos de los trastornos genéticos afectan preferencialmente a la raíz aórtica y la aorta ascendente, pero algunos pueden alterar el cayado y la aorta descendente. Los factores de riesgo de AAT son fumar, hiper- tensión, edad, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), EAC y antecedentes familiares. En series de AAA, el 20-27% de los pacientes tenían AAT sincrónicos o metacrónicos.1 La degeneración quística de la media (DQM) describe la degeneración y la fragmentación de las fibras elásticas, la pérdida de CML, el aumento del depósito de colágeno y la sustitución por «quistes» intersticiales de MEC de aspecto mucoide y tinción basófila (v. fig. 63-2). Los pacientes con síndrome de Marfan y muchas otras enfermedades que cursan con AAT de origen genético tienen DQM en la aorta. El envejecimiento se asocia con cierto grado de DQM, proceso que tal vez acelere la hipertensión. Estas alteraciones conducen al debilitamiento progresivo de la pared aórtica y pueden resultar en dilatación y formación de aneurismas. Trastornos con aneurismas aórticos torácicos de origen genético Muchos trastornos de la aorta torácica están relacionados con un tras- torno genético o heredable, algunos de ellos asociados a características sindrómicas multisistémicas y otros a afectación de la aorta torácica y sus ramas exclusivamente (no sindrómicos)12 (tabla 63-1). El fenotipo en ciertos trastornos puede ser sutil y es frecuente la variabilidad intrafamiliar, lo que resalta la importancia de una exploración física minuciosa.13 Estos trastornos se asocian con anomalías de la media aórtica, proteínas de la MEC, CML vascular o proteínas contráctiles.6,12 Se trata de los síndromes de Marfan, Loeys-Dietz, Ehlers-Danlos vas- cular, síndrome de aneurisma y disección de la aorta torácica familiar, enfermedad con válvula aórtica bicúspide, síndrome de Turner y la aortopatía asociada a muchas cardiopatías congénitas. El momento de la cirugía profiláctica de enfermedad aneurismática en pacientes con estas enfermedades depende del defecto genético y otros factores como diámetro aórtico, velocidad de crecimiento de la aorta, antecedentes familiares, edad, sexo y preferencias de paciente y médico12 (tabla 63-2). El síndrome de Marfan (SMF), un trastorno autosómico dominante del tejido conjuntivo, resulta de una fibrilina 1 anómala causada por mutaciones del gen FBN1.12 La dilatación aórtica del SMF afecta sobre todo a los senos de Valsalva (fig. 63-5) (vídeo 63-1), pero también puede haber aneurismas y disecciones de la aorta distal. Además de dirigir la elastogenia y proporcionar soporte estructural a los tejidos, la fibrilina 1 interacciona con las proteínas de unión al factor de crecimiento transformante β (TGF-β) latente y controla la activación y señalización del TGF-β. La fibrilina 1 anómala del SMF provoca un exceso de TGF-β libre, que promueve la afectación de la aorta (fig. 63-6). La angiotensina interacciona con la señalización del TGF-β, y el bloqueo del TGF-β, ya sea con anticuerpos neu- tralizadores o mediante el antagonista de los receptores de angiotensina (ARA) losartán, atenúa o previene la formación de aneurismas aórticosen ratones con SMF.12 En niños con SMF y enfermedad aórtica agresiva el tratamiento con ARA estabilizó el tamaño de la raíz de la aorta.14 Sin embargo, en estudios aleatorizados no hubo diferencias significativas en la tasa de dilatación aórtica de pacientes con Marfan tratados con atenolol o losartán14,15 (fig. e63-2). En un estudio holandés de Marfan que comparó la adición de losartán al tratamiento estándar (uso de losartán en > 70%), este fármaco sí redujo la tasa de crecimiento aórtico.1,16 En el momento actual se recomienda el tratamiento con β-bloqueantes en dosis máximas o ARA en el SMF para reducir la tasa de crecimiento de la aorta. Un metaanálisis próximo explorará los subgrupos de pacientes que podrían beneficiarse de un tratamiento específico.14,15 El síndrome de Loeys-Dietz (SLD), causado por mutaciones de TGFBR1 y TGFBR2, cursa con anomalías craneofaciales (hipertelorismo, úvula bífida/ancha, paladar hendido, craneosinostosis), arterias tortuosas y aneurismas y disecciones de la aorta y sus ramas.1,12,17 Los pacientes con SLD pueden presentar manifestaciones cutáneas, como facilidad para los hematomas, piel hipertransparente con venas muy visibles y acné miliar facial. Los tejidos afectados de los pacientes con SLD muestran un exceso de señalización de TGF-β12 (v. fig. 63-6). El SLD tiene un fenotipo vascular más agresivo que el SMF, con disecciones que tienen lugar en tamaños más pequeños y menor edad. Es posible que las mutaciones de TGFBR2 ocasionen un fenotipo más agresivo que las de TGFBR1, especialmente en los hombres.12 Se recomienda la cirugía aórtica con dimensiones de la raíz de 4 a 4,5 cm, especialmente cuando están presentes las manifestaciones craneofaciales más graves.1,17 El síndrome de aneurismas-artrosis (SAA), también llamado SLD3 y sín- drome de aneurisma y disección de la aorta torácica (ADATF) resulta de mutaciones de SMAD3 y consiste en artrosis grave precoz y osteocondritis disecante, manifestaciones esqueléticas y cutáneas del SLD, y arterias tortuosas, aneurismas y disecciones de la aorta y sus ramas.1,17 El SAA también puede tener un fenotipo aórtico agresivo y en ocasiones obliga a la cirugía aórtica con dimensiones menores de la raíz.1,12 El síndrome de Ehlers-Danlos vascular (SEDv) está causado por muta- ciones de COL3A1 que provocan una síntesis anómala del procolágeno de tipo III y se asocia con aneurismas y disección de la aorta. Las personas con SEDv tienen riesgo de disección y rotura arterial espontánea, a menudo de arterias de tamaño intermedio. Es menos frecuente la afectación de la raíz aórtica, y la aorta descendente, la abdominal y las ramas resultan implicadas con más frecuencia. A diferencia del SMF y SLD, las arterias anómalas de los pacientes con SEDv son friables, lo que dificulta la reparación quirúrgica. El SEDv reduce significativamente los años de vida por enfermedad arterial y rotura de órganos viscerales. En ausencia de otras manifestaciones fenotípicas (no sindrómicas) los AAT pueden ser familiares: hasta el 20% de los pacientes tienen un familiar de primer grado afectado.1,6,12,17 Este trastorno, aneurisma y disección de la aorta torácica familiar (ADATF), se hereda como rasgo autosómico dominante con penetrancia reducida y expresión variable (especialmente en las mujeres).6 Cada vez se identifican más genes capaces de causar ADATF, algunos de ellos asociados también con AAA y aneurismas cerebrales1,6,17 (v. tabla 63-1). Aunque las anomalías de la señalización del TGF-β subyacen a la patogenia en ciertos síndromes de aneurismas, los defectos en la función contráctil de las CML que dan lugar a aneurismas y disecciones de la aorta están relacionados con mutaciones de ACTA2, MYH11, MYLK, FLNA y PRKG112 (fig. e63-3; v. también fig. 63-6). Las microfibrillas de fibrilina 1 podrían participar en FIGURA 63-5 Ecocardiograma transtorácico de una raíz aórtica dilatada en un paciente con síndrome de Marfan. La dilatación es más pronunciada en los senos de Valsalva, y la aorta se estrecha por encima de la unión sinotubular. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1301 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la mecanotransducción en las CML vascular, conectando así la fibrilina 1 de la matriz a los filamentos de actina intracelulares. El ACTA2 codifica la α-actina del músculo liso, y las mutaciones de este gen son la causa más frecuente de ADATF; las mutaciones de ACTA2 explican el 14% del ADATF y se asocian con livedo reticular, flóculos del iris, enfermedad coronaria y cerebrovascular prematura, conducto arterioso persistente (CAP) y válvulas aórticas bicúspides.12,18 Se ha descrito disección aórtica con diámetros inferiores a 5 cm, y cerca del 50% de los pacientes con ACTA2 tienen problemas aórticos, con un riesgo acumulado que se estima en el 76% a los 85 años de edad.18 Los familiares de primer grado de las personas con AAT o disección no explicados deberían someterse a pruebas de imagen de la aorta o pruebas genéticas con análisis de mutaciones cuando una mutación conocida esté presente en la familia.1,6,17 La enfermedad por válvula aórtica bicúspide (VAB) afecta aproxima- damente al 1% de la población y puede asociarse con aneurismas de la aorta ascendente, coartación y disección de la aorta19 (vídeo 63-2). La TABLA 63-1 Síndromes y enfermedades de aneurismas de la aorta torácica (AAT) de causa heredable o genética GEn (ProtEÍna) sÍndromE o EnfErmEdad manifEstacionEs clÍnicas Genes de proteínas de la matriz extracelular FBN1 (fibrilina 1) Síndrome de Marfan Aneurisma de la raíz aórtica, DA, AAT, PVM, sobrecrecimiento de huesos largos, escoliosis, deformidades torácicas, ectopia del cristalino, miopía, talla alta, NTX FBN2 (fibrilina 2) Aracnodactilia contractural congénita, síndrome de Beals PVM, aracnodactilia, hábito marfanoide, contracturas digitales, dilatación aórtica leve COL3A1 (procolágeno de tipo 3) Síndrome de Ehlers-Danlos vascular AAT, AAA, rotura arterial, DA, PVM, rotura intestinal y uterina, NTX, piel transparente, cicatrices atróficas, hipermovilidad de pequeñas articulaciones, facilidad para sufrir hematomas EFEMP2 (fibulina 4) Cutis laxo AAT, tortuosidad arterial, estenosis arterial, hipertelorismo, aracnodactilia MFAP5 (proteína asociada a las microfibrillas 5) ADATF, SAA9 AAT, DA Genes de la vía de señalización del TGF-β TGFBR1 (receptor 1 de TGF-β) Síndrome de Loeys-Dietz tipo 1, síndrome de Furlong, ADATF, AAT5 AAT, aneurismas de ramas, DA, tortuosidad arterial, craneosinostosis, hipertelorismo, esclera azulada, úvula bífida/ancha, piel transparente, venas visibles, PVM, pie equino varo, facilidad para sufrir hematomas TGFBR2 (receptor 2 de TGF-β) Síndrome de Loeys-Dietz tipo 2, ADATF, SAA3 AAT, aneurismas de ramas, DA, tortuosidad arterial, craneosinostosis, hipertelorismo, esclerótica azulada, úvula bífida/ancha, piel transparente, venas visibles, PVM, pie equino varo, facilidad para sufrir hematomas SMAD3 (SMAD3) Síndrome de aneurisma-artrosis, SLD 3 AAT, aneurismas de ramas, DA, tortuosidad arterial, fenotipo que se solapa con SLD 1 y 2 y características marfanoides, úvula bífida, artrosis prematura, artrosis disecante TGFB2 (TGF-β 2) ADATF, SLD 4 AAT, tortuosidad arterial, DA, PVM, CAP, características que se solapan del SMF y SLD, úvula bífida, hipertelorismo TGFB3 (ligando 3 de TGF-β) Síndrome de Rienhoff, SLD 5 AAT, AAA, DA, hipertelorismo, úvula bífida, características que se solapan del SMF y SLD, PVM SKI (homólogo del oncogén del sarcoma v-SKI) Síndrome de Shprintzen-Goldberg (síndrome velocardiofacial) AAT, hábitomarfanoide, craneosinostosis, discapacidad intelectual, hipotonía de músculos esqueléticos SLC2A10 (transportador de glucosa 10) Síndrome de tortuosidad arterial Tortuosidad generalizada de la aorta y sus ramas, AAT, disección aórtica y arterial, queratocono, hábito marfanoide, contracturas articulares SMAD2 (SMAD2) ADATF AAT, DA, disección arterial cervicocraneal SMAD4 (SMAD4) Síndrome de poliposis infantil, THH, ADATF Telangiectasias, MAV, AAT, DA Componentes de la contracción del músculo liso vascular o genes del citoesqueleto ACTA2 (α-actina del músculo liso) ADATF, SAA6 AAT, DA, VAB, enfermedad de moyamoya, EAC y ECV prematuras, livedo reticular, flóculos del iris MYH11 (cadena pesada 11 de la miosina) ADATF, SAA4 AAT, DA, CAP MYLK (cinasa de la cadena ligera de miosina) ADATF, SAA7 DA con un tamaño relativamente pequeño de la aorta PRKG1 (proteína cinasa dependiente de GMPc) ADATF, SAA8 Aneurismas de la raíz aórtica y DA MAT2A (MAT IIα) ADATF AAT, DA, VAB FLNA (filamina A) SED con heterotopia nodular periventricular y displasia de válvulas cardíacas Ligado al cromosoma X, AAT, VAB, enfermedad de VM, crisis epilépticas, hipermovilidad articular Aneurisma de la aorta ascendente asociado a válvula aórtica bicúspide NOTCH1 (NOTCH1) VAB con AAT Estenosis aórtica, AAT TGFBR1, TGFBR2, TGFB2, TGFB3, ACTA2, MAT2A, GATA5, SMAD6, LOX VAB con AAT ADATF sindrómicos y no sindrómicos con mayor frecuencia de VAB XO, Xp Síndrome de Turner VAB, COA, AAT, DA, talla baja, linfoedema, cuello alado, insuficiencia ovárica prematura; afecta a 1 de cada 2.500 recién nacidas vivas AAA, aneurisma de la aorta abdominal; AAT, aneurisma de la aorta torácica; ADATF, aneurisma y disección de la aorta torácica familiar; CAP, conducto arterioso persistente; COA, coartación de la aorta; DA, disección aórtica; EAC, enfermedad arterial coronaria; ECV, enfermedad cerebrovascular; MAV, malformación arteriovenosa; NTX, neumotórax; PVM, prolapso de la válvula mitral; SAA, síndrome de aneurisma aórtico; SED, síndrome de Ehlers-Danlos; SLD, síndrome de Loeys-Dietz; SMF, síndrome de Marfan; TGF, factor de crecimiento transformante; THH, telangiectasias hereditarias hemorrágicas; VAB, válvula aórtica bicúspide; VM, válvula mitral. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1302 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII VAB muestra plegamiento anómalo de las valvas, arrugas y adopción de forma de cúpula excesiva, que resultan en turbulencias incluso en ausencia de lesiones causantes de estenosis o insuficiencia. La tensión de cizallamiento anómala de la pared aórtica debida a patrones de flujo helicoidal en las válvulas aórticas bicúspides podría estar por debajo de la aortopatía de la enfermedad de VAB20,21 (fig. 63-7). Es posible que se desarrollen AAT ascendente asociados con VAB independientemente de la función valvular y aparezcan tardíamente tras el recambio de la válvula aórtica (RVA) (vídeo 63-3). Hay múltiples fenotipos de la aorta en la aortopatía por VAB, y el fenotipo de la raíz (presente el 10%) quizás tenga un riesgo aórtico más alto21 (vídeo 63-4). La dilatación aórtica en la enfermedad por VAB se produce sobre todo en la aorta ascendente, de proximal a media, por lo que es importante obtener pruebas de imagen de toda la aorta ascendente en pacientes con VAB.17 La DQM subyace a los aneurismas aórticos y el riesgo de disección asociado con VAB.21 Cuando coexisten VAB y AAT, hay más DQM asociada con las VAB insuficientes que con las estenóticas.21 Comparado con los aneurismas con válvula aórtica tricúspide (VAT), los aneurismas con VAB muestran más apoptosis, actividad de MMP-2 aumentada y anomalías en las vías de señalización de TGF-β y proteína cinasa C.19 El riesgo a lo largo de la vida de disección aór- tica para el paciente con VAB es 4-8 veces mayor que el de la población general.21 Sin embargo, el riesgo de disección en pacientes con VAB seguidos en el tiempo y sometidos a cirugía programada de aneurismas es relativamente bajo. De 416 pacientes con VAB (edad al diagnóstico, 35 ± 12 años) seguidos durante 16 años de media, la incidencia de disección aórtica fue de 3,1 casos por cada 10.000 años-paciente, con un riesgo relativo ajustado por la edad de 8,4, comparado con la población general.21 Se observaron tasas más altas en pacientes de 50 o más años de edad en el momento basal (17,4 casos por cada 10.000 años-paciente) y en aquellos con aneurisma de la aorta ascendente en el momento basal (44,9 casos por cada 10.000 años-paciente, comparado con el riesgo de la población de edad equiparable de 0,31 por cada 10.000 años-persona). El riesgo de disección aórtica en pacientes con VAB y un aneurisma de la aorta ascendente de 5,3 cm es del 4%, aproximadamente.22 Las VAB y aneurismas de la aorta ascendente pueden ser familiares, heredados como trastorno autosómico dominante con expresión variable y pene- trancia incompleta.12 En la tabla 63-1 se recogen las mutaciones génicas asociadas con VAB y AAT. La heterogeneidad genética, complejidad del rasgo, variantes de secuencia no codificantes y factores epigenéticos podrían explicar la ausencia de una patogenia genética subyacente en la enfermedad por VAB con AAT.12 Los familiares de primer grado de los pacientes con VAB, especialmente con aortopatía, deberían ser evaluados en busca de VAB y AAT ascendente.17 El síndrome de Turner (ST), que afecta a 1 de cada 2.000 recién nacidas vivas, resulta de la pérdida completa o parcial del segundo cromosoma sexual (X0, Xp). Cerca del 50-75% de las pacientes con ST tiene defectos cardiovasculares (CV), incluidos VAB en el 30%, coartación de la aorta en el 12%, alargamiento del cayado transversal en el 30% y dilatación de la aorta ascendente en el 33%.23 La señalización anómala de TGF-β podría contribuir a la afectación aórtica en el ST. Se ha calculado que las pacientes con ST tienen 100 veces más riesgo de sufrir disección aórtica que los controles de edad equiparable.23 La mayoría de las mujeres con ST que desarrollan disección aórtica tiene factores de riesgo, como dilatación de la aorta, VAB, hipertensión sistémica y coartación de la aorta23 (fig. e63-4). Las mujeres con ST sin factores de riesgo de disección aórtica deben someterse a revaluaciones de la aorta cada 5-10 años o cuando esté indicado clínicamente (p. ej., ante la gestación).17 Las mujeres con factores de riesgo o defectos CV conocidos requieren pruebas de imagen más frecuentes. Como las pacientes con ST tienen talla baja, hay que evaluar las dimensiones de la aorta ascendente en relación con la superficie corporal (SC). Las pacientes con ST tienen un diámetro aórtico aumentado respecto a la SC y más riesgo de disección con diámetros absolutos de la aorta más pequeños.23,24 El aumento de tamaño de la aorta y la DQM se asocian con otras cardiopatías congénitas, como coartación de la aorta, transposición de los grandes vasos, comunicaciones interventriculares y tetralogía de Fallot. Aneurismas degenerativos Los aneurismas degenerativos («ateroescleróticos») son menos fre- cuentes en la aorta ascendente y se asocian con ateroesclerosis aórtica difusa. Los aneurismas del cayado aislados pueden ser degenerativos o estar relacionados con úlceras aórticas penetrantes, DQM y rara vez sífilis y otras infecciones. La mayoría de los AAT descendente son degenerativos, pero algunos resultan de trastornos genéticos. Estos aneurismas tienden a originarse inmediatamente distales al origen de la arteria subclavia izquierda, son fusiformes o bien saculares y es posible que se extiendan a la aorta abdominal o coexistan con AAA. Disección de laaorta La disección es una causa frecuente de aneurismas de la aorta torácica descendente y el cayado. Con frecuencia se desarrollan aneurismas en el estadio crónico de la disección y, por tanto, afectan con menos frecuencia a la aorta ascendente, ya que esta porción casi siempre se recambia en la cirugía del estadio agudo (v. más adelante). Sífilis y aortitis La sífilis cardiovascular se produce en el estadio terciario y afecta típicamente a la aorta ascendente y el cayado. Hoy en día la aortitis es absolutamente excepcional gracias al tratamiento antibiótico de la sífilis en fases más precoces de su evolución. La sífilis CV aparece tras un período latente de al menos 10-25 años. Las características anato- mopatológicas son inflamación linfocítica y de células plasmáticas en la adventicia, con la imagen clásica de «corteza de árbol» o aspecto arrugado de la íntima aórtica. En el 40% de los casos se forman aneuris- mas en la aorta ascendente. La sífilis terciaria puede causar valvulitis, insuficiencia aórtica (IA) y estenosis de orificios coronarios. La aortitis infecciosa (típicamente bacteriana, con menos frecuencia fúngica) se describe más adelante (v. también capítulo 73). Otras causas TABLA 63-2 Umbral de tamaño para la resección profiláctica de aneurismas de la raíz aórtica o aorta ascendente en distintos trastornos trastorno umBral dE tamaÑo* Aneurisma degenerativo ≥ 5,5 cm Válvula aórtica bicúspide ≥ 5,5 cm Válvula aórtica bicúspide con factores de riesgo o riesgo quirúrgico bajo† ≥ 5 cm Válvula aórtica bicúspide que requiere recambio de la válvula aórtica > 4,5 cm Síndrome de Marfan ≥ 5 cm Síndrome de Marfan con factores de riesgo‡ > 4,5 cm Síndrome de Loeys-Dietz§ 4-4,5 cm Síndromes de aneurismas de la aorta torácica familiares¶ 4,5-5 cm Síndrome de Turner > 2,5 cm/m2 *Pueden considerarse umbrales más bajos para la intervención según la superficie corporal en pacientes de talla baja o en caso de crecimiento rápido de la aorta. La edad, el tamaño corporal, el crecimiento rápido, los antecedentes familiares, el riesgo de la cirugía y las preferencias de paciente y médico influyen en el umbral de tamaño de la aorta. †Antecedentes familiares de disección aórtica o tasa de crecimiento de la aorta de 0,5 cm o más al año o si el paciente tiene un riesgo quirúrgico bajo (< 4%) y la cirugía se realiza en un centro con maestría establecida en estas intervenciones por un equipo quirúrgico con experiencia en la aorta. Otros factores de riesgo de disección aórtica son coartación de la aorta, hipertensión y el fenotipo de la raíz de válvula aórtica bicúspide. ‡Antecedentes familiares de disección aórtica o crecimiento rápido de la aorta (> 3 mm/ año) o insuficiencia aórtica o mitral grave. Si se desea gestación, hay que considerar la cirugía aórtica profiláctica para un diámetro de 4-4,5 cm. §Es razonable plantear la reparación quirúrgica de la aorta en adultos con síndrome de Loeys-Dietz o una mutación confirmada de TGFBR1 o TGFBR2 con diámetro aórtico de 4,2 cm o más en el ecocardiograma transesofágico, o 4,4-4,6 cm o más en la TC o RM. La cirugía aórtica con diámetros menores podría estar recomendada si existen características craneofaciales graves, crecimiento rápido o antecedentes familiares de disección aórtica. ¶Los umbrales para la cirugía varían según el gen específico mutado. Los AAT causados por mutaciones de ACTA2, SMAD3 y MYLK podrían provocar disección aórtica con diámetros relativamente pequeños de la arteria. Modificado de Erbel R et al. 2014 ESC guidelines on the diagnosis and treatment of aortic diseases: document covering acute and chronic aortic diseases of the thoracic and abdominal aorta of the adult. The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Aortic Diseases of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J 2014;35:2873-926; Hiratzka LF et al. 2010 ACCF/AHA/AATS/ACR/ASA/SCA/SCAI/ SIR/STS/SVM guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease. Circulation 2010;121:e266-369; y Hiratzka et al. Surgery for aortic dilatation in patients with bicuspid aortic valves: a statement of clarification from the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Clinical Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol 2016;67:724-31. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1303 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de AAT son aortitis no infecciosa como arteritis de células gigantes, otras vasculitis y aortitis idiopática y enfermedad por IgG4. En el 2-8% de los AAT la aortitis no infecciosa subyace a los aneurismas aórticos. Manifestaciones clínicas La mayoría de los AAT son asintomáticos y se descubren accidentalmen- te. Hallazgos físicos como IA pueden apuntar a AAT. Los síntomas de AAT suelen estar relacionados con un efecto de masa local, IA progresiva o embolia sistémica causada por trombo mural o ateroembolia. En ocasiones se produce obstrucción de la vena cava superior o de la vena innominada por aneurismas de la aorta ascendente o el cayado. Los AAT pueden comprimir la tráquea, los bronquios o el esófago. Es posible el dolor dorsal o de espalda persistente por un efecto de masa directo del AAT, con compresión de estructuras intratorácicas o erosión de huesos. Las complicaciones más graves de los AAT son rotura y disección (figs. 63-8 y e63-5). La rotura de la aorta provoca dolor torácico o dorsal intenso y súbito. La rotura en la cavidad pleural (habitualmente la izquierda) o en el mediastino se asocia con hipotensión; la rotura en el esófago causa hematemesis; y la rotura en un bronquio o la tráquea resulta en hemoptisis. Los AAT infectados se asocian con dolor, fiebre y fístulas. La expansión aguda de la aorta, las roturas contenidas y los seudoaneurismas son causa de dolor torácico o dorsal intenso. La disección de la aorta torácica (v. más adelante) es más frecuente que la rotura. Diagnóstico Muchos AAT son patentes en la radiografía de tórax (fig. e63-6), con características que incluyen mediastino ensanchado, botón aórtico prominente o desplazamiento de la tráquea. Los aneurismas de menor tamaño pueden no verse en las placas. Los aneurismas que afectan a los senos de Valsalva y la raíz aórtica no siempre se observan en la radiografía de tórax, al estar «escondidos» detrás del esternón, las FIGURA 63-6 Vías implicadas en las enfermedades con aneurismas de la arteria torácica heredables (v. también tabla 63-1). Los números indican el síndrome correspondiente causado por mutaciones en la proteína: 1, síndrome de Marfan; 2, síndrome de Loeys-Dietz de tipo 1 o 2; 3, síndrome de Loeys-Dietz de tipo 3; 4, síndrome de Loeys-Dietz de tipo 4; 5, síndrome de Shprintzen-Goldberg; 6, cutis laxo de tipo 1B; 7, síndrome de tortuosidad arterial; 8, 9 y 10, aneurisma y disección de la aorta torácica familiares; 11, síndrome de Myhre, síndrome de poliposis infantil y síndrome de hemorragia-telangiectasia; 12, síndrome relacionado con Ehlers-Danlos con heterotopia nodular periven- tricular. ANG, angiotensina; ECA, enzima conversora de la angiotensina; ERK, cinasa regulada por señal extracelular; HDAC, histona desacetilasa; JNK, Jun N-terminal cinasa; MAPK, proteína cinasa activada por mitógenos; MEK, proteína cinasa activada por mitógenos/cinasa regulada por señales extracelulares; MLCK, cinasa de la cadena ligera de la miosina; MMP, metaloproteinasa de la matriz; PAI, inhibidor del activador del plasminógeno; TAK, cinasa activada por el factor de crecimiento transformante β; TGF, factor de crecimiento transformante; TGFBR, receptor del factor de crecimiento transformanteβ; TSP, trombospondina. (Tomado de Gillis E, Van Laer L, Loeys BL. Genetics of thoracic aortic aneurysm: at the crossroads of transforming growth factor-beta signaling and vascular smooth muscle contractility. Circ Res 2013;113:327-40.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1304 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII estructuras mediastínicas y las vértebras. La tortuosidad de la aorta y su despliegue en ancianos también es capaz de imitar o enmascarar AAT. Así pues, la radiografía de tórax no descarta el diagnóstico de ATT. El ecocardiograma transtorácico (ETT) es capaz de visualizar los AAT que afectan a los senos de Valsalva y a menudo a la aorta ascendente proximal, cayado y aorta descendente proximal2 (v. fig. 63-5, y vídeos 63-1 y 63-4). El tamaño de la raíz aórtica varía según la edad, talla o SC y sexo, y contamos con nomogramas de los intervalos normales.2,17 Aunque el ETT no caracteriza por completo los AAT del cayado y la aorta descendente, el ecocardiograma transesofágico (ETE) sí es capaz de visualizar la mayor parte de la aorta torácica (vídeo 63-5). La TC y RM realzadas con contraste aportan detalles destacados de la anatomía de la aorta y sus ramas en los ATT. En caso de aortas tortuosas, las imágenes axiales solas pueden ser engañosas y es posible que «exageren» la auténtica dimensión de la aorta.2 Cuando las imágenes axiales atraviesan la aorta descendente en un plano que queda fuera del eje, el diámetro aórtico resulta falsamente grande. La TC multidetector y la RM permiten la reconstrucción de los datos axiales en imágenes tridimensionales, facilitando la medición de la aorta en un corte genuinamente transversal para obtener un diámetro preciso2 (figs. 63-9 y e63-7). El ecocardiograma mide por lo general el diámetro interno, mientras que TC y RM miden el diámetro externo de la aorta, presuntamente 0,2-0,4 cm mayor que el interno.2,17 Evolución natural Muchos factores influyen en la evolución natural de los ATT. Los pacientes con SMF y enfermedad por VAB tienen una tasa de crecimiento aneurismático más rápida que aquellos con aneurismas degenerativos.11 El tamaño y la localización del AAT también afectan a su tasa de crecimiento y probabilidad de rotura o disección. Los ATT son relativamente indolentes, con una tasa de crecimiento de aproximadamente 1-2 mm/año y variabilidad individual notable.1,11 Los aneurismas de mayor tamaño crecen más rápido que los más pequeños. Los aneurismas de la aorta descendente tienen una tasa de crecimiento mayor (cerca de 2 mm/año) que los de la aorta ascendente (1 mm/año), y los AAT diseccionados crecen más rápido que aquellos sin disección.11 La rotura y la disección aguda son las complicaciones principales de los AAT (v. figs. 63-8, 63-9, e63-4 y e63-5). Menos de la mitad de los pacientes con rotura llegan vivos al hospital; la mortalidad a las 24 h alcanza el 75%. El diámetro aórtico y la enfermedad subyacente determinan los riesgos de las complicaciones aórticas. Para los aneurismas de la aorta ascendente mayores de 6 cm, el riesgo de rotura, disección o muerte es del 15,6%.1,25 Una serie de pacientes con SMF tuvo un riesgo de disección aórtica del 0,3% por año con un diámetro de la raíz aórtica de 4,5 a 4,9 cm, y el 1,33% anual con 5-5,4 cm.26 En los pacientes con VAB el riesgo de disección aórtica fue aproximadamente del 3,8% para aquellos cuyo diámetro de la aorta ascendente era de 5,3 cm y del 10% si llegaba a 6 cm.22 En el SLD, ciertos síndromes de AAT familiares y SEDv el diámetro aórtico es menos predictivo y la disección puede producirse incluso con tamaños menores de la aorta. En pacientes con aneurismas degenerativos de la aorta descendente o toracoabdominal los riesgos estimados de episodios aórticos definidos (disección, rotura o muerte) fueron 5,5, 7,2, 9,3 y 15,4% con diámetros de la aorta de 50, 55, 60 y 70 mm, respectivamente.27 Los factores de riesgo de mayor crecimiento y rotura de los AAT son edad avanzada, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), hipertensión, fumar cigarrillos, crecimiento rápido del aneurisma, disección de la aorta y antecedentes familiares.17 El diámetro de la aorta es el factor de riesgo más importante de complicaciones del aneurisma (fig. e63-8). El sexo y la SC quizás predigan también las complicaciones de los aneurismas.17,25,27 Algunos autores han propuesto el uso del área transversal de la aorta y el peso corporal,17 y la calculadora de riesgo aórtico emplea la talla, el peso y el diámetro de la aorta para calcular el riesgo anual de rotura o disección.25 Los umbrales quirúrgicos para la reparación de AAT dependen de la enfermedad existente y factores específicos del paciente (v. tabla 63-2). En los aneurismas degenerativos se recomienda el recambio quirúrgico de la aorta cuando el diámetro de la raíz aórtica o la aorta ascendente llega a 5,5 cm; el cayado, > 5,5 a 6 cm, y la aorta descendente o toracoabdominal alcanza > 5,5 a 6 cm.1,17,27 Se recomienda cirugía en el SMF cuando el diámetro de la raíz aórtica es de 50 mm o mayor, con un umbral menor para aquellos con crecimiento rápido de la aorta o antecedentes familiares de disección aórtica;1,17 en los síndromes de AAT familiares con 4,5-5 cm;1 en aneurismas de VAB con 5,5 cm o más, y con 5 cm o mayor si existen factores de riesgo de disección aórtica (antecedentes familiares de disección, crecimiento rápido de la aorta [> 3-5 mm/año], coartación de la aorta o hipertensión) o el paciente tiene un riesgo quirúrgico bajo.1,24 En caso de operar la VAB puede realizarse cirugía del aneurisma aórtico en candidatos aceptables con diámetros de la aorta superiores a 4,5 cm.24 Los adultos con SLD deberían intervenirse cuando la raíz aórtica mida de 4 a 4,5 cm, aunque algunos recomiendan cirugía en pacientes con SLD una vez que la raíz pasa de 4 cm, especialmente si se acompaña de un índice craneofacial alto.1,12,17 En el ST debe considerarse la cirugía profiláctica cuando el índice de tamaño de la aorta ascendente sea 2,5 cm/m2 o superior.23,24 El momento de la cirugía también depende de los antecedentes familiares, sexo, velocidad de crecimiento del aneurisma, tamaño FIGURA 63-7 La aortopatía con válvula aórtica bicúspide (VAB) se relaciona con flujo aórtico anómalo y tensión de cizallamiento de la pared (TCP) elevada. La resonancia magnética cardíaca de flujo tetradimensional (RMC flujo 4D) se usa para valorar la relación entre la TCP y la remodelación del tejido aórtico regional en pacientes con VAB. Una TCP aórtica elevada generada por un flujo aberrante debido a la fusión de las cúspides se corresponde con una desregulación más grave de la matriz extracelular (MEC) que las regiones adyacentes de TCP normal en la aorta del mismo paciente. La degeneración de fibras elásticas es más grave en regiones de TCP elevada (menos elastina, fibras más delgadas y mayor distancia entre las láminas), mientras que también se observan concentraciones más altas de mediadores de la desregulación de la MEC (metaloproteinasas de la matriz [MMP] y factor de crecimiento transformante β [TGF-β]). Estos datos implican que la hemodinámica relacionada con la válvula es un factor contribuyente a la aortopatía de la VAB. (Tomado de Guzzardi DG, Barker AJ, van Ooij P, et al. Valve-related hemodynamics mediate human bicuspid aortopathy insights from wall shear stress mapping. J Am Coll Cardiol 2016;66:892-900.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc.Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1305 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . corporal, valvulopatía aórtica concomitante, necesidad de otra cirugía cardíaca, trastornos concomitantes y preferencias de paciente y médico. Como las complicaciones aórticas tienen lugar con diámetros inferiores a los quirúrgicos, los médicos tienen que individualizar el tratamiento según el riesgo quirúrgico y otros factores. Los abordajes endovasculares en algunos trastornos pueden conducir a tratamientos más precoces para los candidatos idóneos, pero la enfermedad por aneurismas de origen genético limita por lo general la reparación endovascular de la aorta torácica a urgencias o intervenciones híbridas que utilizan injertos quirúrgicos como plataformas de aterrizaje. Tratamiento Tratamiento quirúrgico ANEURISMAS DE LA AORTA TORÁCICA ASCENDENTE. El tratamiento de los AAT ascendente consiste en abrir la aorta ascendente y colocar un injerto prostético con o sin RVA concomitante. Un injerto compuesto consistente en un tubo de dacrón con una válvula aórtica protésica cosida en un extremo (técnica de Bentall modificada) suele ser el método de elección para tratar los AAT ascendente que afectan a la raíz asociados con valvulopatía aórtica significativa. La válvula y el injerto se suturan directamente al anillo aórtico, y las arterias coronarias se reimplantan en el injerto de dacrón. Para la reparación programada de aneurismas el riesgo de muerte o accidente cerebrovascular (ACV) oscila entre el 1 y el 5% según la enfermedad, población de pacientes y experiencia quirúrgica.1,17 El riesgo de morbimortalidad aumenta con la necesidad de disección del cayado. Las operaciones urgentes sobre la aorta proximal conllevan un riesgo mucho mayor. Los pacientes con valvas de la válvula aórtica estructuralmente anómalas y aquellos cuya IA es secundaria a dilatación de la unión sinotubular o del anillo aórtico podrían someterse a un recambio de la raíz con mantenimiento de la válvula –reimplantando la válvula original en un injerto de dacrón (técnica de David) o remodelando la raíz aórtica (técnica de Yacoub) (fig. e63-9)–. La técnica de reimplantación es preferible a la de remodelación porque estabiliza el anillo y limita la dilatación aórtica e IA tardía.28 El autoinjerto pulmonar (técnica de Ross) es una alternativa al injerto aórtico mixto en los candidatos adecuados. Esta intervención consiste en sustituir la válvula aórtica y raíz original del paciente con la raíz pul- monar del propio paciente, insertada en la posición aórtica. La raíz pulmonar se reemplaza por una raíz de homoinjerto criopreservada. La técnica de Ross conlleva el riesgo de desarrollo de aneurismas tardíos en el autoinjerto y no debe usarse en pacientes con enfermedades de la raíz aórtica de origen genético; su uso resulta controvertido en caso de VAB y enfermedad aórtica. Otra alternativa es el empleo de aloinjertos aórticos criopreservados (raíz aórtica y aorta ascendente proximal de cadáver), pero los problemas de duración y las calcificaciones aórticas tardías limitan esta opción. Las estimaciones respecto al riesgo de mortalidad en la reparación programada de la aorta torácica son las siguientes: injerto valvular mixto, el 1-5%; RVA independiente y reparación de la aorta ascendente, el 1-5%; recambio de la raíz conservando la válvula, menos del 1-1,5%, y reparación de VAB y aorta ascendente, el 1,5%.17 ANEURISMAS DEL CAYADO AÓRTICO. Los aneurismas del cayado aórtico son más difíciles de tratar quirúrgicamente porque la recons- trucción de los vasos del cayado exige la interrupción del flujo sanguíneo de esos vasos.17 Un abordaje utiliza la resección del hemicayado: los vasos del cayado se mantienen indemnes, con la aorta descendente como techo, y se recambia el resto del cayado. La resección extendida del cayado exige resecar todo el cayado y usar injertos ramificados para sustituir al cayado y los grandes vasos, empleando derivaciones construidas a cada uno de los grandes vasos o reimplantando una isla de tejido del cayado que incluya los orígenes del gran vaso.17 La protección cerebral durante la cirugía del cayado se realiza mediante varios métodos, clásicamente la parada circulatoria con hipotermia profunda. Si el aneurisma se propaga parcialmente a la aorta torácica descendente, el injerto de poliéster se extiende como una trompa de elefante a la porción descendente del aneurisma, lo que obliga a una segunda intervención para completar la reparación.17,29 En esta operación se crea la anastomosis distal a la porción media de un injerto y el injerto distal está dentro de la luz de la aorta, y por tanto puede ser recuperado sin manipular el cayado. Una modificación reciente de esta técnica utiliza una endoprótesis cubierta (injerto de endoprótesis endovascular) fijada a un injerto vascular para permitir la fijación del injerto-dispositivo endovascular a la aorta descendente y la reconstrucción con injerto vascular del cayado aórtico.30 Esta técnica de la «trompa de elefante congelada» permite el recambio total del cayado y la aorta descendente en una sola fase para aneurismas complejos, así como el tratamiento de la disección aguda de tipo A.29 Se produce lesión de la médula espinal en el 9% de las técnicas de trompa de elefante congelada realizadas por disección extensa crónica de la aorta.29 La cirugía de los aneurismas del cayado tiene una tasa de morbilidad y mortalidad de 2 a 7% de riesgo de muerte y ACV.1,17 Las técnicas endovasculares y reconstrucciones extraa- natómicas pueden ocuparse de los aneurismas complejos del cayado aórtico y las técnicas de trompa de elefante completa.17,29 La cirugía de los aneurismas del cayado se considera cuando el diámetro del aneurisma es superior a 55 mm. El mayor riesgo quirúrgico obliga a considerar las técnicas de desramificación con reparación endovascular de la aorta torácica (REVAT) como abordaje híbrido. Sin embargo, este abordaje conlleva un riesgo mayor de disección aórtica de tipo A retrógrada.1 ANEURISMAS TORÁCICOS DESCENDENTES. Los paradigmas del tratamiento para los AAT descendente han cambiado gracias al rápido FIGURA 63-8 Rotura de una disección aórtica de tipo B. A. Tomografía computarizada realzada con contraste que muestra la fuga inicial de sangre de la luz falsa dilatada (flechas). La pequeña luz auténtica es densamente opaca por el contraste. B. TC sin contraste que demuestra una hemorragia aguda de la disección de tipo B rota (flechas). C. Reconstrucción tridimensional de la aorta torácica descendente tras la reparación endovascular urgente de la disección aórtica rota. Ao, aorta. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1306 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII desarrollo de la REVAT.1 La mortalidad para la reparación de AAT des- cendente es más baja poco después de la REVAT comparado con la RCA, mientras que las tasas de supervivencia a medio plazo son similares.1 Las directrices de la European Society of Cardiology (ESC) indican que debe plantearse la REVAT para AAT descendente de diámetro superior a 55 mm, y RCA en mayores de 60 mm cuando sea la única opción en un candidato apropiado.1 Es posible que se apliquen umbrales más bajos a los trastornos del tejido conjuntivo, como SMF y SLD. La REVAT tiene un riesgo mayor de complicaciones en el SMF y otros trastornos del tejido conjuntivo y se reserva típicamente para complicaciones urgentes, pacientes de riesgo muy alto o con injertos proximales y distales suturadosa mano para «aterrizar» el endoinjerto.1 El tratamiento de los AAT descendente supone sustituir el segmento aneurismático con un injerto de poliéster. Las intervenciones se realizan con derivación femorofemoral parcial o derivación auriculofemoral para mantener la perfusión retrógrada a ramas arteriales críticas; estas intervenciones se asocian con una mortalidad perioperatoria del 10% o menos y una tasa de paraplejía del 2% aproximadamente, según la extensión de la reparación.17 Las tasas de supervivencia a 5 años tras la resección de AAT descendente se acercan al 70%. La REVAT se comenta más adelante. ANEURISMAS TORACOABDOMINALES. Los aneurismas de la aorta toracoabdominal (AATA) pueden extenderse desde la arteria subclavia hasta las ilíacas. La clasificación de Crawford (modificada por Safi) describe la extensión del aneurisma, y esto predice la morbilidad, la mortalidad y el riesgo de parálisis con la reparación31 (fig. e63-10). El tratamiento quirúrgico y los resultados de los AATA se describen con más detalles en el suplemento en línea de este capítulo. REPARACIÓN ENDOVASCULAR DE LOS ANEURISMAS TORÁ- CICOS. La REVAT es una alternativa mucho menos invasiva que la RCA de los AAT descendente, con tasas más bajas de morbilidad y mortalidad, pero la aorta debe tener zonas de aterrizaje proximal y distal apropiadas de al menos 20-25 mm de longitud y diámetros que admitan el endoinjerto y acceso vascular adecuado.1,17 Los estudios con injerto-dispositivo endovascular en los brazos con REVAT comunicaron tasas de mortalidad del 1,9-2,1%, el 2,4-4% de ACV, el 4,4-7,2% de paraparesia y el 1,3-3% de parálisis.32 En los grupos con RCA las tasas de mortalidad y morbilidad neurológica oscilaron entre el 5,7 y el 11,7% para la mortalidad, el 4,3-8,6% de ACV permanente, el 5,7% de paraparesia y el 3,4-8,5% en el caso de parálisis.32 La configuración anatómica de la aorta ascendente y el cayado transversal hace que la aplicación de estas técnicas y dispositivos sea compleja en estos segmentos proximales. Las técnicas híbridas que usan intervenciones de derivación extraanatómica pueden crear una zona de aterrizaje proximal apropiada para el injerto endovascular en la aorta sin necesidad de cirugía torácica mayor abierta. Hasta en el 50% de las operaciones de REVAT el injerto-dispositivo endovascular cubre intencionadamente la arteria subclavia izquierda.17 Es posible realizar una transposición de la arteria subclavia izquierda o una derivación carótida izquierda-subclavia para permitir la unión y sellado de un injerto endovascular a través del despegue de la arteria subclavia. La oclusión de la arteria subclavia sin reconstrucción se asocia con un riesgo mayor de complicaciones cerebrovasculares, incluido el ACV, que se reducen con la reconstrucción antes de la exclusión endovascular de la arteria subclavia.1 Si es necesario excluir todas las ramas del cayado aórtico para la reparación endovascular correcta de un aneurisma del cayado, existen otras opciones. Es posible realizar una desramificación completa extraanatómica del cayado aórtico, con reconstrucción de las ramas del cayado y derivaciones posteriores de la carótida y la subclavia en caso necesario. Otra opción es realizar una técnica de trompa de elefante en parada cardiorrespiratoria: se sutura un injerto protésico a la porción sana de la aorta ascendente y cayado, y las ramas del cayado aórtico se dejan intactas. Este abordaje crea una zona de unión proximal que puede extenderse distalmente con un injerto endovascular para completar la reparación del aneurisma. También es posible realizar derivaciones a todas las ramas del cayado desde el cayado aórtico ascendente proximal en pacientes seleccionados, con una porción sana remanente en la aorta ascendente para la unión y sellado de un injerto endovascular. Los dispositivos ramificados desarrollados para tratar pacientes con aneurismas torácicos y toracoabdominales com- plejos se están sometiendo a la evaluación inicial. Las intervenciones FIGURA 63-9 Angiografía por tomografía computarizada (ATC) de la aorta torácica. A. Representación tridimensional volumétrica. B. Vista frontal oblicua de la aorta. Obsérvense los artefactos de paso lineales. C. Reconstrucción en la línea central de la aorta como vaso recto, que elimina la tortuosidad y permite la medición en un eje corto auténtico (panel derecho). En B y C se muestran los niveles de medición correspondientes: 1, senos de Valsalva; 2, unión sinotubular; 3, aorta ascendente proximal; 4, aorta ascendente distal; 5, cayado; 6, istmo aórtico; 7, aorta descendente media; 8, aorta descendente distal en el diafragma. Las imágenes B y C muestran la lengüeta de la disección aórtica de tipo A (flechas), la luz auténtica (LA) y la luz falsa (LF). (Tomado de Mongeon FP, Marcotte F, Terrone DG. Multimodality noninvasive imaging of thoracic aortic aneurysms: time to standardize? Can J Cardiol 2016;32:48-59.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1307 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . desramificantes con vasos viscerales pueden llevarse a cabo antes del implante de endoinjertos, aunque no se ha encontrado que la morbilidad y mortalidad de este abordaje híbrido sea inferior a la RCA estándar de la aorta visceral.17 La reparación abierta y endovascular de los AAT se asocia con distintos riesgos importantes, incluidas complicaciones cardíacas, pulmonares, renales y cerebrovasculares. La disfunción de la médula espinal con el desarrollo de paraparesia o paraplejía es una fuente principal de morbilidad. Se ha usado el drenaje de líquido cefalorraquídeo (LCR) junto con una presión arterial media (PAM) de al menos 70 mmHg para reducir las complicaciones medulares.17 La rotura de un AAT descendente suele ser mortal antes del ingreso hospitalario. La REVAT de AAT descendente rotos se asocia con una tasa de mortalidad intrahospitalaria menor (19%) que la RCA (33%).33 Hasta el 10% de las complicaciones relacionadas con el dispositivo se producen en los 30 días siguientes a la REVAT.17 Las endofugas son la complicación más frecuente de las reparaciones endovasculares y aparecen en el 10-20% de los pacientes.17 Es necesaria una vigilancia con pruebas de imagen seriadas tras la REVAT. A lo largo de 5 años de seguimiento el diámetro aórtico medio tras la REVAT disminuyó de 61 a 55 mm.33 La tasa de ausencia de reintervención en el segmento aórtico tratado llegaba al 85% a los 10 años. Tratamiento médico Es importante tratar la hipertensión y dejar de fumar porque estos son factores de riesgo del desarrollo de AAT, su crecimiento y su rotura.17 Los pacientes con AAT degenerativos deberían recibir tratamiento hipocolesterolemiante. Se recomiendan los β -bloqueantes o ARA en pacientes con SMF.12,15 A pesar de la ausencia de datos de estudios aleatorizados, muchos utilizan β-bloqueantes en pacientes con AAT sin SMF y después de la reparación de aneurismas. Como la señalización de TGF-β está relacionada con la patogenia de algunos trastornos con AAT heredables, los fármacos que influyen en esta vía de señales, como los ARA, podrían ser útiles.17 Es obligatoria la vigilancia a largo plazo con pruebas de imagen de la aorta. Tras el descubrimiento de un aneurisma hay que revaluar a los pacientes en 6 meses para valorar la situación del mismo. Por lo general, en los AAT degenerativos, se recomiendan pruebas de imagen anuales cuando la aorta tiene de 4 a 4,5 cm, y reducir el intervalo a 6-12 meses para aneurismas de 4,5 a 5,4 cm, según el tamaño y la velocidad de crecimiento. En aneurismas relativamente pequeñosque se mantengan estables de año en año las pruebas podrían realizarse cada 2 o 3 años.17 En pacientes con SMF y ADATF se recomiendan pruebas anuales ante tamaños de 3,5 a 4,4 cm, y anuales o bianuales si la aorta llega a 4,5-5 cm. En caso de VAB con dilatación aórtica se aconseja realizar anualmente las pruebas de imagen dependiendo del tamaño. Para el SLD y algunas enfermedades familiares con AAT, lo recomendado es realizar pruebas de imagen de la cabeza a la pelvis por el potencial de aneurismas generalizados.6,12,17 Es necesaria la modificación del estilo de vida en pacientes con AAT, incluido el conocimiento del trastorno y el riesgo de disección y rotura de la aorta. Es importante abstenerse de realizar actividad física extenuante, especialmente ejercicios isométricos y levantamiento de pesos, y puede afectar a las recomendaciones laborales.34,35 La gestación se asocia con un riesgo mayor de disección aórtica en mujeres con SMF y otras enfermedades con aneurismas heredables, y las estrategias de tratamiento tienen que abordar este riesgo.17 Como muchas enfermedades que dan lugar a AAT son familiares, se recomienda realizar pruebas de imagen de la aorta a familiares de primer grado de pacientes con AAT o disección aórtica con el fin de identificar a aquellos con enfermedad asintomática. Si un paciente tiene un gen mutado (v. tabla 63-1), los familiares de primer grado deberían someterse asesoramiento y pruebas de mutaciones.17 Posteriormente, solo los familiares con la mutación genética pasarán a realizarse pruebas de imagen aórticas. En ausencia de una mutación identificada los familiares de primer grado deberían ser evaluados y sometidos a pruebas de imagen. Si un familiar de primer grado tiene afectada la aorta torácica, también hay que evaluar a los familiares de segundo grado.17 DISECCIÓN DE LA AORTA Los síndromes aórticos agudos son la disección de la aorta clásica, el hematoma intramural (HIM) de la aorta y la úlcera aórtica penetrante (UAP) ateroesclerótica1,2,17 (fig. 63-10). En el 80-90% de los síndromes aórticos agudos está presente la disección de la aorta clásica, con disrupción de la íntima que da lugar a un plano de disección en la media que puede propagarse en dirección anterógrada (o con menos frecuencia, retrógrada) a lo largo de toda la aorta (v. vídeo 63-18). La dis- rupción de la adventicia provoca en ocasiones rotura o, más a menudo, un desgarro o desgarros distales hacen que la sangre vuelva a la luz aórtica. En la disección aórtica clásica existe una lengüeta de íntima entre las dos luces (luz auténtica y falsa). Del 10 al 20% de los síndromes aórticos agudos resultan de HIM, en el que se produce sangrado en la pared de la aorta sin indicios de un desgarro de la íntima ni lengüeta de disección.1,2 Las UAP también provocan síndromes aórticos agudos en cerca del 5% de los casos. Es difícil asegurar la incidencia exacta de disección de la aorta porque muchos pacientes mueren antes de identificar el trastorno. Los estudios poblacionales de EE. UU. estiman la incidencia de disección aórtica en 2-6 casos por cada 100.000 años-persona.1 En Suecia la incidencia de disección en hombres descrita es de 16 por cada 100.000 hombres anualmente.17 En series de autopsias la prevalencia de disección aórtica oscila entre el 0,2 y el 0,8%. La disección aórtica es como mínimo el doble de frecuente en hombres que en mujeres. Los pacientes con disección aórtica aguda tienen una mortalidad inicial muy elevada, hasta el 1% por hora descrita en las primeras 24 h antes de la cirugía para la disección de tipo A.17,36 La disección aórtica de tipo A es más frecuente en personas de 50 a 60 años de edad, y la disección de tipo B alcanza su máximo en aquellos de 60 a 70 años. Hay dos hipótesis principales sobre la disección aguda de la aorta: 1) desgarro primario en la íntima aórtica con sangre de la luz que penetra en la media afectada y da lugar a la disección y la creación de las dos luces, falsa y auténtica, y 2) rotura primaria de los vasos propios que provoca una hemorragia en la pared aórtica, con disrupción posterior de la íntima que crea el desgarro de esta y la disección de la aorta. La distensión de la luz falsa por la sangre causa que la lengüeta de íntima comprima la luz auténtica y estreche su calibre, y puede dar lugar a síndromes de mala perfusión. Clasificación Los dos esquemas de clasificación fundamentales de la disección aór- tica, DeBakey y Stanford, se basan en la localización de la disección (fig. 63-11 y tabla 63-3). La aorta ascendente es proximal a la arteria FIGURA 63-10 Síndromes aórticos agudos. A. Disección aórtica clásica. Hay un des- garro en la íntima con sangre que penetra en la media, y un plano de escisión y disección que se propaga a distancias variables con dirección anterógrada (y ocasionalmente retrógrada) a través de la pared de la aorta. B. Hematoma intramural aórtico (HIM). Una hemorragia espontánea de los vasos propios provoca sangrado en la media en ausencia de desgarros o lengüetas de íntima. C. Úlcera aórtica penetrante (UAP) ateroesclerótica. Una placa aórtica ulcerada se rompe en la media, lo que provoca una protuberancia hacia fuera o una ulceración en la pared aórtica. Esto se puede asociar con formación de HIM, seudoaneurismas o una disección aórtica focal de paredes gruesas. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1308 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII braquiocefálica, y la aorta descendente comienza distalmente a la arteria subclavia izquierda. La clasificación de DeBakey divide las disecciones en los tipos I, II y III. Las disecciones de DeBakey de tipo I se originan en la aorta ascendente y se extienden al menos al cayado aórtico y con frecuencia a la aorta descendente –a menudo en todo el recorrido hasta las arterias ilíacas–. Las disecciones de tipo II afectan a la aorta ascendente exclusivamente. Las disecciones de tipo III comienzan en la aorta descendente, por lo general inmediatamente distal a la arteria subclavia izquierda, y pueden subclasificarse según si la disección se detiene por encima del diafragma [IIIa] o se extiende por debajo del diafragma [IIIb]. La clasificación de Stanford divide las disecciones en tipos A y B de acuerdo con la afectación de la aorta ascendente. Las disecciones de tipo A afectan a la aorta ascendente, con o sin extensión a la aorta descendente. Las disecciones de tipo B no afectan a la aorta ascendente. Así pues, las disecciones que afectan al cayado aórtico, pero no a la aorta ascendente se categorizan en el tipo B de la clasificación de Stanford. Otros clasifican las disecciones como «ascendentes» o «descendentes». La mayoría de las disecciones de tipo A comienzan a unos pocos centímetros de la válvula aórtica, y la mayor parte de las de tipo B empiezan inmediatamente distales a la arteria subclavia izquierda. Cerca del 65% de los desgarros de la íntima tienen lugar en la aorta ascendente, el 30% en la descendente, menos del 10% en el cayado y aproximadamente el 1% en la aorta abdominal. El tratamiento depende de la zona; se recomienda la cirugía urgente para las disecciones de tipo A agudas y el tratamiento médico inicial en las de tipo B. La disección de la aorta también se clasifica según su duración, con la definición clásica de «aguda» si lleva menos de 2 semanas y «crónica» cuando está presente más de 2 semanas. Un nuevo sistema de clasificación del International Registry of Acute Aortic Dissection (IRAD) incorpora el hecho de que la morbilidad y mortalidad asociadas con la disección aguda son máximas en las primeras 2 semanas, especialmente las primeras24-48 h.1,17,36 La clasificación IRAD establece los siguientes tipos: hiperaguda (< 24 h), aguda (2-7 días), subaguda (8-30 días) y crónica (> 30 días) (fig. 63-12).36 Otros clasifican las disecciones en agudas (< 2 semanas), subagudas (2-6 semanas) y crónicas (> 6 semanas)17 (tabla 63-4). El sistema de clasificación DISSECT divide a los pacientes en subgrupos importantes para el tratamiento endovascular.37 Causas y patogenia Varios trastornos predisponen a la aorta a la disección (tabla 63-5), la mayoría por disrupción de la integridad de su pared o aumentos notables en la tensión circunferencial de la pared aórtica (v. exposición anterior sobre los AAT). Cerca del 75% de todos los pacientes con disección de la aorta tienen hipertensión. La hipertensión podría afectar a las propiedades elásticas de la pared arterial y aumentar la rigidez, predisponiendo a aneurismas o disección. Sin embargo, la hipertensión exclusivamente no suele asociarse con dilatación importante de la aorta, y la inmensa mayoría de los pacientes hipertensos nunca tienen disección aórtica. En el registro IRAD de 4.428 pacientes los trastornos FIGURA 63-11 Esquemas de clasificación de la disección aguda de la aorta. Clasificación de DeBakey. La disección de tipo I se origina en la aorta ascendente y se extiende al menos hasta el cayado y a menudo hasta la aorta descendente (y más allá). La disección de tipo II comienza en la aorta ascendente y está confinada a este segmento. La disección de tipo III empieza en la aorta descendente, por lo general inmediatamente distal a la arteria subclavia izquierda, y se extiende distalmente. Clasificación de Stanford. La disección de tipo A afecta a la aorta ascendente (con o sin extensión a la aorta descendente). La disección de tipo B no afecta a la aorta ascendente. (Tomado de Braverman AC. Aortic dissection: prompt diagnosis and emergency treatment are critical. Cleve Clin J Med 2011;78:1695-704.) TABLA 63-3 Esquemas de clasificación de la disección aguda de la aorta tiPo dEscriPción Clasificación de DeBakey I La disección se origina en la aorta ascendente y se extiende como mínimo al cayado y con frecuencia a la aorta descendente (y más allá) II La disección se origina en la aorta ascendente y está limitada a este segmento III La disección se origina en la aorta descendente, por lo general inmediatamente distal a la arteria subclavia izquierda, y se extiende en dirección distal Clasificación de Stanford A La disección afecta a la aorta ascendente (con o sin extensión a la aorta descendente) B La disección no afecta a la aorta ascendente Modificado de Braverman AC. Aortic dissection: prompt diagnosis and emergency treatment are critical. Cleve Clin J Med 2011;78:1695-704. TABLA 63-4 Clasificación de la disección aórtica según la duración desde el inicio de los síntomas dEfinición clÁsica dirEctricEs dE Eat1 clasificación dEl irad2 dirEctricEs dE la Esc3 Aguda: < 14 días Aguda: < 14 días Hiperaguda: < 24 h Aguda: < 14 días Crónica: > 14 días Subaguda: < 2-6 semanas Aguda: 2-7 días Subaguda: 14-90 días Crónica: > 6 semanas Subaguda: 8-30 días Crónica: > 90 días Crónica: > 30 días EAT, enfermedades de la aorta torácica; ESC, European Society of Cardiology; IRAD, International Registry of Acute Aortic Dissection. 1Hiratzka LF, Bakris GL, Beckman JA, et al. Guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease: a report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, American Association for Thoracic Surgery, American College of Radiology, American Stroke Association, Society of Cardiovascular Anesthesiologists, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society of Interventional Radiology, Society of Thoracic Surgeons, and Society for Vascular Medicine. Circulation 2010;121:e266-369. 2Booher AM, Isselbacher EM, Nienaber CA, et al. The IRAD classification system for characterizing survival after aortic dissection. Am J Med 2013;126:730 e19-24. 3Erbel R, Aboyans V, Boileau C, et al. 2014 ESC guidelines on the diagnosis and treatment of aortic diseases: document covering acute and chronic aortic diseases of the thoracic and abdominal aorta of the adult. The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Aortic Diseases of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J 2014;35:2873-926. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1309 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de disecciones en pacientes jóvenes.17,38 Tras el recambio programado de la raíz en el SMF hay un riesgo anual del 1,5% de disección aórtica de tipo B.39 El reconocimiento de las mutaciones genéticas como causa de aneurismas y diseccio- nes de la aorta ha aumentado.6,12 Las variantes del locus rs2118181 en el gen FBN1 y las mutaciones del gen KIF6 también predisponen a la disección aórtica.40 La VAB es un factor de riesgo importante de aneurisma y disección de la aorta ascen- dente19,21,22 (v. vídeos 63-2 y 63-3). La disección aórtica se asocia asimismo con síndrome de Noonan, válvula aórtica monocúspide, estenosis aórtica supravalvular, arteria subclavia derecha aberrante (divertículo de Kommerell), cayado aórtico derecho, enfermedad renal poliquística y síndrome de Alport (en hombres).1,17 La disección aórtica puede complicar una aortitis, especialmente la arteritis de células gigantes. Aortitis inespecíficas, la arteritis de Takayasu, la enfermedad por IgG4 y el sín- drome de Behçet se asocian con disección de la aorta. La aortitis sifilítica es una causa muy infrecuente de disección. El consumo de cocaína es responsable de menos del 2% de los casos de disección aórtica, y se presenta sobre todo con hipertensión y diámetros aórticos pequeños.41 Las anomalías subyacentes de la media elástica y la tensión biomecánica relacionada con la hipertensión y la taquicardia podrían participar. La disección aórtica tam- bién aparece en ocasiones con levantamiento intenso de pesos, pero por lo general en caso de aortopatía subyacente. La disección aórtica es posible al final de la gestación o en período posparto inicial.26 Resulta difícil atribuir la relación entre ges- tación y disección aórtica exclusivamente a factores hemodinámicos, y tal vez contribuyan los cambios inducidos por hormonas en la composición de la pared aórtica durante la ges- tación. Aunque la mayoría de las disecciones de aorta gestacionales están causadas por una aortopatía subyacente, el síndrome no se diagnostica en muchos casos hasta después de haberse producido la disección.42 Las mujeres con aortopatía por diversos trastornos, como SMF, SLD, ADATF, SEDv, ST y enfermedad por VAB con aneurisma tienen más riesgo de disección aguda de aorta relacionada con la gestación.17,26 En el SMF el riesgo de disección de tipo A es máximo cuando la raíz aórtica está aumentada de tamaño, estimado en el 1% si el diámetro de la aorta es inferior a 40 mm y el 10% en pacientes de alto riesgo (diámetro aórtico > 40 mm, dilatación rápida o disección de aorta previa).26 Incluso después del recambio de la raíz la gestación conlleva el riesgo de disección en mujeres con aortopatía.43 Los traumatismos aórticos cerrados suelen provocar desgarros localizados o corte transversal periaórtico o aórtico patentes, y solo rara vez causan disección de la aorta clásica. Los traumatismos yatrógenos son responsables de cerca del 3% de las disecciones aórticas.38 El cateterismo y las intervenciones intraarteriales pueden inducir disección de la aorta por disrupciones de la íntima. La disección de tipoA yatrógena relacio- nada con intervenciones sobre las arterias coronarias es infrecuente y, de ser limitada y estable en las pruebas de imagen, con frecuencia se puede tratar de forma conservadora.44 La cirugía cardíaca conlleva un riesgo muy pequeño de disección aguda de la aorta relacionada con la canalización de la arteria, pinzas cruzadas, anastomosis aórtica y disección retrógrada debido a la canalización femoral. La disección asociados con disección fueron hipertensión (77%), ateroesclerosis (27%), cirugía cardíaca previa (16%), aneurisma aórtico conocido (16%), SMF (4%) y trastornos yatrógenos (3%).38 Los síndromes aórticos de origen genético, las cardiopatías congénitas, enfermedades vasculares inflamatorias y el consumo de cocaína y metanfetamina también eran factores de riesgo de disección aórtica. La DQM subyace con frecuencia a la disección, pero no indica la causa (v. fig. 63-2). Una señalización excesiva en la vía de TGF-β y anomalías en la función del elemento contráctil de las CML quizás estén por debajo de ciertos síndromes con aneurismas aórticos6,12,17 (v. tabla 63-1, y figs. 63-6 y e63-2). Los pacientes con SMF tienen un riesgo alto de aneurismas de la raíz aórtica y especialmente de disección aórtica de tipo A. A pesar de que solo está presente en 1 de cada 5.000 personas, el SMF es responsable de cerca del 4% de todas las disecciones de aorta y de una proporción significativa FIGURA 63-12 Sistema de clasificación de la supervivencia tras la disección aórtica del International Registry of Acute Aortic Dissection (IRAD). Curvas de supervivencia de Kaplan-Meier para la disección de tipo A (A) y de tipo B (B) estratificadas según el tipo de tratamiento. (Tomado de Booher AM, Isselbacher EM, Nienaber CA, et al. The IRAD classification system for characterizing survival after aortic dissection. Am J Med 2013;126:730 e19-24.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1310 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII aórtica puede producirse tardíamente (de meses a años) tras una cirugía cardíaca: los sometidos a RVA o aquellos con antecedentes de aneurisma o disección tienen el riesgo máximo. Se produce disección de la aorta ascendente retrógrada en cerca del 1-2% de los pacientes sometidos a REVAT por disección aórtica de tipo B aguda o crónica. Las personas con AAT tienen riesgo de disección aórtica, y el riesgo de disección y rotura aumenta en paralelo al tamaño del aneurisma. Sin embargo, muchas disecciones de aorta tienen lugar en pacientes con diámetros de la arteria que no están enormemente dilatados.45 El proceso de disección conduce a un incremento agudo del diámetro aórtico durante la disección.46 Así pues, en muchos casos de disección aguda, el diámetro de la aorta inmediatamente antes era menor. De las disecciones aórticas de tipo A del registro IRAD, el diámetro de la arteria era de 5,3 cm de promedio; aproximadamente el 60% eran menores de 5,5 cm, y el 40%, menores de 5 cm (fig. 63-13).45 Además del diámetro aórtico también están implicados otros factores: edad, sexo, tamaño corporal y velocidad del crecimiento aórtico, factores mecánicos y hemodinámicos. Los mecanismos responsables de la susceptibilidad individual a la disección aguda con determinado diámetro de la aorta no son bien conocidos. Manifestaciones clínicas Síntomas Los síntomas de la disección aórtica son variables y pueden imitar los de trastornos más frecuentes, recalcando así la importancia de mantener un grado alto de sospecha. La aparición súbita de dolor torácico o dorsal intenso es la característica más clásica.1,38 Diferente del malestar de la isquemia coronaria, el dolor lo describen como intenso cerca del 90% de los pacientes, y habitualmente de inicio brusco, con intensidad máxima desde su aparición. El dolor se acompaña en ocasiones de una sensación de «muerte inminente». La cualidad del dolor se describe con más frecuencia como «agudo», «intenso» o «punzante», y menos a menudo se usan adjetivos del estilo de «desgarro» o «arrancamiento».1,17,38 En ocasiones los pacientes refieren síntomas altamente indicativos de disección de la aorta, como la sensación de ser «apuñalado en el pecho con un cuchillo» o «golpeado en la espalda con un bate de béisbol», pero otros describen quemazón torácica, presión o dolor pleurítico. Es posible que el dolor dis- minuya o se resuelva, lo que complica aún más el diagnóstico. En algunos pacientes predominan los síntomas relacionados con complicaciones (p. ej., síncope, insuficiencia cardíaca, ACV) y el dolor no se menciona o se le resta importancia. Los factores asociados con retraso en el diagnóstico son sexo masculino, traslado de otro hospital, fiebre y PA normal.37 El dolor de la disección aórtica aguda es migratorio en cerca del 17% de los casos y tiende a seguir el recorrido de la disección a lo largo de la aorta.1,38 El dolor de la disección puede irradiarse del pecho a la espalda o viceversa. El dolor en cuello, garganta, mandíbula o cabeza predice afectación de la aorta ascendente (y con frecuencia de los grandes vasos), mientras que en la espada, en el abdomen o en las extremidades inferiores suele indicar afectación de la aorta descendente. Otras manifestaciones clínicas en la presentación son insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) (< 10%), síncope (9%), ACV agudo (6%), IM agudo, paraplejía y parada cardíaca o muerte súbita.47 La ICC aguda relacionada con una disección de tipo A puede resultar de IA grave aguda. El síncope en pacientes con disección de tipo A suele asociarse con hemopericardio, rotura o ACV. Los pacientes con disección aórtica tienen infrecuentemente dolor abdominal predominante, que puede dar lugar a retrasos en el diagnóstico. La disección aórtica «indolora» se produce en el 6% de los pacientes y es más frecuente en aquellos con diabetes, aneurisma aórtico previo y antecedentes de cirugía cardíaca.47 Hallazgos físicos Los hallazgos en la exploración física y las complicaciones de sistemas de órganos en pacientes con disección aórtica aguda son muy variables y van desde prácticamente anodinos hasta la parada cardíaca plena secundaria a hemopericardio o rotura. Los hallazgos pueden poner de manifiesto complicaciones relacionadas con la disección, como IA, pulsos periféricos anómalos, ACV o ICC (tabla 63-6). La presencia de estos hallazgos debe elevar la sospecha clínica de disección aórtica,17 pero su ausencia no descarta disección y no debería disuadir de la búsqueda del diagnóstico cuando se sospecha. Hay hipertensión en aproximadamente el 70% de los pacientes con disección aguda de la aorta.38 Aunque la mayoría de los pacientes con disección de tipo B son hipertensos, muchos con disección de tipo A se presentan normotensos o hipotensos en la evaluación inicial.1,17,38,47 La hipotensión que complica una disección aguda se debe a taponamiento cardíaco, rotura aguda de la aorta o ICC secundaria a IA grave aguda. Los hallazgos físicos típicos de la disección aórtica –déficits de pulsos, IA y manifestaciones neurológicas– son más característicos de la disección ascendente que de la descendente. Se recoge déficit de pulso TABLA 63-5 Factores de riesgo de la disección de la aorta Hipertensión Enfermedad de aorta torácica y síndromes heredables o genéticos (v. tabla 63-1) Síndrome de Marfan Síndrome de Loeys-Dietz Síndromes de aneurismas de la aorta torácica familiares Síndrome de Ehlers-Danlos vascular Síndrome de Turner Enfermedades/síndromes congénitos Válvula aórtica bicúspide Coartación de la aorta Tetralogía de Fallot Ateroesclerosis Úlcera penetrante ateroesclerótica Traumatismos, cerrados o yatrógenosCatéter/guía Bomba de balón intraaórtica Cirugía aórtica/vascular Accidente de tráfico Injerto de derivación de arterias coronarias/recambio de válvula aórtica/RVAT Reparación endovascular de aneurisma torácico (REVAT) Consumo de cocaína/metanfetamina Enfermedades inflamatorias/infecciosas Arteritis de células gigantes Arteritis de Takayasu Enfermedad de Behçet Aortitis Sífilis Gestación (con aortopatía subyacente) Levantamiento de pesos (con aortopatía subyacente) RVAT, reemplazo de válvula aórtica transcatéter. TABLA 63-6 Complicaciones en sistemas de órganos de la disección aórtica aguda Cardiovascular Parada cardíaca Síncope Insuficiencia aórtica Insuficiencia cardíaca congestiva Isquemia coronaria Infarto de miocardio Taponamiento cardíaco Pericarditis Pulmonar Derrame pleural Hemotórax Hemoptisis (por una fístula aortotraqueal o bronquial) Renal Insuficiencia renal aguda Hipertensión vasculorrenal Isquemia o infarto renal Neurológico Accidente cerebrovascular Ataque isquémico transitorio Paraparesia o paraplejía Encefalopatía Coma Síndrome medular Neuropatía isquémica Digestivo Isquemia o infarto mesentérico Pancreatitis Hemorragia (por fístula aortoentérica) Vascular periférico Isquemia de las extremidades superiores o inferiores Sistémicas Fiebre Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1311 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . hipotensión aguda (causada por taponamiento cardíaco, IA grave o rotura de la aorta), obs- trucción de un vaso cerebral o activación de barorreceptores cerebrales, y conlleva una tasa de mortalidad mayor.17,38,47 Otras manifestaciones neurológicas de disección menos frecuentes son crisis epilépticas, amnesia global transitoria, neuropatía isquémica, alteraciones del nivel de conciencia y coma, y paraparesia o paraplejía relacionadas con isquemia medular. El coma y la mala perfusión cerebral se asocian con mal pronóstico,49 pero algunos estudios no han logrado aislar la mala perfusión encefálica como factor de riesgo independiente de resultado adverso tras la reparación quirúrgica.17,47 El IM agudo relacionado con la compresión del orificio coronario por parte de la luz falsa o una lengüeta de disección que incluye la arteria coro- naria complica el 1-2% de los casos con disección aórtica de tipo A.1 Con más frecuencia afecta a la arteria coronaria derecha (v. fig. 63-14) y causa un IM agudo inferior. Puede haber aumentos de troponina y cambios electrocardiográficos en la disección aguda.1 Es posible que no se sospeche disección aórtica como causa de la isquemia coronaria, y el diagnóstico erróneo dé lugar a una terapia inadecuada y a un retraso del tratamiento. Es importante incluir la disección aórtica en el diagnóstico diferencial de pacientes con isquemia coronaria aguda o infarto, especialmente cuando sus factores de riesgo, síntomas o hallazgos de la exploración son compatibles con ese diagnóstico. Si la coronariografía de un paciente con infarto de miocardio con elevación del segmento ST (IMEST) no muestra una lesión responsable, hay que descartar disección de la aorta.17 La disección aórtica puede extenderse a la aorta abdominal y provocar complicaciones vasculares y mala perfusión. La arteria renal resulta afectada al menos en el 5-10% de los pacientes y puede dar lugar a isquemia, infarto o insuficiencia renal, o hipertensión resistente (v. fig. e63-11). Aparece isquemia mesentérica en menos del 5% de los pacientes con disección aórtica y se asocia con un aumento notable de la mortalidad. Los síntomas pueden ser insidiosos, relacionados con quejas abdominales inespecíficas, y hay que mantener un alto grado de sospecha por esta complicación.1,17 La disección de la aorta provoca en ocasiones derrame pleural izquierdo, habitualmente relacionado con una reacción inflamatoria. Es posible el hemotórax agudo por la rotura. La disección aórtica de tipo A se acompaña a veces de pericarditis aguda, pero con más frecuencia es un derrame pericárdico anodino. El taponamiento cardíaco agudo como resultado de una rotura con hemopericardio complica aproximadamente el 9% de las disecciones de tipo A y se relaciona con resultados peores.17 La disección de la aorta abdominal aislada es infrecuente (cerca del 1% de las disecciones) y se asocia con AAA existente o causa yatrógena. Hallazgos de laboratorio La radiografía de tórax puede ser la primera clave en el diagnóstico de disección aórtica (fig. e63-12), pero los hallazgos son inespecíficos y en muchos casos resulta totalmente normal. La aorta con disección no siempre está dilatada, y es posible que su imagen no esté desplazada o ensanchada en la placa de rayos X. La anomalía observada con más frecuencia es un contorno anómalo o ensanchamiento de la silueta de la aorta, que se produce en cerca del 80% de los casos (83% de tipo A; 72% del B).47 Hay derrame pleural en el 20% de las disecciones, aproximadamente. En el estudio IRAD más reciente se encontraron placas de tórax normales en la presentación en el 29% de las disecciones de tipo A y 36% de las de tipo B.38 Por tanto, una placa de tórax normal no descarta la presencia de disección aórtica. Las pruebas de laboratorio que es importante obtener en la evaluación de posibles complicaciones de la disección aórtica son hemograma, perfil metabólico extenso, ácido láctico, troponina, lactato deshidrogenasa y creatina cinasa. en el 31% de las disecciones de tipo A y el 19% de las de tipo B, mientras que la isquemia patente de las extremidades es menos frecuente.1,38 La mala perfusión puede ser dinámica, estática o mixta. La mala perfusión dinámica es la más frecuente y resulta de la luz falsa sometida a sobre- presión que empuja el tabique hacia la luz auténtica, provocando el colapso de la luz auténtica y la obstrucción de ramas. La mala perfusión estática se debe a estenosis u oclusión de una rama arterial causada por la lengüeta de disección, hematoma, embolia o trombosis17,48 (fig. e63-11). La IA, una característica diagnóstica clave de la disección de tipo A, se produce en el 41-76% de los pacientes17,38,47 (fig. 63-14) (vídeo 63-6). El soplo de IA varía de intensidad, según la PA y el grado de insuficiencia cardíaca, y es inaudible en algunos casos. Los mecanismos potenciales de la IA son: 1) coaptación incompleta de las valvas aórticas causada por la dilatación concomitante de la raíz y el anillo de la aorta o por la dilatación aórtica aguda secundaria a una luz falsa creciente causante de IA central; 2) prolapso de valva aórtica causado por la lengüeta de disección que se propaga a las valvas aórticas o comisuras o debido a la distorsión de la alineación correcta de las valvas por una lengüeta de disección asimétrica (v. fig. 63-14) (vídeos 63-7 y 63-8); 3) una lengüeta de íntima dehiscente extensa o circunferencial que prolapsa en el tracto de salida del ventrículo izquierdo durante la diástole e interfiere en la coaptación de las valvas (vídeos 63-9 y 63-10), o 4) IA preexistente debida a un aneurisma de la raíz aórtica subyacente o enfermedad por VAB17 (vídeo 63-11). Se producen manifestaciones neurológicas en el 17-40% de los pacien- tes con disección aórtica y son más frecuentes en las disecciones de tipo A.49 Los síndromes neurológicos incluyen ACV isquémico transitorio o persistente, isquemia medular, neuropatía isquémica y encefalopatía hipóxica, y están relacionados con mala perfusión de una o más ramas encargadas del encéfalo, la médula espinal o los nervios periféricos. Cerca del 6% de los pacientes con disección de tipo A presenta un ACV isquémico.47 El síncope se produce enel 19% de las disecciones aórticas de tipo A y el 3% de las de tipo B, y podría estar relacionado con FIGURA 63-13 Distribución del tamaño aórtico (en cm) en el momento de la presentación con disección aórtica aguda de tipo A del IRAD. Las barras azules indican pacientes con diámetros inferiores a 5,5 cm. (Tomado de Elefterades JA, Farkas EA. Thoracic aortic aneurysm: clinically pertinent controversies and uncertainties. J Am Coll Cardiol 2010;55:841-57. Modificado de Pape L, Tsai TT, Isselbacher EM, et al. Aortic diameter ≥ 5,5 cm is not a good predictor of type A aortic dissection: observations from the International Registry of Acute Aortic Dissection (IRAD). Circulation 2007;116:1120-7. Ilustración de Rob Flewell.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1312 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII Los hallazgos electrocardiográficos en pacientes con disección aórtica son inespecíficos, pero pueden indicar complicaciones agudas como isquemia o infarto de miocardio relacionado con afectación de las arterias coronarias o complejos QRS de voltaje bajo secundarios a hemopericardio. El 10% de los pacientes con disección de tipo B presentan signos electrocardiográficos de isquemia.1 Aparece IM agudo en el 1-2% de los pacientes con disección de tipo A. Biomarcadores. Los biomarcadores fiables para el diagnóstico o des- carte de la disección aguda de aorta han suscitado un gran interés. Tras la disección se produce la liberación de proteínas del músculo liso (calponina), fragmentos de elastina solubles, cadena pesada de la miosina e isoforma BB de la creatina cinasa, productos de degradación de la fibrina y TGF-β.37 Estos marcadores tienen una utilidad limitada debido a su sensibilidad, especificidad o retraso temporal, y en este momento no son apropiados para uso clínico. Los pacientes con disección aguda de aorta presentan concentraciones elevadas de dímero D que alcanzan cifras muy altas en muchos pacientes, lo que convierte a este parámetro en un biomarcador muy útil de disección aguda clásica.1,17,37 En pacientes atendidos en las primeras 24 h una concentración de dímero D inferior a 500 ng/ml tenía un cociente de verosimilitud negativo de 0,07 y un valor predictivo negativo del 95%. La sensibilidad y la especificidad descritas para el dímero D son 97 y 47%, respectivamente.37 Hay que destacar que el dímero D puede ser normal en casos de disección aórtica y luz falsa trombosada, así como de HIM y UAP.17 Además, es posible que los pacientes se atiendan inicialmente más de 24 h después del inicio de los síntomas, lo que afecta a las concen- traciones de dímero D. Aunque un resultado negativo del dímero D resulte útil en pacientes con sospecha baja, el cociente de verosimilitud negativo del análisis del dímero D no es suficiente en individuos de alto riesgo y no «descarta» la enfermedad en estos pacientes.17 Técnicas diagnósticas Cuando se sospecha disección de la aorta es importante una confir- mación rápida y precisa del diagnóstico. Los métodos diagnósticos existentes para la disección son TC con contraste, RM, ETE y ETT. ETE, TC helicoidal y RM tienen una precisión diagnóstica muy alta para la disección aórtica sospechada.1,2,17 Cada modalidad posee sus ventajas e inconvenientes respecto a la capacidad diagnóstica, rapidez, facilidad y riesgo.2 La elección de la prueba de imagen depende de la disponibilidad y experiencia en el centro concreto. Si la probabilidad de disección es alta y la prueba inicial resulta negativa o no diagnós- tica hay que realizar una segunda prueba diagnóstica. A la hora de comparar modalidades de imagen debe considerarse la información diagnóstica necesaria. Además de diagnosticar el tipo y localización de la disección, otra información útil son las características anatómicas y complicaciones relacionadas con la disección, incluidos su extensión y sus zonas de entrada y reentrada; la apertura de la luz falsa; la afectación de ramas; la gravedad de la IA; el hemopericardio; la afectación de arterias coronarias; la mala perfusión, y la rotura (tabla e63-1). Tomografía computarizada La tomografía computarizada realzada con contraste (TCRC) es la modalidad más usada para evaluar la disección aórtica y resulta óptima con un escáner multidetector controlado por el electrocardiograma (ECG), que podría eliminar artefactos de movimiento de la pulsación aórtica.2 En la TCRC la disección aórtica se diagnostica por la presencia de dos luces distintas con una lengüeta de íntima visible o mediante la detección de dos luces gracias a sus distintas tasas de opacidad con el contraste (fig. 63-15; v. también figs. 63-9, e63-4, e63-5 y e63-11). Si la luz falsa está trombosada completamente, tendrá una atenuación escasa. La luz falsa suele presentar un flujo más lento y mayor diáme- tro que la auténtica.1,2 La TCRC es muy precisa en el diagnóstico de disección aórtica, con una sensibilidad y especificidad del 98-100%.2,17 La TCRC espiral (helicoidal) permite la reconstrucción tridimensional para evaluar la disección y las ramas y resulta crítica en la planificación de la reparación endovascular. La TC requiere contraste intravenoso (i.v.) y, sin el realce del contraste, es posible que la disección pase desapercibida (fig. e63-13). La TC es capaz de identificar la presencia de trombos en la luz falsa y detectar hemopericardio, rotura de la aorta, afectación de ramas y suministro de sangre de la luz auténtica y la falsa. Las limitaciones principales de la TC son: incapacidad de evaluar las arterias coronarias y la válvula aórtica con fiabilidad, artefactos de movi- miento relacionados con el movimiento cardíaco, artefactos de estrías asociados a dispositivos implantados y complicaciones secundarias al uso de contrastes, especialmente nefropatía (v. capítulo 98). Resonancia magnética La RM es muy precisa para evaluar disección de la aorta, con sensibilidad y especificidad del 98%, y no emplea contraste yodado i.v. ni radiaciones ionizantes1,2,17 (fig. 63-16). La RM permite imágenes de múltiples planos con reconstrucción tridimensional y cine-RM para visualizar el flujo sanguíneo, diferenciar entre flujo lento y coágulos, evaluar la movilidad de la lengüeta de íntima y detectar IA. La RM es capaz de valorar la morfología de las ramas cuando se combina con ARM realzada por contraste. La RM puede detectar derrame pericárdico, rotura de aorta, puntos de entrada y salida con gran precisión; también detectar y cuantificar la IA. La RM tiene limitaciones importantes en la evaluación de la disección aórtica aguda. Está con- traindicada en pacientes con ciertos dispositivos implantados (marcapasos, desfibrilador) y otros implantes metálicos. Su disponibilidad es limitada en urgencias y se necesita más tiempo para obtener las imágenes que con FIGURA 63-14 Insuficiencia aórtica que complica una disección aórtica de tipo A aguda. La lengüeta de disección distorsiona la alineación normal de las valvas aórticas, provocando así la mala coaptación de la válvula aórtica y la consiguiente insuficiencia aórtica. En este ejemplo la lengüeta de disección se extiende al orificio de la arteria coronaria derecha (flecha). FIGURA 63-15 Tomografía computarizada realzada con contraste de una disección aórtica de tipo A aguda. La aorta ascendente está dilatada, y se visualiza una lengüeta de disección compleja en las aortas ascendente (flecha superior) y descendente (flecha inferior). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1313 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la TC. Por este motivo la RM casi nunca se usa como prueba inicial en la evaluación de una disección aguda, pero gracias a sus imágenes detalladas y ausencia de radiaciones ionizantes resulta especialmente atractiva en el seguimiento a largo plazo de las disecciones de aorta. Ecografía El diagnóstico ecográfico de disección aórtica se basa en la presencia de una lengüeta de íntima ondulante con movimiento independiente en la luz aórtica que separa la luz auténtica de la falsa1,2 (vídeos 63-12 a 63-19; v. también vídeos 63-2, 63-3 y 63-6 a 63-11). El Doppler de flujo en color pone de manifiesto el flujo diferente en las dos luces y es capaz de detectar desgarros de la íntima. Cuando la luz falsa está trombosada, el desplazamiento de las calcificaciones de la íntima o el engrosamiento de la pared aórtica indica disección de la aorta. Ecocardiograma transtorácico El ETT tiene una sensibilidad del 70-80% y una especificidad del 93-96% para identificar disección aórtica de tipo A, pero resulta mucho menos sensible (31-55%) que otras modalidades en el diagnóstico de disección de tipo B17 (fig. e63-14, y vídeos 63-12 a 63-14). Las técnicas de imagen avanzadas y el realce de contraste aumentan la precisión del ETT en el diagnóstico de disección aórtica de tipo A.1,2 Como el ETT tiene una sensibilidad reducida para detectar disección aórtica, los hallazgos negativos no descartan disección, pero ciertas claves, como aorta dilatada, IR o derrame pericárdico podrían apuntar a este diagnóstico. Ecocardiograma transesofágico El ETE resulta muy preciso en la evaluación y diagnóstico de la disección aguda de aorta (sensibilidad: 98% aproximadamente; especificidad: 95%), pero su precisión es dependiente del operador (fig. 63-17; v. también vídeos 63-2, 63-3, 63-7 a 63-10 y 63-15 a 63-18). Es posible que el ETE no visualice por completo la aorta ascendente distal y el cayado proximal, pero explora bien los demás segmentos torácicos de la arteria. El ETE pone de manifiesto el desgarro de la íntima en el 75-100% de los casos, diferencia entre luz falsa y auténtica e identifica agujeros en la lengüeta de íntima (fig. e63-15; v. también vídeo 63-16). Las características de la luz verdadera en el ETE son luz más pequeña, expansión sistólica, flujo anterógrado sistólico, comunicación de la luz auténtica a la falsa en la sístole y flujo ecocardio- gráfico realzado con contraste precoz y rápido.1,2 El ETE es sensible al 100% en la detección de IR que complica una disección y puede definir su mecanismo (v. vídeos 63-6 a 63-11). El ETE aporta información sobre la función del ven- trículo izquierdo, arterias coronarias proximales y derrame pericárdico, y es posible que ayude al tratamiento endovascular (v. vídeos 63-17 y 63-18). Aortografía Ya no se usa la aortografía en el diagnóstico inicial de la disección aguda de aorta, y hoy en día se emplea principalmente en la reparación endovascular o coronariografía. Los hallazgos de la disección en la aortografía son dos luces o una lengüeta de íntima, deformación ondulante de la luz aórtica, engrosamiento de la pared aórtica, afectación de ramas e IR. Comparada con otras modalidades de imagen, la aortografía tiene menos precisión en el diagnóstico de disección aguda. Puede arrojar resultados falsos negativos por la trombosis de la luz falsa, una opacificación igual de ambas luces y el HIM. Selección de una modalidad de imagen Debido a su disponibilidad en urgencias, la TCRC suele ser la primera elección para el diagnóstico de disección aórtica. El riesgo de nefropatía inducida por contraste puede complicar la decisión de qué prueba realizar cuando no contamos con ETE ni RM. Aún más importante, es posible que la TC sin contraste no logre diagnosticar la disección (v. fig. e63-13). La ARM sin contraste podría diagnosticar disección aórtica cuando está contraindicado el contraste de gadolinio. Es posible que el ETT diagnostique disección, pero carece de la sensibilidad necesaria para descartarla. Si no hay ETE o RM de urgencias, el clínico tiene que sopesar los riesgos asociados al contraste i.v. con las posibles consecuencias mortales de no diagnosticar disección de aorta. Papel de la coronariografía No se recomienda la coronariografía en todos los casos antes de la cirugía de una disección aórtica de tipo A aguda por las consecuencias del retraso de la cirugía urgente.17 Aparte del retraso generado, la coronariografía puede ser técnicamente difícil en el paciente con FIGURA 63-17 Evaluación con ecocardiograma transesofágico de una aorta torácica afectada. Disección aguda de tipo A puesta de manifiesto en vistas longitudinales y de eje corto; las flechas indican láminas de disección (A) y un desgarro de la íntima próximo a las valvas aórticas (B). C. Cartografía de flujo en color en un paciente con disección de tipo B crónica que muestra flujo enérgico en la luz falsa (LF), que demuestra la comunicación entre la luz auténtica (LA) y la LF. D. Trombosis parcial de la LF aneurismática en una disección de tipo B crónica. Ao desc., aorta descendente. (Tomado de Baliga RB, Nienaber CA, Bossone E, et al. The role of imaging in aortic dissection and related syndromes. JACC Cardiovasc Imaging 2014;7:406-24.) FIGURA 63-16 Imágenes eco de espín de resonancia magnética. A. Disección de tipo A. B. Disección de tipo B. La zona de entrada se visualiza como una interrupción focal de la imagen lineal de la lengüeta de íntima (flechas). (Tomado de Baliga RB, Nienaber CA, Bossone E, et al. The role of imaging in aortic dissection and related syndromes. JACC Cardiovasc Imaging 2014;7:406-24.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1314 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII disección. En ocasiones el acceso arterial no consigue entrar en la luz auténtica y la lesión de la aorta por el catéter o la guía conduce a la extensión de la disección o perforación de la aorta. En pacientes que se someten a cirugía por una disección aguda de tipo A lo más frecuente es ser capaz de corregir en la intervención las arterias coronarias afectadas por la disección, y no es necesaria una coronariografía. Algoritmos de evaluación y tratamiento Las directrices sobre enfermedades de la aorta torácica contienen un algoritmo para el tratamiento de los pacientes con presentaciones compatibles con disección aórtica aguda17,50 (fig. 63-18). La valoración del riesgo a la cabecera del paciente determina si este tiene alguna de las tres características de alto riesgo: 1) trastorno de alto riesgo (SMF o trastornos relacionados, AAT familiares, antecedentes familiares de enfermedad aórtica, valvulopatía aórtica conocida como VAB, manipulación aórtica reciente o AAT conocido); 2) características del dolor de alto riesgo, incluido dolor torácico, dorsal o abdominal calificado de comienzo súbito, intensidad grave y arrancamiento/desgarro/punzante, y 3) características de alto riesgo en la exploración: déficit de perfusión (déficit de pulso, PA diferencial, déficit neurológico focal), soplo de IA o hipotensión. La presencia de dos o más características de alto riesgo indica sobremanera disección aórtica. Los pacientes considerados con alta probabilidad de disección aórtica requieren una interconsulta quirúrgica urgente y prueba de imagen inmediata. Aque- llos pacientes cuyas características apuntan a disección aórtica y carecen de un diagnóstico alternativoprecisan pruebas de imagen inmediatas. En los que tengan perfiles de riesgo más bajo se evalúan otros diagnósticos, pero si ninguno se considera probable o confirmado, se recomiendan las pruebas de imagen aórticas. Son necesarios más estudios prospectivos para validar la precisión de este índice de riesgo. Tratamiento Las directrices sobre enfermedades de la aorta torácica indican una vía de tratamiento para los pacientes con disección aguda de la aorta (fig. 63-19).17 El tratamiento médico inicial consiste en estabilizar al paciente, controlar el dolor y reducir la PA con β-bloqueantes para dis- minuir la tasa de elevación en la fuerza (dP/dt) de la contracción del ventrículo izquierdo. Estas medidas deberían iniciarse inmediatamente, mientras se realiza la evaluación diagnóstica del paciente. Reducir la PA podría ayudar a prevenir la propagación de la disección y reducir el riesgo de rotura de la aorta. La disección aórtica tiene una tasa de mortalidad alta. En la descripción inicial del IRAD el tratamiento médico de la disección aguda de tipo A tenía una mortalidad del 20% el primer día y el 30% a las 48 h.47 Una actualización reciente del IRAD señaló que la supervivencia en las disecciones de tipo A tratadas médicamente era del 82% a las 24 h, el 51% a los 7 días, el 40% a los 30 días y el 38% a los 60 días.36 La cirugía urgente se sigue de una mayor supervivencia en los pacientes con disección aguda de tipo A, con una mortalidad intrahospitalaria del 18% para la disección de tipo A tratada quirúrgicamente y el 56% en los pacientes con tratamiento médico38 (v. fig. 63-12). La edad por sí misma no debería ser un criterio de exclusión de tratamiento quirúrgico.1 Se recomienda el tratamiento médico inicial para las disecciones agudas de tipo B. Los pacientes con disección aguda de la aorta requieren una evaluación y un tratamiento multidisciplinar urgente. El traslado urgente a un centro médico terciario con acceso a cirugía cardiovascular, cirugía vascular, radiología intervencionista y cardiología es lo recomendado para los pacientes con disección aguda.1,17 Los hospitales con volúmenes de intervenciones más altos en los pacientes tratados quirúrgicamente con disección aguda de tipo A o B logran tasas de mortalidad más bajas.1,51 Reducción de la presión arterial Se recomienda reducir la PA sistólica a cifras en torno a 100-120 mmHg o el grado mínimo necesario para una perfusión adecuada y una frecuencia cardíaca (FC) de 60 a 80 latidos/min.37 Hay que administrar β-bloqueantes incluso si el paciente no tiene hipertensión. Para la administración rápida de compuestos destinados a disminuir la velocidad de aumento de la fuerza ventricular (dP/dt) y la tensión sobre la aorta se pueden usar β-bloqueantes i.v. El esmolol se administra en bolo inicial de 1.000 µg/ kg y a continuación en perfusión continua de 150-300 µg/kg/min. El labetalol se pauta en una dosis i.v. inicial de 20 mg a lo largo de 2 min y a continuación, 40-80 mg cada 10 min (dosis máxima, 300 mg) hasta alcanzar la respuesta deseada. Posteriormente el labetalol se administra en perfusión continua con una velocidad de 2-10 mg/min, hasta 300 mg de dosis acumulada total. El nitroprusiato sódico logra una reducción rápida de la PA, pero es posible que resulte también en un aumento de dP/dt; por este motivo tiene que usarse junto con un β-bloqueante en caso de disección aórtica aguda. El nitroprusiato sódico se inicia con una dosis de 0,3-0,5 µg/kg/min, ajustando en 0,5 µg/kg/min según sea necesario. El control adecuado de la PA y la FC en pacientes con disección aórtica aguda suele requerir múltiples compuestos. Los inhibidores de la ECA i.v. y la nitroglicerina i.v. pueden ser útiles. Otros medicamentos i.v. para la hipertensión grave son nicardipino (5 mg/h, subiendo hasta un máximo de 15 mg/h en caso necesario). Cuando se evalúa la hipertensión resistente en la disección aguda, el clínico debe tener en cuenta la mala perfusión de la arteria renal, que en ocasiones requiere tratamiento endovascular (v. fig. e63-11). Es posible que disminuya la necesidad de múltiples antihipertensores para el control agudo de la PA tras los primeros días. La persistencia de hipertensión grave o signos de isquemia renal obliga a la evaluación de una posible afectación de las arterias renales. Tratamiento del taponamiento cardíaco El taponamiento cardíaco, que se produce en el 8-31% de las disecciones agudas de tipo A, es uno de los mecanismos de muerte más frecuentes en los pacientes con disección1,17,52 (v. fig. e63-16, y vídeo 63-13). Los pacientes con taponamiento pueden presentarse con hipotensión, síncope o alteración del estado mental, y su tasa de mortalidad intrahospitalaria es el doble que la de los pacientes sin taponamiento (54 frente al 25%).52 La pericardiocentesis por hemopericardio agudo en los pacientes con disección puede resultar en recidiva de la hemorragia y colapso hemodi- námico agudo, especialmente si se extrae un volumen mayor de líquido y la PA elevada provoca más sangrado rápido en el espacio pericárdico. Por tanto, en pacientes relativamente estables con disección aguda de tipo A y taponamiento cardíaco los riesgos asociados a la pericardiocentesis probablemente superen sus beneficios. Hay estudios asiáticos que señalan la seguridad de la pericardiocentesis para el taponamiento cardíaco que complica un HIM.17 La hipotensión o el shock por el hemopericardio secundario a disección ascendente requiere cirugía aórtica urgente. Sin embargo, en los pacientes que no sobrevivirán hasta la cirugía, la pericardiocentesis con la aspiración de tan solo el líquido pericárdico necesario para estabilizar al paciente antes de la cirugía podría ser salvadora y debe considerarse una opción terapéutica en estos casos.17,52 Tratamiento definitivo El tratamiento definitivo para la disección aguda de aorta consiste en cirugía urgente para la disección de tipo A en pacientes considerados candidatos quirúrgicos (fig. e63-17). Los pacientes con disección aguda de aorta de tipo A están en riesgo de sufrir rotura aórtica, IA con insuficiencia cardíaca, ACV, taponamiento cardíaco e isquemia visceral. Comparado con el tratamiento médico, el tratamiento quirúrgico inmediato mejora la supervivencia en pacientes con disección aórtica aguda de tipo A.13,38,47 En la etapa más reciente del IRAD, la tasa de mortalidad en pacientes con disección aórtica de tipo A sometidos a cirugía era del 18%, en comparación con el 56% de los que recibieron tratamiento médico (típicamente por su edad avanzada y trastornos concomitantes)36,38 (v. fig. 63-12). En centros experimentados, la mortalidad quirúrgica a 30 días para la disección aguda de tipo A es del 10-35%.37,38,47,49 Los factores que aumentaban la mortalidad eran shock, insuficiencia cardíaca, taponamiento cardíaco, IM, insuficiencia renal, edad y mala perfusión.17,47,49,53 La cirugía de la disección aórtica de tipo A tenía una tasa de mortalidad del 16% en septuagenarios y el 35% en octogenarios.49 Aunque el shock en la disección de tipo A se asocia con una tasa de mortalidad alta, los supervivientes con y sin shock mostraron una mortalidad similar a largo plazo.54 Un instrumento a la cabecera del paciente de predicción del riesgo pre y postoperatorio permite estimar los riesgos asociados a la cirugía para la disección aórtica aguda de tipo A55 (fig. e63-18 y tabla e63-2). Pacientes seleccionados con disección de tipo A se han sometido a una REVAT exitosa y tratamiento híbrido, pero se necesitan más datos sobre esta área por restricciones técnicas y anatómicas.37 La disección retrógrada aguda de tipo A con un desgarro primario de la íntima en la aorta descendente suele tratarse con cirugía. Se ha señalado un resultado favorable para unos pocos pacientes minuciosamente seleccionados tratados con tratamiento médico inicial e intervenciones en el momento oportuno cuando la extensión a la aorta ascendente está trombosaday no es aneurismática56 (fig. e63-19). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1315 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . FIGURA 63-18 Evaluación de la disección aórtica (DAo). DDA, detección de la disección aórtica; IMEST, infarto de miocardio con elevación del segmento ST; PA, presión arterial; SCA, síndrome coronario agudo; SNC, sistema nervioso central; RxT, radiografía de tórax. (Adaptado de Hiratzka LF, Bakris GL, Beckman JA, et al. 2010 ACCF/AHA/AATS/ACR/ ASA/ SCA/SCAI/SIR/STS/SVM guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease: a report of the American College of Cardiology Foundation/ American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, American Association for Thoracic Surgery, American College of Radiology, American Stroke Association, Society of Cardiovascular Anesthesiologists, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society of Interventional Radiology, Society of Thoracic Surgeons, and Society for Vascular Medicine. Circulation. 2010;121:e266–e369.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1316 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII Los pacientes con disección aórtica aguda de tipo B tienen una tasa de mortalidad aguda menor que aquellos con disección aguda de tipo A, con tasas de mortalidad intrahospitalaria global en torno al 10%.38,57 En la disección de tipo B no complicada la tasa de mortalidad intrahos- pitalaria es mucho menor –tan solo del 1-6% de los que requieren tratamiento médico únicamente–37,38 pero la disección de tipo B com- plicada conlleva una tasa de mortalidad mucho más alta, especialmente si se acompaña de shock o mala perfusión.57 En la etapa de IRAD, el 57% de los pacientes con disección aguda de tipo B fueron tratados médicamente, el 32% recibieron tratamiento endovascular, y el 7% FIGURA 63-19 Algoritmo de tratamiento de la disección aórtica aguda. DAo, disección aórtica; PA, presión arterial; PAM, presión arterial media. (Tomado de Hiratzka LF, Bakris GL, Beckman JA, et al. 2010 ACCF/AHA/AATS/ACR/ASA/SCA/SCAI/SIR/STS/SVM guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease: executive summary. A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, American Association for Thoracic Surgery, American College of Radiology, American Stroke Association, Society of Cardiovascular Anesthesiologists, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society of Interventional Radiology, Society of Thoracic Surgeons, and Society for Vascular Medicine. Circulation 2010;121:e266.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1317 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . fueron sometidos a RCA, con tasas de mortalidad intrahospitalaria del 10, 14 y 21%, respectivamente38 (v. fig. 63-12). Las tendencias de bases de datos nacionales recogen tasas de mortalidad intrahospitalaria del 14,3% para la disección de tipo B tratada quirúrgicamente y el 7,9% de las tratadas con REVAT.51 Edad avanzada, sexo femenino, hipotensión/ shock, hematoma periaórtico, diámetro de la aorta superior a 5,5 cm y mala perfusión se asocian con tasas de mortalidad más altas. Un modelo que emplee estas variables podría predecir la mortalidad intrahospitalaria.57 Las indicaciones típicas de REVAT en pacientes con disección de aorta de tipo B complicada son isquemia visceral o de las extremidades, rotura o rotura inminente, expansión rápida del diámetro aórtico, dolor incontrolable o extensión retrógrada de la disección a la aorta ascendente (tabla 63-7). El tratamiento preferido para la mayoría de las complicaciones es el endovascular.1,37 Las disecciones primarias del cayado son infrecuentes y el tratamiento de estas tiene que ser individualizado. La reparación quirúrgica de la disección aguda del cayado tiene una tasa de mortalidad del 15 al 29%. Si está afectada la aorta ascendente, la disección se clasifica como de tipo A y se recomienda la cirugía urgente. Muchos proponen el tratamiento médico inicial para las disecciones primarias del cayado que no afecten a la aorta ascendente, mientras que otros abogan por la cirugía de urgencia en algunas disecciones primarias del cayado, especialmente si hay un aumento de tamaño aneurismático. Las disecciones de tipo B que se extienden retrógradamente a la parte transversa del cayado han recibido distintos tratamientos; se recomienda el tratamiento médico inicial en la mayoría. Las disecciones aisladas de la aorta abdominal son infrecuentes y se asocian con hipertensión, aneurismas preexistentes o trastornos genéticos. La mayoría son espontáneas, pero algunas están relacionadas con traumatismos o causas yatrógenas. Tratamiento quirúrgico. La cirugía de la disección aórtica aguda es muy demandante técnicamente (v. vídeo 63-18). La pared aórtica es delgada y friable, y se usa tejido de teflón y suturas con torundas de algodón para reforzar la pared y prevenir que las suturas desgarren la frágil pared aórtica. Disección aórtica de tipo A. La RCA, realizada tan rápido como sea posible, es el tratamiento de elección en la disección aórtica aguda de tipo A para prevenir complicaciones potencialmente mortales.1,17 Existe una relación inversa entre volumen del hospital/cirujano y mortalidad operatoria para los pacientes con disección aguda de tipo A.48 Hay que sopesar los riesgos de la cirugía en un centro de bajo volumen con el riesgo asociado al retraso en el traslado a una institución con experiencia. El tratamiento quirúrgico tiene como fin tratar o prevenir las complicaciones frecuentes de disección, incluidos taponamiento cardíaco, IA, rotura de la aorta, isquemia visceral y ACV. Los objetivos quirúrgicos inmediatos son resecar el desgarro de la íntima; obliterar el canal falso suturando por encima de los extremos de la aorta, y reconstituir la aorta, directamente o con más frecuencia mediante la inserción de un injerto interpuesto. En la disección de tipo A la IA se trata también con la resuspensión de las valvas de la válvula aórtica o mediante una RVA protésica. Aunque hay cierta controversia sobre el momento de abordar directamente la mala perfusión, el consenso general cuando esta complicación acompaña una disección aguda de tipo A es reparar primero la aorta porque esto corregirá la mala perfusión en la mayoría de los pacientes.1,17,48 Las decisiones terapéuticas específicas de cada paciente tienen que tomarse según el mecanismo de la mala perfusión.53 Cuando está presente un síndrome de mala perfusión grave secundario a isquemia mesentérica o seudocoartación de la aorta descendente, algunos han propuesto la REVAT inicial de la aorta descendente.48 Sin embargo, este abordaje se asocia con retraso de la cirugía definitiva y tasas de rotura en el intermedio del 5 al 23%.48 Se realiza una esternotomía media y la canalización para la circulación extracorpóreaimplica por lo general un abordaje por la arteria axilar (fig. e63-20) o con menos frecuencia la femoral (fig. e63-21) con el fin de evitar traumatismos a la pared aórtica debilitada.48,58 Un injerto vascular de poliéster tejido sustituye la aorta ascendente y se emplean métodos específicos del cirujano para dar soporte a la anastomosis58 (fig. 63-20). La mayoría de los pacientes pueden tratarse con obliteración de la luz falsa colocando un tejido de teflón como neomedio y resuspensión de la válvula aórtica original (figs. e63-22 y e63-23). La inspección intraoperatoria de la válvula aórtica y la guía del ETE ayudan a tratar la válvula aórtica en pacientes con disección proximal.58 Cuando hay IA que complica la disección, la reparación de la pared aórtica, la descompresión de la luz falsa y la resuspensión de las comisuras en la pared de la aorta restablecerán habitualmente la competencia de la válvula. En cerca del 20-25% de los pacientes que se someten a tratamiento conservador de la válvula puede desarrollarse posteriormente una dilatación de la raíz o IA progresiva, que requiere RVA o recambio de la raíz.58 Si la afectación de las valvas aórticas impide su reparación, está indicada la RVA junto con recambio de la aorta ascendente. Cuando los senos están dilatados, suele realizarse el recambio mixto de válvula y raíz mediante la técnica de Bentall modificada. En caso de que la disección afecte al seno de Valsalva, es preferible recambiar la raíz de la aorta para prevenir la IA tardía.1 Si la raíz de la aorta está dilatada pero las valvas aórticas son normales, muchos han tenido éxito realizando una reimplantación con recambio de la raíz conservador de la válvula17,48 (v. figs. 63-20 y e63-9). Este complejo proceso exige una intervención más prolongada y maestría quirúrgica, y en muchos casos es más apropiado el recambio mixto de válvula y raíz. En las disecciones con un desgarro localizado en la aorta ascendente, cayado de tamaño normal sin mala perfusión distal, la reparación quirúrgica consiste en recambio de un semicayado con anastomosis distal abierta bajo parada cardíaca48,58 (fig. e63-24). El cayado aórtico resulta diseccionado en más del 70% de las disec- ciones de tipo A, y se describe afectación de los vasos del cayado en el proceso de disección en el 28-73%.1,17,49,58 El recambio del cayado, con el paciente en parada cardíaca e hipotermia profunda, también se realiza si el desgarro de la íntima se extiende por todo el cayado y los vasos de este y no es susceptible de resección primaria, el cayado tiene aneurismas o está roto, se identifica un desgarro primario del cayado en la cirugía, y en algunos pacientes con síndromes de aneurismas hereditarios. Los períodos prolongados de parada cardíaca aumentan la morbimortalidad. Se prefieren las técnicas de injertos de ramas en el tratamiento de los vasos del cayado afectados.48 Aunque otras intervenciones más com- plejas en las cuales se recambia todo el cayado aórtico podrían reducir la apertura de la luz falsa, esta operación tan difícil conlleva un riesgo mayor que la cirugía del semicayado o aorta ascendente. No obstante, el estudio German Registry for Acute Aortic Dissection Type A (GERAADA) no recogió diferencias en la mortalidad a los 30 días, comparando las intervenciones sobre el semicayado y el cayado total con aquellas sin cayado.49 Puede realizarse una reparación distal ampliada para sellar desgarros que se extiendan a la aorta descendente y mejorar la obliteración de la luz falsa distalmente.48 Las técnicas de la trompa de elefante y trompa de elefante congelada (v. sección anterior sobre AAT) se realizan en ocasiones en la disección aguda de tipo A que requiere una reparación distal amplia TABLA 63-7 Indicaciones de la reparación endovascular de la aorta torácica en la disección aórtica de tipo B* Rotura Rotura inminente Mala perfusión Derrame pleural hemorrágico Dolor resistente Hipertensión resistente Dilatación aneurismática (> 55 mm) Aumento rápido del diámetro Síntomas recidivantes *O reparación por cirugía abierta si la anatomía no es idónea para REVAT. FIGURA 63-20 Distintas técnicas quirúrgicas para reparar una disección aórtica proximal (tipo A). De izquierda a derecha. Técnica de David con reinserción de las arterias coronarias y preservación de la válvula aórtica original, recambio de la aorta ascendente y la válvula aórtica original, y recambio de todo el cayado con anastomosis a todos los vasos craneales. (Tomado de Nienaber CA, Divchev D, Palisch H, et al. Early and late management of type B aortic dissection. Heart 2014;100:1491-7.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1318 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII para el tratamiento de las disecciones de tipo B (agudas, crónicas, complicadas y no complicadas). Hasta dos terceras partes de los pacientes tratados de esta forma siguen teniendo una luz falsa con perfusión, que requiere reintervención y conversión quirúrgi- ca. Si persiste la mala perfusión de una rama, la inserción de un dispositivo endovascular en la rama o la técnica de extensión provisional para inducir la unión completa (PETTICOAT, provisional extension to induce complete attachment) –en la cual se sella el punto de entrada con un endoinjerto y se insertan dis- positivos endovasculares para abrir la aorta torácica restante, la aorta abdominal y/o las ramas– podrían resolver el problema.37 Los abordajes híbridos (REVAT y RCA) de las disecciones que afectan al cayado y la aorta descendente tal vez tengan menos riesgo que la RCA. La disección ascendente retrógrada es una complicación potencialmente mortal que se produce en ocasiones durante la REVAT de una disección de tipo B, hecho que subraya la necesidad de un equipo de RCA en los centros que realicen endoinjertos para la disección aórtica.17 Los pacientes con disección aórtica de tipo B no complicada tienen riesgo de com- plicaciones a largo plazo, como formación de aneurismas y rotura tardía (fig. e63-27). Se está investigando si la REVAT precoz de la disección de tipo B no complicada modifica la morbimortalidad de estas disecciones. El estudio INSTEAD no des- cribió diferencias en la mortalidad por todas las causas entre los pacientes con disección de tipo B crónica no complicada tratados con REVAT y aquellos que recibieron trata- miento médico.61 Los pacientes tratados con REVAT tenían una tasa significativamente mayor de remodelación aórtica, incluidas trombosis de la luz falsa y expansión de la luz auténtica (91 frente al 19% para REVAT frente al tratamiento médico) (fig. 63-22). La mortalidad por todas las causas a los 5 años no era diferente entre los grupos, pero la mortalidad relacionada con la aorta resultó significativa- mente menor en los pacientes tratados con REVAT, al igual que el aumento de tamaño progresivo del aneurisma61 (fig. 63-23). El estudio ADSORB que comparó la REVAT con el tratamiento médico en la disección de tipo B no complicada encontró que la REVAT mejoraba la remodelación aórtica respecto al tratamiento médico, pero sin diferencias en las roturas ni mortalidad relacionada con la disección o global tras 1 año;63 los datos de 3 años llegarán en breve. Las indicaciones típicas de REVAT (o RCA) en la disección aórtica de tipo B crónica son aumento de tamaño progresivo de la aorta (> 10 mm/año), aumento de tamaño del aneurisma (> 55 mm), síndromes de mala perfusión y dolor recidivante.1,37 El tratamiento de la disección aórtica de tipo B crónica es complejo porque los datos de un metaanálisis reciente demuestran tasas altas de mortalidad operatoria (RCA: 5,6-21%; REVAT:0-14%) y complicaciones (ACV: RCA, 0-13%; REVAT; 0-12%; isquemia medular: RCA, 0-16%; REVAT, 0-13%; insuficiencia renal: RCA, 0-33%; REVAT, 0-34%).63 Las tasas de reintervención también fueron altas (RCA, 6-29%; REVAT, 4-47%). Actualmente, la RCA se reserva para pacientes con diámetros aórticos mayores de 55 mm que sean buenos candidatos quirúrgicos y con más de 60 mm para los candidatos razonables, mientras que en aquellos de alto riesgo quirúrgico hay que considerar la reparación endovascular en centros especializados (directriz de la European Society for Vascular Surgery). Tratamiento a largo plazo y seguimiento Las tasas de supervivencia a corto y largo plazo para la disección aórtica de tipo A oscilan entre el 52 y el 94% a 1 año y del 45 al 88% a los 5 años.17 Otros señalan que los pacientes con disección de tipo A que sobreviven a la cirugía tienen tasas de supervivencia de aproximadamente el 90% a FIGURA 63-21 Abordajes de la reparación distal extendida para la disección aórtica aguda de tipo A. A. Injerto-dis- positivo endovascular abierto y recambio total del cayado con injerto-dispositivo endovascular anterógrado colocado en la aorta torácica descendente en parada cardíaca. B. Injerto-dispositivo endovascular abierto y recambio de semicayado con injerto-dispositivo endovascular anterógrado colocado en la aorta torácica descendente en parada cardíaca. C. Injerto-dispositivo endovascular cerrado con cayado híbrido. Redirección proximal de los vasos del cayado a la unión sinotubular y despliegue del injerto-dispositivo endovascular en el injerto de la aorta ascendente con radioscopia tras retirar la circulación extracorpórea. D. Injerto-dispositivo endovascular cerrado con recambio híbrido del cayado. El cayado se ha recambiado quirúrgicamente hasta el nivel de la arteria subclavia izquierda y se ha creado una zona de aterrizaje proximal de poliéster para el injerto-dispositivo endovascular en la parte transversal del cayado. (Tomado de El-Hamamsy I, Ouzounian M, Demers P, et al. State-of-the-art surgical management of acute type A aortic dissection. Can J Cardiol 2016;32:100-9. Imágenes por cortesía del Dr. Jehangir Appoo.) con múltiples técnicas existentes, como intervenciones abiertas, cerradas e híbridas48,58 (fig. 63-21). Disección aórtica de tipo B. El tratamiento de los pacientes con disecciones de tipo B está cambiando con un uso mayor de dispositivos endovasculares. Debido a las altas tasas de mortalidad asociadas a la RCA, los pacientes estables con disección de tipo B no complicada reciben por lo general tratamiento no quirúrgico.1,17,37 Los pacientes con disección aórtica de tipo B complicada secundaria a rotura de la aorta, dolor intratable, aumento de tamaño de aneurismas o isquemia de órganos finales como resultado de afectación de ramas aórticas deberían someterse a una REVAT, que conlleva menos morbimortalidad que la RCA1,37 (fig. e63-25; v. también fig. 63-8). De 1.476 pacientes con disección de tipo B en el registro IRAD, el 63% recibieron tratamiento médico, con una tasa de mortalidad del 8,7%; el 23% se sometió a reparación endovascular, con mortalidad del 12%; y el 13% pasó por RCA, con mortalidad del 17%.38 Otros registros de gran tamaño señalan una tasa de mortalidad del 32% aproximadamente para la RCA en la disección aguda de tipo B.37 El estudio STABLE está evaluando el tratamiento de la disección de tipo B complicada con injertos endovasculares, y suma una tasa de mortalidad a los 30 días del 4,7%. Tuvo lugar una remodelación aórtica favorable y está en curso el seguimiento de 5 años.59 El estudio DISSECTION trató la disección de tipo B complicada con REVAT, y recoge una mortalidad a los 30 días del 8 y el 15% a los 12 meses.60 Cuando una luz falsa ciega provoca la compresión dinámica de la luz auténtica, la fenestración con balón de la lengüeta de íntima permite que la sangre fluya de la luz falsa a la auténtica, descomprimiendo la luz falsa distendida. Sin embargo, es posible que la fenestración e inserción de dispositivos endovasculares en las ramas sin otras intervenciones no mejore la mala perfusión y sea necesaria la REVAT.1 La REVAT cubre el área del desgarro primario de la íntima y redirige el flujo a la luz auténtica, promoviendo la trombosis de la luz falsa y permitiendo la remodelación aórtica (fig. e63-26). Este tratamiento suele corregir los sín- dromes de mala perfusión y la isquemia de ramas (v. fig. e63-25) y resulta útil en el tratamiento de las disecciones sintomáticas crecientes y aortas rotas. Actualmente contamos con dispositivos endovasculares aprobados Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1319 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . 1 año, el 75% a los 5 años y el 54% a los 10 años.58 En estudios monocéntricos de seguimiento a largo plazo tras una disección aórtica de tipo A la tasa de supervivencia a los 10 años era del 55-59%, y a los 20 años, del 24-30%.64,65 Los pacientes tratados médicamente con disección aórtica de tipo A tienen una tasa de mortalidad muy elevada, superior al 20% a las 24 h y el 50% en la primera semana después del diagnóstico.38,47 Hay pocos datos sobre la evolución natural de la disección aórtica de tipo A crónica tratada médicamente. Algunos estudios describen una supervivencia pésima con el tratamiento médico exclusivamente, incluso en pacientes que sobreviven al ingreso inicial, pero el IRAD comunicó una tasa de supervivencia del 38% a los 60 días.36 En los pacientes con disección de tipo A que sobreviven al ingreso con tratamiento médico la tasa de supervivencia a 1 año ha sido bastante variable, desde menos del 20 al 88%, y a los 3 años ha sido descrita hasta del 68%.66 Unos pocos pacientes se atienden inicialmente en la fase subaguda y deberían someterse a cirugía. En ocasiones se descubre accidentalmente una disección de tipo A crónica durante la evaluación de IA o aorta ascendente dilatada. Se recomienda el tratamiento quirúrgico para los pacientes apropiados con disección de tipo A crónica, especialmente aquellos con un aneurisma de la aorta ascendente mayor de 5,5 cm, IA o síntomas.46 Las tasas de supervivencia a largo plazo en pacientes con disección de tipo B aguda van del 56 al 92% a 1 año y del 48 al 82% a los 5 años.66 Estos estudios han incluido descripciones de centros únicos con criterios de inclusión heterogéneos y ausencia de tratamiento endovas- cular. A pesar de todo, los hallazgos en el seguimiento a largo plazo de disecciones aórticas de tipo B son peores que los de disecciones de tipo A. Estudios previos han puesto de manifiesto que muchas muertes del seguimiento están relacionadas con complicaciones aórticas posteriores como la rotura, la extensión de la disección y los riesgos asociados a la cirugía aórtica y vascular consiguiente. Las tasas de supervivencia a 1-3 años de pacientes dados de alta tras el ingreso inicial por disección aórtica de tipo B aguda fueron del 78, el 83 y el 77-98% para los pacientes que recibieron tratamiento médico, quirúrgico o endovascular, res- pectivamente.36 El tratamiento global a largo plazo tras una disección aórtica consiste en tratamiento médico, control de la PA, evaluación del paciente y los familiares de primer grado en busca de trastornos heredables asociados a disección de la aorta, pruebas de imagen seriadas de la aorta, modificaciones del estilo de vida y educación.34,42 Un objetivo importante del tratamiento global a largo plazo después de la disección es tratar la hipertensión, con un objetivo de PA inferior a 120/80 mmHg en la mayoría de las personas. La hipertensión mal controladase asocia con un aumento de la morbimortalidad tardía.65,67 No hay estudios aleatorizados que comparen fármacos específicos tras la disección aórtica crónica. Los β-bloqueantes son los medicamentos más usados en la disección y podrían asociarse con mayor supervivencia (espe- cíficamente en la disección de tipo A).1,68 Los β -bloqueantes son los fármacos de primera elección por su efecto en la tensión aórtica y dP/dt, y se recomiendan incluso en pacientes sin hipertensión.17 El tratamiento β -bloqueante se asocia con menos necesidad de cirugía tardía en el seguimiento.65,67 Es posible que los antagonistas del calcio mejoren la supervivencia tras la disección de tipo B,68 y los inhibidores de la ECA podrían asociarse con tasas más bajas de episodios aórticos tardíos.67 También es importante dejar de fumar y la modificación de los factores de riesgo de enfermedad degenerativa.17 En muchos pacientes con disección se encuentra en último término una predisposición genética subyacente a padecer enfermedades aórticas. Algunos tienen características sindrómicas reconocidas como SMF o SLD; hay que buscar manifestaciones de estos trastornos en la exploración.13 La detección de ectasia dural –ensanchamiento o aumento del tamaño del canal dural, habitualmente en la columna lumbosacra– en la TC o RM a menudo indica un síndrome de aneurismas genéticos subyacente (p. ej., SMF, SLD) (fig. e63-28). Algunos pacientes tendrán una VAB subyacente, un trastorno familiar en el 9% de los casos; otros presentarán AAT familiar no sindrómico o síndromes de disección.12 Los estudios familiares exhaustivos señalan que el 20% de los individuos con un AAT o disección tendrán otro familiar de primer grado con enfermedad de la aorta torácica, y de ahí la importancia de la detección sistemática en familiares como describimos anteriormente.17 El tratamiento global a largo plazo tras una disección incluye las pruebas de imagen regulares de la aorta y sus ramas en busca de com- plicaciones, especialmente aumento de tamaño aneurismático (v. fig. e63-27). El cayado distal y la aorta descendente proximal son las áreas de máximo riesgo de formación tardía de aneurismas tras una disección aguda de aorta. Entre el 2 y el 13% de los pacientes requieren reintervenciones en los 5 años siguientes, y el riesgo asociado con la cirugía o intervención repetida a los 100 años de una disección aórtica de tipo A oscila entre el 16 y el 25%.58 Los protocolos típicos de seguimiento de la disección aguda son estudios de imagen con TC o RM a 1, 3, 6, 12, 18 y 24 meses y anualmente después, con intervalos según el tamaño de la aorta y los cambios de la dimensión aórtica a lo largo del tiempo.1,17 Hay que considerar la ARM para el seguimiento a largo plazo con el fin de evitar la exposición repetida a la radiación. Los factores de riesgo de formación tardía de aneurismas son dilatación aórtica, hipertensión, ausencia de resección de la luz falsa, diámetro más grande (> 22 mm) de la luz falsa, diámetro del desgarro de entrada superior a 10 mm y trombosis parcial de la luz falsa.37 Una luz falsa abierta y la aorta descendente dilatada (> 45 mm) son factores de riesgo de aneurisma y reintervención.2 Los pacientes con trombosis parcial de la luz falsa tienen más mortalidad en el seguimiento que aquellos cuya luz falsa está completamente abierta o totalmente trombosada.66 Puede producirse una presión mayor en la luz falsa en caso de trombosis parcial debido a la ausencia de desgarros de reentrada distal y conducir a la posterior expansión y mayor riesgo de rotura.66 Las proyecciones similares a úlceras (bolsas localizadas rellenas de sangre) que protruyen en la luz falsa trombosada en la TC se asocian con episodios aórticos tardíos. La RM con contraste de fase tetradimensional tal vez identifique pacientes en riesgo de dilatación de la aorta.37 FIGURA 63-22 Angiografía por resonancia magnética sagital con realce con gadolinio de una disección de tipo B antes de la aleatorización (A y B) y 5 años después de la reparación endovascular (C y D). La proyección de máxima intensidad sagital (A y C) y las reconstrucciones tridimensionales (B y D) muestran la remodelación completa de la aorta con el tiempo; la arteria subclavia izquierda se llena a través de colaterales tras la cobertura intencionada por el endoinjerto. (Tomado de Nienaber CA, Kische S, MD, Rousseau H, et al; INSTEAD-XL trial. Long-term results of the randomized Investigation of Stent Grafts in Aortic Dissection Trial. Circulation Cardiovasc Interv 2013;6:407-16.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1320 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII Muchos fallecimientos tardíos siguientes a la cirugía por disección aórtica resultan de la rotura de la arteria en la zona de la disección previa o por rotura de otro aneurisma en un lugar distante. Los aneurismas rela- cionados con la expansión de la luz falsa tienen paredes relativamente delgadas y un riesgo mayor de rotura que los aneurismas degenerativos. El crecimiento rápido de la aorta (> 5 mm/año) o un diámetro mayor de 60 mm son factores de riesgo de rotura.2 El momento oportuno para reparar la afectación aneurismática de la aorta residual depende de varios factores, como edad del paciente y estado médico general, tras- tornos concomitantes, proceso de enfermedad subyacente, velocidad FIGURA 63-23 Mortalidad cardiovascular del estudio INSTEAD-XL, que comparó el tratamiento endovascular con el tratamiento médico en la disección aórtica de tipo A no complicada. A. Se muestran las curvas de Kaplan-Meier de la mortalidad por todas las causas (muerte) y el análisis de Landmark con un punto crítico a los 24 meses después de la aleatorización hasta el final del estudio para los grupos con tratamiento médico óptimo (TMO) y TMO más reparación endovascular de la aorta torácica (REVAT). Tras 2 años de seguimiento, la REVAT reveló un beneficio pronóstico. B. Curvas de Kaplan-Meier de la mortalidad específica de la aorta (muerte) y análisis de Landmark con el punto crítico a los 24 meses después de la aleatorización hasta el final del estudio para los grupos de TMO y TMO + REVAT. Tras 2 años de seguimiento, la mortalidad observada era menor con REVAT que con TMO exclusivamente. C. Curvas de Kaplan-Meier de un criterio de valoración estimado de progresión y episodios adversos (muerte relacionada con la aorta, conversión e intervenciones complementarias, incluidas la segunda intervención de injerto-dispositivo endovascular, revisión de acceso, intervenciones periféricas) con un punto crítico a los 24 meses para los grupos con TMO y TMO + REVAT. Con la REVAT se observó menos progresión de la enfermedad en la fase final del seguimiento, en comparación con el TMO. HR, hazard ratio. (Tomado de Nienaber CA, Kische S, MD, Rousseau H, et al; INSTEAD-XL trial. Long-term results of the randomized Investigation of Stent Grafts in Aortic Dissection Trial. Circulation Cardiovasc Interv 2013;6:407-16.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1321 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de aumento de tamaño del aneurisma y tamaño absoluto de la aorta. Por lo general hay que evaluar una posible reparación en los pacientes con diámetro de la aorta descendente después de la disección que supera los5,5-6 cm, o si la velocidad de crecimiento aórtico supera 1 cm/año.1,17 En pacientes con un riesgo relativamente bajo y aquellos con ciertas enfermedades de AAT de origen genético es apropiada la reparación quirúrgica abierta ante diámetros menores de la aorta. Las modificaciones del estilo de vida son necesarias tras una disección aórtica. Las actividades isométricas, levantamiento de pesos incluido, provocan un aumento de la PA y tensión de la pared aórtica.34 Muchos tendrán que cambiar de trabajo, modificar sus actividades laborales o ser considerados incapacitados como resultado de la disección aórtica y/o enfermedad aórtica subyacente debido a las limitaciones de la actividad física. Sin embargo, los niveles bajos o moderados de muchos tipos de actividad física, sexo incluido, se consideran seguros, y la realización de ejercicio puede disminuir la depresión y reducir la PA.34 VARIANTES DE LA DISECCIÓN DE LA AORTA Además de la disección aórtica aguda los síndromes aórticos agudos incluyen el HIM y la UAP aórtica (v. fig. 63-10). Estos trastornos pueden ser idénticos a la disección aórtica clásica en cuanto a sus manifes- taciones y es posible que causen dolor torácico o dorsal agudo, pero tienen diferencias importantes en las pruebas de imagen y el tratamiento. El HIM se asocia con muchos de los factores de riesgo de la disección aórtica clásica, mientras que la UAP es más frecuente en la aorta des- cendente y se asocia con calcificaciones importantes y ateroesclerosis. Hematoma intramural aórtico El HIM aórtico es un tipo de síndrome aórtico agudo en el cual se desa- rrolla un hematoma en la capa media de la pared aórtica sin muestras de una lengüeta de íntima ni luz falsa.1,2,17,69 Los estudios de imagen ponen de manifiesto un engrosamiento circular o en forma de media luna de 5 mm o más en la pared de la aorta. Del 10 al 20% de los síndromes aórticos agudos están causados por un HIM, con una incidencia mayor en estudios asiáticos que en cohortes occidentales.70-72 El HIM afecta a la aorta ascendente en el 30% de los casos, al cayado en el 10% y a la aorta descendente en el 60-70%. Puede resultar de la rotura de los vasos propios y la hemorragia mural consiguiente. A favor de esta teoría está la localización del HIM en la media aórtica externa, en vez de la localización medial interna de la disección clásica. Es posible que un microdesgarro de la íntima ponga en marcha el HIM, y este desgarro sea demasiado pequeño para detectarse con la TC habitual. Esta característica podría conducir a una reentrada insignificante en la luz auténtica y a una luz falsa trombosada.1,71 El HIM se clasifica en tipo A o B igual que la disección aórtica clásica. Los síntomas y factores de riesgo del HIM recuerdan a los de la disección aórtica, con dolor torácico y/o dorsal agudo predominante. Un HIM ascendente puede provocar IA, hemopericardio o rotura, pero la mala perfusión es menos frecuente. La proximidad del HIM a la adventicia quizás explique la coexistencia frecuente de derrame pleural, derrame pericárdico y hematoma periaórtico, y subyace al mayor riesgo de rotura de la aorta.1,72 Las pruebas de imagen útiles para el diagnóstico de HIM son ETE, TC y RM.2 El ETT tiene una sensibilidad muy baja. Las características en el ETE del HIM son engrosamiento focal de la pared aórtica en forma de semiluna o circunferencial de 5 mm o más, luz aórtica excéntrica, calcificación de la íntima desplazada y áreas ecotransparentes en la pared aórtica sin lengüeta de íntima ni flujo en la pared de la aorta2 (figs. 63-24 y e63-29, y vídeos 63-19 a 63-21). En la TC sin contraste el HIM aparece como un área de alta atenuación (debido a la hemorragia) en la pared de la aorta (fig. e63-30), mientras que en la TCRC la pared aórtica muestra atenuación baja porque el contraste no penetra en la pared (v. fig. 63-24). La RM pone de manifiesto el engrosamiento focal de la pared aórtica, con ecocardiografía de gradiente y cine de contraste de fase que muestran ausencia de flujo en la pared (fig. e63-31). La alta intensidad de la señal en las imágenes de RM ponderada en T2 puede visualizarse por la sangre en la pared aórtica del HIM agudo. Las proyecciones similares a úlceras (PSU; bolsas localizadas rellenas de sangre que protruyen en el hematoma en la pared aórtica que quizás estén causadas por microdefectos de la íntima), el realce de contraste focal dentro del hematoma, un hematoma espeso y un gran diámetro aórtico se asocian con mayor riesgo de com- plicaciones del HIM1,69,71 (fig. e63-32). A diferencia de un aneurisma con trombo mural, el HIM posee una luz lisa y pared curvilínea (v. figs. 63-24, y e63-29 a e63-33). En ciertos casos resulta difícil diferenciar el HIM de una disección aórtica con trombosis de la luz falsa, trombo mural dentro de un aneurisma aórtico o ateroesclerosis aórtica grave. En el ETE ayuda a establecer esta distinción la identificación de la íntima –con frecuencia calcificada y ecodensa–. Un engrosamiento por debajo de la íntima indica HIM, mientras que el engrosamiento por encima de la íntima (en el lado luminal) tiene lugar con el trombo mural de un aneurisma. A diferencia de la ateroesclerosis aórtica el HIM no se asocia típicamente con irregularidades difusas de la superficie de la íntima aórtica a menos que esté relacionado con una úlcera penetrante. Los primeros estudios de Europa y EE. UU. describieron que los pacientes con HIM de tipo A tenían un riesgo alto de complicaciones, como disección aórtica (25-50%), hemopericardio y rotura, con una mortalidad superior al 30% con tratamiento médico exclusivo.72 Los trabajos de Asia han indicado un abordaje muy diferente en el tratamiento del HIM de tipo A –tratamiento médico, pruebas de imagen FIGURA 63-24 Hematoma intramural (HIM) de la aorta. A. Tomografía computa- rizada realzada con contraste que muestra un HIM de tipo A de la aorta. Obsérvense el hematoma circunferencial que afecta a la aorta ascendente (flechas superiores) y el hematoma semilunar de la aorta descendente (flechas inferiores). B. Vista de eje corto de un ecocardiograma transesofágico de la aorta descendente que muestra el típico engrosamiento en forma de media luna de la pared aórtica (flechas) en un HIM de tipo B agudo. C. Vista longitudinal de la aorta en un ecocardiograma transesofágico que muestra un HIM (flechas). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1322 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII consecutivas y observación minuciosa con ingreso prolongado como estrategia inicial– y recogen tasas de mortalidad bajas para muchos pacientes.71 Con este abordaje, no obstante, muchos pacientes con HIM de tipo A han progresado a disección patente (30-40%), hemopericardio o rotura que requieren cirugía urgente, complicaciones asociadas a una elevada mortalidad1,2,70,72 (v. fig. e63-33). Debido al potencial de com- plicaciones impredecibles y catastróficas se recomienda el tratamiento quirúrgico para el HIM de tipo A y el tratamiento médico en los pacientes con HIM de tipo B1,17,69,72 (v. vídeos 63-20 y 63-21). Un HIM descendente puede progresar a disección patente y formación tardía de aneurismas o bien reabsorberse por completo. En la tabla e63-3 se recogen los factores predictivos de complicaciones del HIM. El tratamiento del HIM localizado del cayado tiene que ser individualizado: algunos autores recomiendan el tratamiento médico inicial en este grupo. La tasa de mortalidad promedio a 30 días en el HIM de tipo B es del 4% en los tratados médicamente y el 16% en los que precisan cirugía. La mortalidad a los 3 años resultó del 14% en los pacientes contratamiento médico y el 23% en aquellos sometidos a intervención quirúrgica.1 Los pacientes con HIM de tipo B requieren vigilancia continuada tras la cirugía y mientras estén recibiendo tratamiento médico. La resolución completa de un HIM de tipo B se ha descrito en superior al 50% en algunas series, mientras que otros han progresado a disección patente (5%), disección localizada o PSU (25%), rotura (4%) o formación de aneurismas tardíos (27%).1 Se recomienda seguimiento con pruebas de imagen frecuentes cuando se observen PSU. Los factores predictivos de resolución del HIM de tipo B han sido edad más joven, diámetro menor de la aorta (< 4-4,5 cm), espesor del hematoma inferior a 1 cm y uso postoperatorio de β-bloqueantes.1,69,72 La cirugía o REVAT en el HIM de tipo B se reserva para complicaciones como dolor persistente, aneurisma aórtico, progresión, rotura inminente o rotura.1,69 No está claro el lugar de la REVAT en este trastorno porque no hay defecto de la íntima ni luz falsa abierta, aunque los resultados a medio plazo de pacientes seleccionados han sido favorables.69,70 Úlcera aórtica penetrante ateroesclerótica En la UAP, una lesión ateroesclerótica penetra en la media a través de la lámina elástica interna, a menudo asociada con un grado variable de HIM.1,2,17,69 Las UAP pueden dar lugar a seudoaneurismas, rotura de la aorta o aneurismas tardíos. Las úlceras aórticas son únicas o múltiples, y oscilan entre 5-25 mm de diámetro y 4-30 mm de profundidad. Las UAP son más frecuentes en la aorta descendente de media a distal que en el cayado o la aorta ascendente o abdominal.1,2 Aparecen UAP en el 2-7% de los pacientes sintomáticos con síndrome aórtico agudo.1,69,73 Los pacientes con UAP son típicamente ancianos y tienen enfermedad vascular concomitante, y muchos presentan también dilatación aneuris- mática en otra zona de la aorta, especialmente la aorta abdominal. Aunque hasta el 25% de las UAP se descubren accidentalmente en estudios de imagen, los síntomas típicos de UAP son dolor torácico o dorsal agudo, similar en su descripción al de la disección aórtica clásica. Si bien la UAP puede provocar disección aórtica, la mayoría de los pacientes no tienen IA, déficits de pulsos ni isquemia visceral. Las técnicas de imagen para UAP son TC, RM, ETE y aortografía. Los hallazgos de la TC son ulceración aórtica focal, HIM asociado y una íntima calcificada y desplazada1,2 (fig. 63-25). Típicamente aparece una protrusión hacia fuera similar a un cráter con bordes irregulares en caso de ateroesclerosis intensa. En algunos casos resulta difícil distinguir entre UAP con HIM de un HIM con PSU.1,2 Es posible que la TC también ponga de manifiesto derrame pleural, hemorragia mediastínica, aneurismas coexistentes, rotura contenida, seudoaneurismas y rotura patente. La mayoría de los pacientes tienen cierto grado de HIM. Cuando una UAP se asocia con disección aórtica, la disección suele afectar a un segmento corto de la aorta y presenta una lengüeta de íntima gruesa. Los hallazgos de RM en pacientes con UAP son áreas localizadas de alta intensidad de señal en la pared aórtica compatibles con HIM, engrosamiento focal de la íntima y PSU.2 El ETE demuestra ateroesclerosis aórtica con ulceración focal de la íntima, a menudo con hematoma.2 Las UAP tienen una evolución natural incierta, con variabilidad en la bibliografía según la selección de pacientes. Una UAP puede «estabi- lizarse» o dar lugar a complicaciones, como HIM, embolización distal, rotura de la aorta, seudoaneurisma (rotura contenida), disección aórtica o desarrollo de aneurismas saculares o fusiformes.1 En un estudio la tasa de crecimiento anual de las UAP era de 0,31 cm/año. Algunos trabajos recogen un aumento de tamaño gradual de la aorta y baja incidencia de complicaciones potencialmente mortales, mientras que otros señalan una incidencia elevada de complicaciones agudas.69,73 Por lo general, los pacientes con UAP ascendentes se someten a resección quirúrgica. Los pacientes estables con UAP de tipo B pueden tratarse médicamente con seguimiento estrecho y pruebas de imagen seriadas. Si se descubre una UAP asintomática, son necesarios estudios de imagen consecutivos para documentar su estabilidad.69 Los pacientes con dolor resistente o recidivante, HIM suprayacente o hemorragia periaórtica o aumento rápido del tamaño tienen un riesgo mayor de rotura y deberían someterse a tratamiento invasivo.1,17,69,73 Las indicaciones de REVAT o cirugía serían desarrollo de hemorragia, hematoma periaórtico, seudoaneurisma cre- ciente, formación de aneurismas saculares, dolor continuado o rotura.69 Los factores predictivos de progresión de la enfermedad son espesor creciente de la pared aórtica, cráteres ulcerosos mayores de 15-20 mm de diámetro o 10 mm de profundidad, hematoma aórtico creciente y derrame pleural creciente.69,74 El segmento corto afectado y la población de pacientes de alto riesgo hacen que la REVAT sea preferible a la RCA.69,73 De 310 pacientes con UAP tratados mediante REVAT, la mortalidad a los 30 días fue del 5% y la supervivencia a 1 año, del 91%.73 Las endofugas complican la REVAT por UAP en el 5-20% de los casos, aunque los estudios más recientes señalan menos riesgo.69,73,74 La mortalidad intrahospitalaria de UAP que precisan REVAT se estima en el 4-11%,74 y la mortalidad relacionada con la aorta se describe en el 4% a los 18 meses.73 Otros recogen una supervivencia a los 5 años del 65% tras una REVAT por UAP.1,69 FIGURA 63-25 Tomografía computarizada realzada con contraste que demuestra una úlcera aórtica penetrante (UAP) ateroesclerótica aguda. A. Imagen axial con la típica protuberancia hacia el exterior de la úlcera aórtica (flecha). B. Imagen sagital que pone de manifiesto la UAP (flecha) con un hematoma intramural asociado. Las UAP sintomáticas tienen un riesgo mayor de rotura aórtica y a menudo son susceptibles de reparación endovascular. (Tomado de Braverman AC. Aortic dissection. In Levine GN, editor. Color Atlas of Cardiovascular Disease. New Delhi, India: Jaypee Brothers Medical Publishers; 2015, pp 895-903.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1323 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . SÍNDROMES DE AORTOARTERITIS Infecciones bacterianas de la aorta Los aneurismas aórticos infectados (aneurismas micóticos) son un trastorno infrecuente pero mortal y representan menos del 1% de todos los aneuris- mas sometidos a cirugía.75 La infección puede deberse a la diseminación contigua de tejidos torácicos adyacentes, como mediastinitis, abscesos, ganglios linfáticos infectados, empiema o abscesos paravertebrales. Otras causas son émbolos sépticos de endocarditis y diseminación hematógena de bacterias en casos de sepsis o consumo de drogas i.v. La infección surge con más frecuencia en una aorta enferma, ya sea aneurismática, ateroes- clerótica o traumatizada debido a canalizaciones o suturas previas.75 Aunque la enfermedad a veces tenga un inicio insidioso, también puede seguir una evolución fulminante con rotura frecuente de aneurismas (> 50%) y alta tasa de mortalidad (> 25-50%). El tratamiento estándar ha con- sistido en resección del aneurisma, desbridamiento de los tejidos blandos infectados, antibióticos y reconstrucción arterial. La mayoría de los pacientes se somete a injertos aórticos in situ, mientras que otros reciben derivaciones extraa- natómicas. La REVAT es factible y en muchos pacientes, especialmente los de alto riesgo, sería una opción razonable.75-77 La tr íada clásica del aneurisma aórtico infectado consiste en fiebre; dolor abdominal, dorsalo torácico; y masa pulsátil dolorosa al contacto. La mayoría de estos pacientes, sin embargo, no tienen estos hallazgos patogno- mónicos. Los pacientes presentan fiebre y marcadores de inflamación. La bacteriemia es frecuente, pero los hemocultivos resultan negativos en más del 25% de los casos, especialmente tras el tratamiento antibiótico, y en algunos pacientes el organismo se determina solo después de la cirugía mediante cultivo y tinción de Gram de la pared aórtica.76,77 Los pacientes tienen con frecuencia un trastorno concomitante (p. ej., diabetes, otras enfermedades crónicas) o un estado inmunocomprometido, o tal vez estén recibiendo tratamiento crónico con corticoesteroides. Muchos han sido sometidos recientemente a interven- ciones digestivas o técnicas invasivas. Los aneurismas infectados afectan típicamente a la aorta infrarrenal. Los AAT infectados son menos frecuentes: por lo general afectan a la aorta des- cendente y se acompañan de rotura o seudoaneurismas.77 Las infecciones de injertos protésicos de aorta se producen en el 1-2% de los pacientes. Erosiones y fístulas injerto-entéricas son com- plicaciones frecuentes. Los microorganismos asociados con más frecuencia a los aneurismas aórticos infectados son Staphylococcus aureus y especies de Streptococcus y Sal- monella, pero también son posibles las infecciones por bacilos gramnegativos y hongos.75 Aunque Salmonella puede infectar un aneurisma aórtico ateroes- clerótico subyacente, este microbio es capaz de penetrar directamente en la íntima intacta de una pared aórtica normal y provocar arteritis y formación de aneurismas. Por este motivo el clínico siempre debe sospechar siembra aórtica subyacente en caso de bacteriemia por Salmonella. FIGURA 63-26 Características típicas de los aneurismas micóticos (AM) en la tomografía computarizada. A y B. Los AM se presentan clásicamente como protuberancias hacia el exterior focales de la pared vascular, como se observa en las imágenes axial (A) y sagital (B). En este caso, la pared aórtica está calcificada, lo que podría haber sido un nido para la infección. C y D. Los AM tienden a crecer rápidamente, como en este caso, con imágenes en la presentación inicial (C) y 2 semanas después (D). Obsérvense, asimismo, la irregularidad de la pared aórtica y el trombo mural. E. Los cambios inflamatorios son frecuentes, como en este caso, con gas en la pared aórtica en un AM debido a una infección por una diverticulitis adyacente. F. Los AM tienden a romperse. (Tomado de Deipolyi AR, Rho J, Khademhosseini A, Oklu R. Diagnosis and management of mycotic aneurysms. Clin Imaging 2016;40:256-62.) La TC, la RM y la aortografía pueden ser diagnósticas en pacientes con aneurismas aórticos infectados. Los aneurismas saculares resultantes de la degeneración rápida y focal de la pared arterial son los más frecuentes75 (figs. 63-26 y e63-34). Las características en la TC incluyen disrupción de la calcificación, engrosamiento irregular de la pared, masa periaórtica, realce en anillo y estriaciones periaórticas. La presencia de gas y erosión de cuerpos vertebrales es muy indicativa de infección. Los aneurismas infectados pueden complicarse por fístula aortocavas o aortoentéricas. También es posible que crezcan rápidamente y tiendan a romperse. Como la mayoría de los aneurismas descendentes y abdominales son ateroescleróticos, la ausencia de calcio en una aorta afectada quizás indica infección. Las características en la RM de los aneurismas infectados son masa de tejido blando, estriaciones y realce en anillo. También se han usado gammagrafías con leucocitos marcados con 111In. Es posible que la tomografía por emisión de positrones con fluorodesoxiglucosa (PET-FDG) ayude a diagnosticar aneurismas Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1324 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII micóticos e infecciones de injertos al detectar actividad hipermetabólica, y es capaz de seguir la respuesta al tratamiento antibiótico.2,75 Los aneurismas aórticos infectados no tratados habitualmente crecen y al final se rompen, a menudo con una progresión rápida. Las infecciones por Salmonella y otros gramnegativos tienen más tendencia a la rotura precoz y la muerte.77 La mortalidad global de los aneurismas aórticos infectados supera el 50% con tratamiento médico exclusivo. El tratamiento de los AAA infectados consiste en escisión o exclusión del tejido aórtico infectado, derivaciones in situ o extraanatómicas de la aorta y sus ramas, desbridamiento del tejido periaórtico infectado y tratamiento antibiótico prolongado. Muchos aneurismas infectados están en localizaciones inaccesibles a la reconstrucción extraanatómica convencional. Cuando los AAA infrarrenales se asocian con purulencia aórtica y periaórtica extensa, se realizan derivaciones extraanatómicas. Las derivaciones in situ se llevan a cabo más a menudo en pacientes con aneurismas suprarrenales o infrarrenales con purulencia mínima. Hay series quirúrgicas recientes que recogen una mortalidad a corto plazo del 10-40% y mayor mortalidad con la RCA de aneurismas micóticos de la aorta torácica.75-77 La supervivencia a los 2 años comunicada es del 60%.77 El 10% de los pacientes, aproximadamente, sufren infecciones posteriores de injertos, y las derivaciones extraanatómicas obtienen peores resultados que la reparación in situ.77 Puesto que muchos pacientes tienen un riesgo alto de complicaciones de la cirugía por aneurismas aórticos infectados, algunos aconsejan la reparación endovascular en pacientes seleccionados no candidatos a la RCA, ya sea como transición a la reparación abierta o como tratamiento definitivo77 (v. fig. e63-34). En una serie de 130 aneurismas micóticos aórticos tratados con reparación endovascular la mortalidad relacionada con infección fue del 19%, con supervivencias del 91, el 75, el 55 y el 41% tras 1, 12, 60 y 120 meses, respectivamente.77 Las infecciones de injertos-dispositivos endovasculares abdominales son infrecuentes, con una incidencia del 0,05-5%.78 Pueden producirse seudoaneurismas y crecimiento del aneurisma y rotura. El tratamiento incluye la retirada del injerto-dispositivo endovascular infectado. Lo más frecuente es usar injertos in situ empapados de antibiótico, y algunos pacientes requieren una derivación axilofemoral con escisión total del injerto y sobresutura del muñón aórtico.78 TUMORES PRIMARIOS DE LA AORTA Los tumores que afectan a la aorta torácica suelen originarse por invasión directa de cánceres o metástasis adyacentes, especialmente del pulmón y esófago. Los sarcomas aórticos primarios son absolutamente excepcionales y, por lo general, no se sospechan hasta que el examen histológico revela la neoplasia maligna. La edad media al diagnóstico es de 60 años, con predominio masculino.79 Son frecuentes los tumores de gran malignidad (87%), embolización arterial (47%) y enfermedad metastásica al diagnóstico (45%).79 Estos tumores se localizan con más frecuencia en la aorta descendente torácica y la abdominal. Los síntomas consisten en dolor, embolia, claudicación, isquemia visceral y síntomas generales. Con menos frecuencia estos tumores causan hemorragia o invaden estructuras adyacentes. Se han descrito tres grupos de tumores: intraluminales (polipoideos), de la íntima (derivados de células endoteliales o miofibroblastos) y de la adventicia (murales, fibrosarcomas). Los tumores intraluminales y de la íntima son los más frecuentes y se extienden por la pared interna de la aorta, apareciendo polipoideos en los estudios de imagen. Pueden acompañarse de embolia arterial aguda, con émbolos compuestospor una mezcla de tumor o trombo, o bien dar lugar a obstrucción arterial o afectación de arterias viscerales. Son posibles los émbolos ampliamente metastásicos. Los tumores de la adventicia (murales) son infrecuentes y crecen hasta afectar el tejido periaórtico y órganos adyacentes. Los tumores aórticos son de origen mesenquimatoso y comprenden angiosarcoma (37%), leiomiosarcoma (13%), tumor fibroso (7%) y sarcoma indiferenciado (39%). Es posible que la TC detecte tumores de la íntima (fig. e63-35), pero los hallazgos pueden imitar un ateroma protuberante. La RM se considera la modalidad de imagen más fiable y quizás sea capaz de diferenciar entre tumores y material ateromatoso. Si no hay metástasis, se recomienda la resección con recambio por un injerto protésico. Debido a la dificultad de lograr bordes amplios, los tumores tienen el potencial de recidivar localmente. El tratamiento paliativo de los tumores obstructivos consiste en endoarterectomía, injertos endovasculares y derivaciones extraanatómicas. En algunos casos se ha usado quimioterapia y radioterapia con éxito limitado. La mediana de la supervivencia es de 11 meses, con tasas de supervivencia a 1, 3 y 5 años del 47, el 17 y el 9%, respectivamente.79 PERSPECTIVAS FUTURAS Respecto a la enfermedad aórtica se han producido notables avances gracias a los descubrimientos de la ciencia básica, la experimentación animal, la genética, los consorcios clínicos y registros, y la inves- tigación translacional. Múltiples estudios de farmacoterapia en enfermedades con AAA degenerativos y trastornos de AAT heredables han hecho avanzar a la ciencia translacional y han estimulado nuevas propuestas en la patogenia, identificando posibles dianas del tratamiento. La asociación con organizaciones en defensa de pacientes ha mejorado el conocimiento público de la enfermedad aórtica. Las recientes directrices de tratamiento sobre enfermedades de la aorta torácica han impulsado la evaluación y el tratamiento de estos trastornos. Los grandes registros, como IRAD, GERAADA y GenTAC constituyen plataformas clínicas y trans- lacionales muy importantes para el conocimiento de la enfermedad aórtica. Los avances en las pruebas de imagen estructural y funcional de la aorta, con técnicas destinadas a comprender las fuerzas biomecánicas, características del flujo tetradimensional y la actividad biológica en la pared aórtica, son prometedores para el conocimiento y tratamiento de los pacientes con enfermedad aórtica. Los notables avances en la reparación endovascular, híbrida y por cirugía abierta han reducido la morbilidad y mortalidad de muchas enfermedades aórticas. La función del tratamiento endovascular en los aneurismas y la disección aguda y crónica probablemente se modificará con el tiempo a medida que se desarrollen injertos ramificados y sistemas de suministro de perfil más bajo. El tratamiento de la disección B no complicada con REVAT podría cambiar la evolución natural de este trastorno. Bibliografía Aorta normal 1. Erbel R, Aboyans V, Boileau C, et al. 2014 ESC guidelines on the diagnosis and treatment of aortic diseases: document covering acute and chronic aortic diseases of the thoracic and abdominal aorta of the adult. The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Aortic Diseases of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J. 2014;35(41):2873-2926. Aneurismas aórticos 2. Goldstein SA, Evangelista A, Abbara S, et al. Multimodality imaging of diseases of the thoracic aorta in adults: from the American Society of Echocardiography and the European Association of Cardiovascular Imaging. 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Se recomienda medir los diámetros en referencias anatómicas predeterminadas, perpendicularmente al eje longitudinal. (Nivel de evidencia: C.) 2. En caso de realizar pruebas de imagen repetidas de la aorta a lo largo del tiempo, para valorar cambios en el diámetro, se recomienda usar la modalidad de imagen con el menor riesgo de yatrogenia. (Nivel de evidencia: C.) 3. En caso de realizar pruebas de imagen repetidas de la aorta a lo largo del tiempo, para valorar cambios en el diámetro, se recomienda usar la misma modalidad de imagen con un método de medición similar. (Nivel de evidencia: C.) clase iib Los diámetros de la aorta pueden relacionarse con la superficie corporal, especialmente en los casos extremos de tamaño corporal. (Nivel de evidencia: B.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1326 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII Recomendación en pacientes con aneurisma aórtico2 clase iia En casos de aneurisma de la aorta abdominal (AAA) hay que considerar la ecografía dúplex para evaluar una posible enfermedad arterial periférica y aneurismas periféricos. (Nivel de evidencia: C.) EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD DE LA AORTA TORÁCICA AGUDA Recomendaciones para las pruebas de evaluación clase i 1. Hay que obtener un electrocardiograma (ECG) en todos los pacientes con síntomas que pudieran representar una disección aórtica aguda.1 a. Debido a la relativa infrecuencia de la oclusión de arterias coronarias relacionada con disección, la presencia de una elevación del segmento ST indicativa de infarto de miocardio (IM) debería tratarse como un episodio cardíaco primario sin retraso por la prueba de imagen aórtica definitiva a menos que el paciente tenga un riesgo alto de disección aórtica. (Nivel de evidencia: B.) 2. Se recomienda una prueba de imagen urgente y definitiva de la aorta con ecocardiograma transesofágico (ETE), tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) con el fin de identificar o descartar disección de la aorta en pacientes considerados de alto riesgo para este trastorno en la evaluación inicial.1 (Nivel de evidencia: B.) clase iia 1. En caso de sospecha de síndrome aórtico agudo (SAA) la interpretación de los biomarcadores siempre debe considerarse junto con la probabili- dad clínica preprueba.2 (Nivel de evidencia: C.) 2. En caso de baja probabilidad clínica de SAA hay que considerar que una concentración de dímero D negativa descarta el diagnóstico.2 (Nivel de evidencia: B.) 3. En caso de probabilidad clínica intermedia de SAA con prueba positiva del dímero D (en el punto de asistencia) hay que considerar otras pruebas de imagen.2 (Nivel de evidencia: B.) clase iii 1. Un hallazgo negativo en la radiografía de tórax no debería retrasar las pruebas de imagen aórtica definitivas en pacientes considerados de alto riesgo para la disección aórtica en la evaluación inicial.1 (Nivel de evidencia: C.) 2. En pacientes con alta probabilidad (índice de riesgo de 2 o 3) de disección aórtica no se recomienda la determinación del dímero D.2 (Nivel de evidencia: C.) Recomendaciones sobre los estudios de imagen diagnósticos clase i 1. La elección de una modalidad de imagen específica (TC, RM, ETE, ETT2) para identificar o descartar disección de la aorta debería basarse en variables del pacientes y capacidad institucional, incluida la dis- ponibilidad inmediata.1,2 (Nivel de evidencia: C.) 2. Cuando existe una sospecha clínica alta de disección aór tica aguda pero los hallazgos de la prueba de imagen aórtica inicial son negativos, hay que obtener un segundo estudio de imagen.1,2 (Nivel de evidencia: C.) 3. En caso de disección aórtica de tipo B no complicada tratada médica- mente se recomienda repetir la pruebade imagen (TC o RM) los primeros días.2 (Nivel de evidencia: C.) Recomendaciones sobre el hematoma intramural (HIM) sin defecto de la íntima o úlcera aórtica penetrante (UAP) clase i 1. En todos los pacientes con HIM o UAP se recomienda el tratamiento médico, incluido alivio del dolor y control de la presión arterial.2 (Nivel de evidencia: C.) 2. En caso de HIM o UAP de tipo A está indicada la cirugía urgente.2 (Nivel de evidencia: C.) 3. En caso de HIM o UAP de tipo B se recomienda el tratamiento médico inicial bajo vigilancia estrecha.2 (Nivel de evidencia: C.) clase iia 1. Es razonable tratar el HIM de forma similar a la disección aórtica en el segmento correspondiente de la aorta.1 (Nivel de evidencia: C.) 2. En el HIM o UAP de tipo B complicados hay que considerar la reparación endovascular de la aorta torácica (REVAT).2 (Nivel de evidencia: C.) clase iib En el HIM o UAP de tipo B complicados puede considerarse la cirugía.2 (Nivel de evidencia: C.) TRATAMIENTO QUIRÚRGICO Y ENDOVASCULAR SEGÚN LA LOCALIZACIÓN DE LA ENFERMEDAD Aorta ascendente y senos aórticos recomendaciones para pacientes asintomáticos con aneurismas de la aorta ascendente Clase I 1. Los pacientes asintomáticos con un aneurisma de la aorta torácica (AAT) degenerativo, disección aórtica crónica, HIM, UAP, aneurisma micótico o seudoaneurisma que son por lo demás candidatos idóneos y cuyo diámetro de la aorta ascendente o seno aórtico es de 5,5 cm o mayor deberían ser evaluados para la reparación quirúrgica.1 (Nivel de evidencia: C.) 2. La cirugía está indicada en pacientes con aneurisma de la raíz aórtica, un diámetro máximo de la aorta de 50 mm o más en pacientes con síndrome de Marfan.2 (Nivel de evidencia: C.) 3. Los pacientes que vayan a someterse a reparación o recambio de la válvula aórtica y que tengan una aorta ascendente o raíz aórtica mayor de 4,5 cm deberían considerarse para la reparación concomitante de la raíz aórtica o recambio de la aorta ascendente.1 (Nivel de evidencia: C.) Clase IIa 1. Es razonable el recambio programado de la aorta en pacientes con síndrome de Marfan, otras enfermedades genéticas o válvula aórtica bicúspide (VAB) cuando el cociente entre el área máxima de la aorta ascendente o raíz aórtica en centímetros cuadrados y la talla del paciente (en metros) sea mayor de 10.1 (Nivel de evidencia: C.) 2. Es razonable que los pacientes con síndrome de Loeys-Dietz o una mutación confirmada de TGFBR1 o TGFBR2 se sometan a reparación aórtica cuando el diámetro de la aorta llegue a 4,2 cm o más según el ETE (diámetro interno) o 4,4-4,6 cm o más en la TC o RM (diámetro externo).1 (Nivel de evidencia: C.) 3. En pacientes de talla baja con síndrome de Turner y enfermedad con VAB el valor absoluto del diámetro de la raíz aórtica o aorta ascendente quizás no prediga el riesgo de disección aórtica, así como un índice de diámetro aórtico superior a 2,5 cm/m2. Además, en un estudio de pacientes con enfermedad por VAB, un cociente entre el área transversal aórtica máxima y la talla superior a 10 cm2/m también era predictivo de disección aórtica.1 (Nivel de evidencia: B-NA.) recomendaciones para los aneurismas del cayado aórtico Clase IIa En pacientes con bajo riesgo quirúrgico en los que esté presente un aneuris- ma degenerativo aislado del cayado aórtico, el tratamiento quirúrgico es razonable para pacientes asintomáticos cuando el diámetro del cayado supere 5,5 cm.1,2 (Nivel de evidencia: B.) Aorta descendente torácica y aorta toracoabdominal recomendaciones para los aneurismas de la aorta descendente torácica y aorta toracoabdominal Clase I 1. En pacientes con disección crónica, especialmente si se asocia con un trastorno del tejido conjuntivo, ausencia de enfermedades concomitantes significativas y un diámetro de la aorta descendente torácica superior a 5,5 cm se recomienda la reparación abierta.1 (Nivel de evidencia: B.) 2. En pacientes con AAT descendente degenerativos o traumáticos mayores de 5,5 cm, aneurismas saculares o seudoaneurismas postoperatorios, hay que considerar en gran medida la REVAT si es factible.1 (Nivel de evidencia: B.) 3. En pacientes con aneurismas toracoabdominales en los cuales las opciones de REVAT son limitadas y la morbilidad quirúrgica es elevada se recomienda la cirugía programada si el diámetro aórtico supera 6 cm, o menos en caso de que esté presente un trastorno del tejido conjuntivo como el síndrome de Marfan o Loeys-Dietz.1 (Nivel de evidencia: C.) Clase IIa 1. Hay que considerar la REVAT en pacientes con AAT descendente con un diámetro máximo de 55 mm o más.2 (Nivel de evidencia: C.) 2. Cuando la REVAT no sea posible técnicamente, hay que plantear la cirugía en pacientes con AAT descendente de un diámetro máximo de 60 mm o más. (Nivel de evidencia: C.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1327 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . ASESORAMIENTO Y TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES AÓRTICAS CRÓNICAS EN LA GESTACIÓN Recomendaciones para el asesoramiento y tratamiento de las enfermedades aórticas crónicas en la gestación1 clase i 1. Las mujeres con síndrome de Marfan y dilatación de la aorta, así como las pacientes sin síndrome de Marfan que tengan enfermedad aórtica conocida, deben recibir asesoramiento sobre su riesgo de disección aórtica, además de la naturaleza heredable de la enfermedad, antes de la gestación. (Nivel de evidencia: C.) 2. En mujeres gestantes con dilatación de la aorta torácica conocida o una predisposición familiar o genética a la disección aórtica se recomienda un control estricto de la presión arterial, específicamente para prevenir hipertensión de estadio II. (Nivel de evidencia: C.) 3. En todas las mujeres gestantes con dilatación conocida de la raíz aórtica o la aorta ascendente se recomienda la medición ecocardiográfica mensual o bimensual de las dimensiones de la aorta ascendente hasta el parto con el fin de detectar el crecimiento de la aorta. (Nivel de evidencia: C). 4. Las pacientes gestantes con aneurismas aórticos deberían ser atendidas en el parto en centros con cirugía cardiotorácica disponible. (Nivel de evidencia: C.) clase iia El parto mediante cesárea es razonable en pacientes con aumento de tamaño significativo de la aorta, disección o insuficiencia aórtica grave. (Nivel de evidencia: C.) clase iib Si se documenta una dilatación aórtica progresiva o insuficiencia aórtica progresiva puede considerarse la cirugía profiláctica. (Nivel de evidencia: C.) Recomendaciones para el seguimiento de la enfermedad aórtica torácica en pacientes con reparación previa1 clase iia 1. Es razonable la TC o RM de la aorta torácica tras una disección aórtica de tipo A o B o después de la reparación profiláctica de la raíz aórtica/ aorta ascendente. (Nivel de evidencia: C.) 2. Es razonable la TC o RM de la aorta después de 1, 3, 6 y 12 meses de una disección y a continuación anualmente si está estable de modo que sea posible detectar posibles aumentos de tamaño peligrosos en el momento oportuno. (Nivel de evidencia: C.) DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE PACIENTES CON ENFERMEDAD AÓRTICA TORÁCICA: SÍNDROMES GENÉTICOS ASOCIADOS CON ANEURISMAS Y DISECCIÓN DE LA AORTA TORÁCICA Recomendaciones para los síndromes genéticos1 clase i 1. Se recomienda realizar un ecocardiograma al diagnóstico del síndrome de Marfan para determinar los diámetros de la raíz aórtica y aorta ascendente, y posteriormente a los 6 meses con el fin de establecer la tasa de aumento de tamaño de la aorta. (Nivel de evidencia: C.) 2. Se recomiendan pruebas de imagen anuales para los pacientes con síndromede Marfan una vez documentada la estabilidad del diámetro aórtico. Si el diámetro aórtico máximo es de 4,5 cm o superior o si el diámetro aórtico muestra un crecimiento significativo respecto a la situación basal, hay que plantear pruebas de imagen más frecuentes. (Nivel de evidencia: C.) 3. Los pacientes con síndrome de Loeys-Dietz o una mutación genética confirmada que sabemos que predispone a los aneurismas y disecciones de aorta (p. ej., TGFBR1, TGFBR2, FBN1, ACTA2, MYH11) deberían someterse a una prueba de imagen aórtica completa al diagnóstico inicial y 6 meses después con el fin de establecer si está aumentando de tamaño. (Nivel de evidencia: C.) clase iia En mujeres con síndrome de Marfan que estén planteándose la gestación es razonable recambiar profilácticamente la raíz aórtica y aorta ascendente si el diámetro supera los 4 cm. (Nivel de evidencia: C.) clase iib En pacientes con síndrome de Turner y factores de riesgo adicionales, incluidas VAB, coartación de la aorta o hipertensión, y en aquellas que intentan quedarse embarazadas o que lo consiguen podría ser razonable realizar pruebas de imagen del corazón y la aorta para ayudar a determinar el riesgo de disección aórtica. (Nivel de evidencia: C.) Recomendaciones sobre las pruebas genéticas en enfermedades aórticas clase i 1. Se recomiendan las pruebas de imagen aórtica en familiares de primer grado de pacientes con AAT y/o disección para identificar a aquellos con enfermedad asintomática.1 (Nivel de evidencia: B.) 2. Si se identifica el gen mutado asociado con aneurisma aórtico o disección en un paciente, los familiares de primer grado deben recibir asesoramiento y pruebas. A continuación, solo los familiares que tengan la mutación genética se someten a pruebas de imagen de la aorta.1 (Nivel de evidencia: C.) 3. Se recomienda estudiar a los familiares de primer grado de un paciente con síndrome de aneurisma y disección de la aorta torácica (ADAT) para identificar una forma familiar en la que todos los familiares tengan una probabilidad del 50% de ser portadores de la mutación familiar.2 (Nivel de evidencia: C.) 4. Una vez que exista una sospecha elevada de una forma familiar de ADAT se recomienda derivar el paciente a un genetista para el estudio familiar y pruebas moleculares.2 (Nivel de evidencia: C.) La variabilidad en la edad de inicio obliga a la evaluación cada 5 años de los familiares en riesgo «sanos» hasta establecer o descartar el diagnóstico (clínico o molecular).2 (Nivel de evidencia: C.) clase iia 1. Si se encuentra que uno o más de los familiares de primer grado de un paciente con AAT y/o disección conocida tienen dilatación, aneurisma o disección de la aorta torácica, es razonable realizar pruebas de imagen a los familiares de segundo grado.1 (Nivel de evidencia: B.) 2. En el ADAT no sindrómico familiar hay que considerar la detección sistemática de posibles aneurismas, no solo en la aorta torácica sino también en todo el árbol arterial, incluidas las arterias cerebrales.2 (Nivel de evidencia: C.) clase iib Puede considerarse la secuenciación de genes conocidos por causar AAT y/o disección familiares en pacientes con antecedentes familiares y características clínicas asociadas con mutaciones en estos genes.1 (Nivel de evidencia: B.) Recomendaciones sobre la válvula aórtica bicúspide y variantes congénitas asociadas en adultos1 clase i 1. Los familiares de primer grado de pacientes con VAB, inicio prematuro de enfermedad aórtica torácica con factores de riesgo mínimos o una forma familiar de AAT y disección deberían ser evaluados en busca de VAB y enfermedad de la aorta torácica asintomática. (Nivel de evidencia: C.) 2. Todos los pacientes con VAB deberían someterse a la evaluación de la raíz aórtica y aorta torácica ascendente en busca de indicios de dilatación de la arteria. (Nivel de evidencia: B.) Recomendaciones sobre trabajo y estilo de vida en pacientes con enfermedad de la aorta torácica1 clase iia En pacientes con un AAT o disección actual o disección aórtica reparada anteriormente son razonables las restricciones laborales y del estilo de vida, como abstención de levantar pesos extenuantes, esfuerzos o ejercicios que requieran una maniobra de Valsalva. (Nivel de evidencia: C.) Bibliografía 1. 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