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Icono, lndice y Símbolo En semiótica, se distinguen tres tipos fundamentales de signos: íconos, índices y símbolos. Un signo, o representamen, es el primero de una relación triádica que está genuinamente vinculado con un segundo llamado objeto, de manera que puede inducir a un tercero, denominado interpretante, a asumir una relación triádica similar con el objeto. Esta relación triádica implica que los tres miembros están interconectados, y no se trata simplemente de relaciones entre dos elementos. El interpretante no puede simplemente relacionarse de manera diádica con el objeto, sino que debe reflejar la misma estructura triádica que el representamen. Un ícono es un tipo de representamen cuya cualidad representativa es una primeridad inherente a él como primer elemento. Esto significa que posee una cualidad que lo hace apto para representar algo debido a su similitud con ello. Los íconos pueden ser imágenes materiales o conceptuales que representan su objeto predominantemente por su similitud con él. Por ejemplo, una fotografía es un ícono ya que es similar al objeto que representa. Los íconos pueden clasificarse según las cualidades primordiales que comparten. Aquellos que comparten cualidades simples se llaman imágenes; los que representan relaciones diádicas entre las partes de algo se llaman diagramas; y los que representan el carácter representativo de un signo por medio de un paralelismo con otra cosa se llaman metáforas. En resumen, los íconos son un tipo de signo que representa su objeto principalmente por su similitud con él. Pueden ser imágenes visuales o conceptuales que comparten cualidades primordiales con su objeto, y son fundamentales en la comunicación directa de ideas. lndices genuinos e indices degenerados Los índices genuinos y los índices degenerados son conceptos fundamentales en la semiótica de Charles Sanders Peirce. Un índice, también llamado Sema, es un tipo de representación cuyo carácter representativo radica en su conexión directa con su objeto. Si esta conexión es de naturaleza existencial, es decir, si el índice realmente se relaciona con su objeto, entonces se considera un índice genuino. Por otro lado, si la conexión es de tipo referencial, el índice se clasifica como degenerado. Para que un índice genuino cumpla su función representativa, tanto el índice como su objeto deben ser existentes individuales, ya sean personas, cosas u otros elementos. Además, su interpretante inmediato debe tener el mismo carácter existencial. Es importante destacar que un índice genuino puede contener elementos de primeridad, lo que implica que puede incluir íconos como parte de su constitución. Por otro lado, un índice degenerado es aquel que representa sus propios caracteres, pero de manera indirecta o derivada. Peirce proporciona ejemplos ilustrativos de índices en diversas situaciones cotidianas. Desde señales físicas, como los golpecitos en una puerta cerrada, hasta fenómenos naturales, como el tronar, que actúan como indicadores de eventos o condiciones específicas. Asimismo, objetos como un barómetro o una veleta se consideran índices debido a su conexión real con lo que representan, ya sea la lluvia próxima o la dirección del viento, respectivamente. Además de objetos físicos, Peirce también incluye palabras y expresiones lingüísticas como índices. Por ejemplo, los pronombres demostrativos y relativos, como "esto" o "quien", cumplen la función de dirigir la atención del receptor hacia un objeto específico, estableciendo así una conexión real entre la mente y el objeto referido. De manera similar, las preposiciones y los giros preposicionales también se consideran índices, ya que indican relaciones espaciales o temporales que pueden ser comprendidas mediante la experiencia directa. En resumen, los índices genuinos y degenerados son tipos de representaciones semióticas que se basan en la conexión directa o indirecta con sus objetos. Peirce utiliza una amplia gama de ejemplos para ilustrar cómo los índices están presentes en nuestra vida cotidiana y en el lenguaje, desempeñando un papel crucial en la comunicación y la interpretación de significados. La naturaleza de los Símbolos La naturaleza de los símbolos se define en el texto como representaciones que tienen la capacidad de determinar su interpretación. Esto significa que todas las palabras, oraciones, libros y otros signos convencionales son considerados símbolos. Por ejemplo, al escribir o pronunciar la palabra "hombre", lo que se está haciendo es replicar o corporizar la palabra misma, que en realidad no tiene una existencia tangible, sino que su realidad radica en el hecho de que los existentes se ajustarán a su significado debido a un hábito o ley adquirida. Un símbolo se considera una ley o regularidad del futuro indefinido, cuyo interpretante debe ser susceptible de la misma descripción y debe ser el objeto inmediato en su totalidad. Esto implica que un símbolo puede incluir tanto índices como iconos, y su significado puede evolucionar con el tiempo y la experiencia. Existen dos maneras en las cuales un símbolo puede tener como objeto una cosa de existencia real: primero, la cosa puede conformarse al símbolo, ya sea accidentalmente o debido a un hábito en desarrollo; y segundo, el símbolo puede tener un índice que forme parte de él. Sin embargo, el objeto inmediato de un símbolo solo puede ser otro símbolo, y cuando posee en su naturaleza otro tipo de objeto, esto solo puede ocurrir en una serie infinita de repetición. Hay dos clases de símbolos degenerados: el símbolo singular, cuyo objeto es un ente individual y significa solo caracteres que pueden ser realizados por ese ente individual; y el símbolo abstracto, cuyo objeto único es un carácter. En resumen, un símbolo es un signo naturalmente apto para declarar que un conjunto de objetos denotado por un conjunto de índices está representado por un ícono asociado con él. Los símbolos crecen y se desarrollan a partir de otros signos, especialmente íconos, y su significado puede evolucionar con el tiempo y la experiencia. Signo El concepto de signo en semiología se refiere a cualquier elemento que determina a otro a referirse a un objeto de la misma manera. Este proceso puede repetirse infinitamente, dando lugar a una serie de interpretantes sucesivos. Sin embargo, esta serie requiere la intervención de la conciencia inteligente para su continuación. Si la serie de interpretantes sucesivos se detiene, el signo se vuelve al menos imperfecto. Si una conciencia individual pierde todo recuerdo o efecto significativo del signo, resulta imposible descubrir que alguna vez tuvo esa idea. En términos más específicos, un signo puede ser un ícono, un índice o un símbolo. Un ícono es un signo que posee significado incluso si su objeto no existe, como un dibujo que representa una línea geométrica. Un índice es un signo cuyo significado depende de la existencia de su objeto, pero que conserva su carácter de signo incluso sin un interpretante. Por ejemplo, un agujero en la tierra puede ser un índice de un disparo, ya que sin el disparo no habría agujero, pero el agujero existe independientemente de que se le atribuya a un disparo. Finalmente, un símbolo es un signo cuyo significado depende totalmente de su interpretante, como las palabras habladas que solo tienen significado en virtud de ser comprendidas como tales. Indice En semiología, un índice es un tipo de signo que se refiere a su objeto no por similitud o analogía con él, ni por asociación con los caracteres generales que el objeto pueda tener, sino porque está en conexión dinámica con el objeto individual y con los sentidos o la memoria de la persona para quien sirve como signo. Por ejemplo, cuando alguien dice "Hay un incendio", el receptor pregunta "¿Dónde?" y la respuesta de señalar con el dedo el fuego establece una conexión dinámica entre el dedo y el incendio, dirigiendo la atención del receptor hacia el mismo. Los índices tienen tres rasgos característicos distintivos: primero, carecen de similitud significativacon su objeto; segundo, se refieren a entes individuales, unidades individuales, conjuntos unitarios de unidades o continuidades individuales; tercero, dirigen la atención a sus objetos por una compulsión ciega. Sin embargo, es difícil encontrar un índice absolutamente puro, ya que la mayoría de los signos poseen alguna cualidad indicial. Desde el punto de vista psicológico, la acción de los índices se basa en asociaciones por contigüidad y no en asociaciones por similitud o en operaciones intelectuales. Simbolo En semiología, un símbolo es un tipo de signo que se constituye como tal principalmente por el hecho de que es utilizado y entendido como tal, ya sea por un hábito natural o por convención, sin importar los motivos que originalmente llevaron a su selección. Este concepto ha sido utilizado por Aristóteles en varias de sus obras, como el Peri Hermeneias y el Sophistici Elenchi. El término "thema", propuesto por Burgersdicius en 1635 en su obra de lógica, se refiere a aquello que puede ser propuesto al entendimiento para ser reconocido, lo que Aristóteles a veces expresa vagamente como "hóyoa", el objeto inmediato de un pensamiento, un significado. Este término tiene la naturaleza de un signo que se vuelve significante debido a un carácter que reside en el hecho de que será interpretado como un signo. Es decir, un tema es un signo que, al igual que una palabra, está conectado con su objeto mediante una convención, un instinto natural o un acto intelectual que lo toma como representante de su objeto, sin necesidad de una conexión factual entre el signo y el objeto. Si este es el significado que Burgersdicius quiso dar a su "thema", entonces se trata del mismo concepto que se pretende transmitir con el término "símbolo".